
Luego de la larga reunión en que el directorio del FMI aprobó un desembolso de cerca de USD 3.800 millones para la Argentina dado el cumplimiento de las metas de acumulación de reservas y de financiamiento monetario del déficit por parte del Banco Central, y de un comunicado en el que la directora del organismo, Kristalina Georgieva, insistió en la necesidad de que el gobierno fortalezca el control del gasto y aplique una política de subsidios “más eficiente”, fuentes del organismo explicaron la lógica con que tanto el equipo económico como el organismo contemplan la actual situación de la economía.
“Reconocemos que la actual situación es muy frágil, que la inflación, de 6 a 7% mensual es muy alta y que el nivel de reservas del Banco Central es insuficiente”, señalaron. A su vez, el organismo también tomó nota de las medidas fiscales y monetarias del equipo de Sergio Massa, como la reducción del ritmo de crecimiento del gasto y la decisión con que el Banco Central aumentó las tasas de interés llevándolas por sobre la tasa de inflación, con una tasa efectiva superior al 100% anual.
El Fondo cree que 2022 cerrará con una inflación del 95% y, en línea con el presupuesto que Economía remitió al Congreso, que en 2023 la inflación seria del 60% anual, pero solo si se sostienen las medidas de control del gasto y la emisión monetaria, el gobierno tiene apoyo político para mantenerse en ese carril y la política económica gana credibilidad entre los agentes económicos.
Un funcionario explicó que, a diferencia de otros acuerdos, el actual no es un programa de estabilización con ancla cambiaria, pues la Argentina no tiene reservas suficientes para hacerlo y debe mantener un tipo de cambio suficiente para mantener una balanza comercial positiva y así aumentar las reservas del Banco Central. Además, hay fuerte inercia inflacionaria, debido a tantos años de alta inflación y siguen habiendo expectativas de devaluación debido a que –reconocen en el Fondo- la brecha cambiaria sigue siendo “muy alta”.
Así las cosas, apuntaron, bajar la inflación solo es posible muy gradualmente, siempre a condición de que la política económica gane credibilidad y mantenga “apoyo político”, algo en que los funcionarios del Fondo hacen muchísimo énfasis, con un ojo en las críticas que ya asomaron por parte del kirchnerismo.
Los números del gradualismo
En números, el gradualismo al que apuestan el Fondo y el equipo económico apunta es que la inflación se reduzca de los actuales niveles del 6 al 7% mensual a 3,5% al mes hacia fines del año próximo. De ahí tanta insistencia en el apoyo político de todos los sectores de la coalición de gobierno, a pesar de las urgencias políticas y electorales de un 2023 en el que estará en juego la presidencia de la Nación.
“Tomará tiempo reducir la inflación, no es algo mágico, es imprescindible el apoyo político”, insisten en el organismo. Otras cuestiones que precisaron luego del desembolso de USD 3.800 millones aprobado ayer, es que la aprobación de metas del tercer trimestre se limitó a la acumulación de reservas y el financiamiento monetario por parte del Banco Central, no así a los resultados fiscales al 30 de septiembre, que aún se desconocen.

Y los “waivers”, explicaron, fueron puramente técnicos, por una ligera variación en los “criterios de desempeño” y el visto bueno, ya conversado con Massa en su anterior visita a Washington, al mecanismo del dólar soja. Por principio, el Fondo no aprueba sistemas de tipo de cambio múltiples, salvo que sean “necesarios” y “transitorios”, filtros que pasó el mecanismo del dólar soja.
Waivers “técnicos”
“Los waivers (en español, dispensa o perdón) fueron puramente técnicos, no por incumplimiento de metas”, subrayaron desde la sede del Fondo, en la calle 19 de Washington, además de elogiar las medidas tomadas por el equipo de Massa desde que asumió. “Hizo un muy buen trabajo”, dijeron, apuntando a la reducción del ritmo de crecimiento del gasto y de los atrasos fiscales, una de los trucos a los que había recurrido Guzmán para dar por cumplida la revisión anterior. La tercera revisión del acuerdo, explicaron, se completará recién cuando se conozcan los datos fiscales de septiembre.
En cuanto a las metas de acumulación de reservas, el Fondo y el equipo económico hicieron un leve ajuste al acuerdo original. La meta para fines de 2023, de una acumulación de USD 9.800 millones, se mantiene, pero la de 2022 se reduce de USD 5.800 a 5.000 millones y la de 2023 se incrementa de USD 4.000 a 4.800 millones, y debería ocurrir mayormente en la primera mitad del año.
Los datos fiscales que faltan conocer, al 30 de septiembre, dijo un funcionario muy ligado al acuerdo con la Argentina, son “muy importantes por la perspectiva que aportarán hacia diciembre y si se mantiene el apoyo político para cumplir las metas de 2,5% de déficit este año y de 1,9% el año próximo”.
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