El macrismo y sus 3 récords negativos en una semana

El más importante, o si se quiere el más sensible para la gente, el Indec informó que el índice total de salarios nominales de la economía (incluyendo a los trabajadores en blanco y en negro) fue en octubre un 23% superior al de diciembre de 2017, y 26,2% más alto que en igual mes del año previo. La inflación en esos períodos fue de 39,5% y 45,9%, respectivamente

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El Presidente inaugura obras justo cuando el Indec midió la peor caída de la actividad de la construcción en casi 10 años (Jorge Wohlert)
El Presidente inaugura obras justo cuando el Indec midió la peor caída de la actividad de la construcción en casi 10 años (Jorge Wohlert)

Considerando que la inflación de los primeros diez meses del año fue del 39,5%, y que la de los 12 meses anteriores ascendió a 45,9%, los datos sobre variación de los salarios significan que los trabajadores perdieron en promedio 11,8% de poder adquisitivo en 10 meses de 2018 y 13,5% desde octubre del año previo.

Sin duda alguna es el peor registro de los últimos 15 años. Si se contaran con series estadísticas homogéneas es probable que el récord se extienda incluso más atrás que el 2002.

Y no hay que descartar que el derrumbe del poder de compra del tercer año del gobierno de Cambiemos se haya agudizado algo más en noviembre y en diciembre, que acumularán (el próximo 15 se sabrá cuál fue la inflación de diciembre) un alza del costo de vida de alrededor de 6 por ciento.

Precisamente, un segundo récord negativo será el de la inflación, cuando el martes 15 se conozca el dato de diciembre. Suponiendo que arroje un 3%, los precios al consumidor habrán subido en el último año 47%, siete puntos más que en 2002 y ocho puntos y medio más que la medición promedio que hicieron en 2014 las consultoras privadas para reemplazar las mentiras del Indec. ¿Será tan caradura Guillermo Moreno como para decir ahora que el 47% de inflación de 2018 duplica la estadística oficial de 2014?

¿Será tan caradura Guillermo Moreno como para decir ahora que el 47% de inflación de 2018 duplica la estadística oficial de 2014?

Está recontra-trillado marcar el gran pifie que tuvo Mauricio Macri durante la campaña de 2015 y en los primeros tiempos de su mandato respecto a lo fácil que le sería bajar la inflación. No obstante ese enorme desacierto, y lo que es peor, lo que implica el fracaso en materia inflacionaria para la población, es ilustrativo poner el asunto en contexto histórico.

La historia de la inflación en la Argentina y sus causas

En un muy buen libro de divulgación que acaba de publicar, Victoria Giarrizzo repasa que "en los últimos 74 años, desde 1945 hasta 2018, sólo hubo 13 años de estabilidad, entendiendo por estabilidad una inflación menor al 10% anual". Ocho de esos años corresponden a la Convertibilidad (1994-2001), con todo el costo en términos productivos y sociales asociados a esa estabilidad, y dos al kirchnerismo (2004-2005), que al principio supo aprovechar el colchón devaluatorio, la baja presión salarial propia de un enorme desempleo, la altísima capacidad ociosa, y los superávits gemelos que había heredado.

Pero en los otros 61 años, 48 tuvieron una inflación mayor al 20%, y 18 con alza de precios superior al 90%. Si a esto se lo considera hiperinflación (discutible pero válido para lo que sigue), en los últimos 74 años hubo más años de hiperinflación (18) que de estabilidad (13).

En los últimos 74 años hubo más años de hiperinflación (18) que de estabilidad (13)

Antes de pasar al tercer récord negativo del macrismo, es útil detenerse en algunas consideraciones del libro de Giarrizzo, titulado Atrápame Si Puedes – El Secreto de la Inflación Argentina. Desprovista de dogmatismo, esta profesional que dirige el Centro de Economía Regional y Experimental, no se queda en ninguna de las burdas explicaciones monocausales de esta enfermedad argentina, como que sólo se trataría de un fenómeno monetario que obedece a un desequilibrio fiscal; o que la culpa la tienen los perversos formadores de precios junto con los productores oligopólicos y monopólicos.

Sin negar los efectos del déficit fiscal, de la emisión, de la concentración económica, de la recurrente escasez de divisas y de varios otros motivos que explora y explica, desde un principio el libro sostiene: "Por cualquier camino llegaremos a un mismo punto. La economía argentina carece de un valor esencial para combatir la inflación: cooperación. Y de un elemento imprescindible: un modelo de desarrollo productivo basado en inversión tecnológica, que permita exportar, ampliar la oferta de bienes, reducir la dependencia de insumos importador, bajar los costos de producción y aumentar la riqueza del país para dejar de financiarnos con emisión y deuda".

Incluso señala como punto de partida histórico de la inflación de los últimos 74 años la "lucha distributiva impulsada por Juan Domingo Perón con las políticas sociales destinadas a mejorar el ingreso del trabajador y transferir riqueza de las clases empresarias a las clases obreras".

Tampoco pasa por alto las razones sociológicas e históricas que condicionaron la memoria y la actitud de los argentinos. Lo resume citando una especie de parábola que denomina Cicatrices: "Cuenta una popular anécdota que para aleccionar a su hijo agresivo, su padre le entregó una caja llena de clavos. Mirándolo con firmeza, le dijo: 'cada vez que pierdas el control y contestes mal a alguien, clava un clavo en la puerta de tu habitación'. El primer día el niño clavó 35 clavos. El segundo día fueron 20, y con el tiempo fue aprendiendo a controlar su ira. Cuando ya no fue necesario seguir martillando, su padre entusiasmado le indicó una nueva tarea: por cada día que pudiera controlarse, debía sacar un clavo. Los días pasaron y el niño finalmente quitó los clavos. El padre entonces llevó a su hijo hasta la puerta y le dijo: hiciste muy bien y te felicito, pero mira los agujeros que quedaron'. La puerta nunca volverá a ser la misma, cuando hieres a alguien, dejas cicatrices como estas. Le puedes clavar un cuchillo a un hombre y luego sacárselo. Y ya no importará cuántas veces le pidas perdón; la herida siempre seguirá ahí".

La Argentina estaba repleta de cicatrices de inflación (y de otros variados tipos también), y Macri no hizo más que abrir heridas y dejar más marcas, lo que según él mismo dijo "es la demostración de tu incapacidad para gobernar", que por lo visto históricamente no le es una incapacidad exclusiva. Algo similar podría decirse de Macri respecto a su pedido de que se lo evalúe por la evolución de los números de pobreza. A los anteriores no les fue mucho mejor.

Otras 2 marcas históricas

Si clavar dos récords negativos en una semana en variables claves como salario real e inflación desprestigia a cualquier gobierno, ni que decir si son tres.

También el Indec difundió que la producción industrial cayó en noviembre un 13,3 por ciento respecto a un año atrás, sumando la séptima baja interanual consecutiva y superando la máxima caída mensual desde el 2002, que se había registrado en mayo de 2009 con un retroceso del 12,2%. El acumulado del año se acota a 3,8% negativo gracias a los buenos números del primer cuatrimestre, no superando en este caso la caída anual de 2009.

Los datos de industria son especialmente dramáticos en textiles, con una caída interanual de 32,2% y un acumulado negativo en los últimos doce meses de 13,6%; en caucho y plástico 17,4%  y 9,3%; edición e impresión 16,7% y 4,9%; e industria metalmecánica excluido autos 26,2% y 8,8%. En cifras muy positivas sólo figuran lácteos, yerba mate y té, y acero crudo.

A estos tres récords se le puede sumar un cuarto. Con todo lo visto Macri sigue teniendo chance de renovar mandato. En la Argentina seguro, y en el resto del mundo habría que indagar pero es casi seguro, que con tres años de recesión sobre cuatro de gobierno ser reelecto sería todo un récord a su favor.

Aún cuando parte de la explicación no fueran méritos propios sino el rechazo a Cristina Kirchner.

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