
La suspensión de la esperada pelea entre Jake Paul y Gervonta Davis en Miami ha generado un fuerte impacto en el mundo del boxeo, luego de que se conociera una denuncia por violencia presentada contra Davis por su expareja. La promotora Most Valuable Promotions anunció la cancelación del combate, que estaba programado para el 14 de noviembre en el Kaseya Center, tras la aparición de una demanda judicial que involucra graves acusaciones.
La denuncia fue presentada el 30 de octubre por Courtney Rossel, quien mantuvo una relación de cinco meses con el campeón de peso ligero de la AMB. La mujer acusó al boxeador de agresión, secuestro, detención ilegal y otros delitos.
El episodio más reciente, de acuerdo con la presentación legal, habría ocurrido el 27 de octubre, cuando Davis irrumpió en el lugar de trabajo de Rossel, la atacó en una zona privada y posteriormente la arrastró hasta el estacionamiento, donde la golpeó. En el documento judicial, Rossel también relató antecedentes de violencia: el 2 de septiembre, según su testimonio, Gervonta la amenazó de muerte por no responder sus mensajes, y el 23 del mismo mes, la intimidó nuevamente e incluso habría intentado asfixiarla en un restaurante.

La promotora evitó referirse de manera explícita al escándalo, aunque dejó entrever la gravedad de la situación. El CEO de la empresa, Nakisa Bidarian, declaró: “Nuestro equipo ha trabajado estrechamente con todas las partes involucradas para gestionar esta situación de forma responsable”.
La falta de detalles en el comunicado oficial alimentó diversas especulaciones en redes sociales, donde algunos usuarios sugirieron que la suspensión podría deberse a una baja en la venta de entradas o a una decisión unilateral de alguno de los púgiles. No obstante, la filtración de la denuncia judicial dejó en claro que el proceso legal contra Davis resultó determinante para la cancelación.

Tras la confirmación de la suspensión, Jake Paul expresó su postura a través de sus redes sociales. En su cuenta de X, publicó un mensaje contundente: “Gervonta Davis es un auténtico pedazo de basura humana. Trabajar con él es una pesadilla. Si apoyás a este hombre, apoyás el pecado más vil que un ser humano puede cometer”.
“No quería darle a este maltratador de mujeres una plataforma para aumentar su popularidad y su fortuna. Mi empresa apoya a las mujeres. Lo siento mucho por todos los involucrados. Sobre todo por los boxeadores de las peleas preliminares, por mi equipo en MVP y por mi equipo que trabajó tan duro preparándose para esta pelea. Sacrificaron tiempo con sus seres queridos e hijos solo para que este imbécil volviera a perder la cabeza. Es aterrador que hombres tan despreciables como él puedan llegar a la cima de la cultura y el deporte, incluso a puestos de poder”, agregó el influencer devenido en boxeador.
La situación judicial de Gervonta Davis, quien ya había enfrentado denuncias previas por parte de otra mujer, pone en entredicho su futuro en el circuito profesional. Mientras tanto, Paul explora nuevas alternativas para su debut en Netflix, con nombres como Rolly Romero, Francis Ngannou y Ryan García entre los posibles rivales que se barajan para el evento.
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