El extraño caso del periodista argentino que también festejaría “a rabiar” si Croacia llegase a ser campeón

Federico Jelic está cubriendo el Mundial para medios cordobeses y le contó a Infobae las raras sensaciones que este enfrentamiento le depara. Sus ancestros croatas

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Federico con con hinchas y colores croatas, que lo remiten a su historia familiar
Federico con con hinchas y colores croatas, que lo remiten a su historia familiar

-Federico, pase lo que pase en la semifinal, vos ya ganaste

-Sí, es una humorada maravillosa. Estamos tan ilusionados en la Argentina, es tan fuerte lo que está pasando que está claro que en este partido mi corazón está con Argentina, pero que el rival sea Croacia es muy movilizante. No es casualidad que se encuentren en dos mundiales seguidos y en tres si contamos el partido de 1998. Eso, desde lo futbolístico. Desde lo personal es muy movilizante por mis ancestros croatas y también por la Argentina. Recuerdo que había un programa de TV que se llamaba “El Aguante” en el que preguntaban si sos más hincha de un equipo o de otro. En mi caso, soy más hincha de la Selección que de un equipo. La Copa América de 1987 y el Mundial de 1990 me marcaron para siempre, así que voy a estar hinchando por Argentina por trabajo, por convicciones.

-¿Y cómo te toca la parte croata en todo esto?

-Es raro, porque mi abuelo, Milan Jelic, vino a la Argentina en 1928 escapando de lo que entonces era el reino de Yugoslavia, lleno de croatas, eslovenos y serbios. Era después de la Primera Guerra Mundial y mi abuelo me contaba que ya había clima de lo que luego fue la Segunda Guerra Mundial. Y siendo él el hermano mayor, los padres le dijeron ‘andate’, en una Europa muy convulsionada y Croacia tuvo tres emigraciones muy fuertes: esa de antes de la Segunda Guerra, la posterior a la Segunda Guerra, cuando Croacia estuvo muy vinculada al Eje, al nazismo, algo que no nos da orgullo, pero que ocurrió, la del régimen ustacha. Y la tercera, la del comunismo del mariscal Tito. Es muy extraña la región de los Balcanes. Siempre anduvieron escapando de algo. Mi abuelo hablaba de Croacia, pero era una provincia de Yugoslavia. Lo que más nos marcó a todos fue lo de Drazen Petrovic en el Mundial de básquetbol de 1990, y yo tenía nueve años allí.

-Hay que recordar algo importante y es que ese Mundial de 1990 se jugó en la Argentina a los pocos días de terminar el Mundial de fútbol de Italia.

-Claro, y yo venía de la fiebre de lo que había hecho Yugoslavia en el Mundial de Italia, con Davor Suker, con Robert Prosinecki, que justamente fue eliminada en los penales por Argentina en los cuartos de final, en Florencia. Había varios croatas allí. Incluso Itkovic le atajó allí un penal a Diego Maradona. Me preguntaba cómo un arquero croata le iba a atajar un penal a Maradona y mi papá me decía ‘y... es croata’ (risas). Yo tenía allí a Croacia metido pero no dejaba a Yugoslavia, pero en el Mundial de básquet de 1990, Toni Kukloc y Petrovic me llevaron a un lugar que yo no conocía. Decíamos con admiración ‘hay un croata que juega para Yugoslavia’.

-Porque hasta ese momento, vos seguías más a Yugoslavia.

-¡Claro! Era el atlas. Estaba Yugoslavia y Croacia era una provincia y mi papá me hablaba de Croacia y siempre había algún croata que nos gustaba, pero a otra escala, como si fuera un vasco en la selección española. A la vuelta de mi casa, a cuatro cuadras, había un club croata y yo me preguntaba entonces por qué no había un club de Yugoslavia, y mi abuelo me explicaba algunas cuestiones que, por supuesto, yo no entendía. Todo es muy complicado en los Balcanes: son dos alfabetos, tres religiones, cuatro fronteras muy complicadas y no delimitadas del todo, que nadie las entiende. Después Croacia se independizó de Yugoslavia y de repente juega contra Yugoslavia en la Eurocopa y para el Mundial de Francia 1998 se clasificaron los dos y yo ya estaba identificado como croata y era todo distinto, pero hubo un proceso de aprendizaje de un niño al que le gustaban el fútbol y el básquet y el deporte que era hincha de Croacia dentro de Yugoslavia. No soy el más indicado para hablar del tema pero no es del todo normal que un país con cuatro millones de habitantes, tenga en fútbol una final de Mundial, dos semifinales...

En la hinchada croata, trabajando para medios argentinos
En la hinchada croata, trabajando para medios argentinos

-Casi como el Uruguay de Europa...

-No quiero desmerecer a Uruguay, pero es en otro contexto: 1930, 1950. Había mucho menos países y lo que han conseguido era una leyenda, pero esto es como el nuevo mundo del nuevo mapa geográfico mundial. Por eso yo no subestimo a este equipo de Croacia que de pronto saca un balazo como hizo el otro día Petkovic y le empata a Brasil en el alargue. Siempre me identifiqué con ellos aunque el idioma no lo pude aprender porque es muy difícil. Sí tenemos el club croata donde comemos el chebaki, una especie de carne molida al estilo brochette, o el goulash, que es un guiso. A ellos les gusta mucho el chucrut. Más allá de eso, tengo un grupo de Whatsapp con amigos croatas, algunos del club y otros que se fueron sumando, con los que hablamos de los partidos de Eliminatorias, y fijate que en el primer partido, Croacia perdió con Eslovenia en la post pandemia. Por lo general, después de un buen Mundial no les suele ir bien en el siguiente. Tras el tercer puesto de 1998, no pasó de ronda en 2002. Le gana a Italia, porque tiene eso de raro también, y pierde con Ecuador y México. Entonces yo pensé que en este Mundial le iba a pasar lo mismo tras ser finalista en el anterior, con una generación que ya está grande, sin Rakitic, Mandzukic, y uno se imaginaba un primer cruce cruel, o con Alemania o España pero no... Está en semifinales y sacó una fortaleza que no se debe subestimar y que lo festejé a rabiar pero que hoy me pone en otra vereda.

-O sea que vas por Argentina...

-Sí, feliz de que sean rivales pero estoy con Argentina no sólo por el trabajo sino también por lo que se generó en Argentina, que no tiene parangón, viviendo una semana muy importante.

En Rusia 2018, Jelic festejó la buena producción del seleccionado croata
En Rusia 2018, Jelic festejó la buena producción del seleccionado croata

-¿Y tu padre?

-Él ya no está más con nosotros, pero hubiera sido más de Argentina, aunque siempre recordando a su padre. Recuerdo que en 1993 nos levantamos los tres, mi abuelo también, para ver a Argentina contra Australia en el repechaje para llegar al Mundial de 1994. Y en Australia también viven muchos croatas. La mayoría de la diáspora se divide entre Canadá, Argentina y Australia. Hay más croatas fuera de Croacia que en Croacia misma. En Argentina se establecieron en Berisso, Córdoba y en el Sur. Cerca de Punta Arenas, en Chile, hay un cementerio croata, por ejemplo. Si hacemos un parangón con Sudamérica, Croacia es un país chico, del tamaño de Guyana, por ejemplo, y sin embargo genera una gran identificación.

-Cada vez que hay un partido importante, como ahora en esta semifinal, se suele decir de los croatas ‘estos pasaron por todas’ y son complicados también por eso.

-Tengo amigos croatas que me dicen que por lo menos un jugador de un equipo perdió algún familiar en la guerra. Un tío, un hermano mayor, un primo. Entonces, están acostumbrados a los golpes. El croata, cuando te da la mano, es como que te examina primero y después te entrega el corazón. Me pasa cuando hago una nota en la calle y me presento. Ellos no entienden cómo viene un Jelic, de la nada, a saludarlos. Me hicieron notas desde medios croatas. Es como si entre hinchas del Real Madrid o del Barcelona, les apareciera un hincha del Levante, sin querer ser peyorativo. Pero sí son sufridos, como los serbios, como los macedonios y ni hablar de los bosnios, de los albaneses. Pero sí es impresionante cómo Croacia se metió en el deporte, como Goran Ivanisevic se metió en un Gran Slam, o que ya tienen unja Copa Davis. No por nada les dicen que son los latinos de Europa.

-Pero eso los convierte en más peligrosos como rivales por tener ese espíritu latino, ese fuego sagrado...

-Y... Ganaron tres partidos en tiempo suplementario en Rusia 2018. Todos fuimos a ver la final entre Inglaterra y Francia y se coló Croacia, ganándole a los ingleses, con un Modric que se comió la cancha.

-Hablando de Modric. Esto de que a los 37 años pueda jugar a este nivel y que aparezca en todas las fotos en un partido, ¿forma parte de lo mismo?

-Yo creo que es el espíritu. Él tiene 37 años, o sea que en la Guerra de los Balcanes ya tenía ocho. O sea que él la vivió, la sintió, porque Croacia no estaba cerrada. Él convivió con macedonios y con serbios, y a lo mejor hubo familiares a los que no volvió a ver nunca más. Ahora tengo entendido que ya no está esa rivalidad. Dieron vuelta la página. No hay provocaciones ni guerras. Quedó desubicado lo de chapear con uno o con otra. Lo que se canta acá es “vatreni Croacia”, algo así como “aguante Croacia”, mucho más propio, no de los otros. No hay “Serbia, decime qué se siente”. Recuerdo que en 2010 en el Mundial de básquet, Serbia le ganó a Croacia. Se jugó fuerte, pero no hubo nada más allá de eso. Seguramente quieren ganar, pero no hay provocaciones. Hay un fósforo que nadie más quiere encender. Fue muy doloroso y sufrido para todos. Hay heridas que no cicatrizaron pero nadie quiere volver a eso.

-Y para vos, ¿cuánto de diferente sería ganarle a Croacia con Argentina que ganarle a otro? ¿Hay un festejo de un cinco por ciento menos?

-No, si gana Argentina es un festejo del cien por ciento por todo lo que hemos vivido y porque yo era muy pequeño en los últimos triunfos de Argentina. Me ayuda mucho la parte profesional porque me mete en el trabajo y me aleja de las pasiones. Es como que me alivia. Si estuviera en mi casa sentado, creo que sería diferente.

-¿Y cómo sería en ese caso?

-Querría que ganara Argentina pero si pierde, qué bueno que vaya Croacia a la final. Acá, en cambio, si Argentina no va a la final, me repercute en lo laboral, en el ánimo. Tenemos mucho en juego. Es que no pienso más allá. Esa pregunta te la podré contestar bien recién el miércoles, cuando termine el partido.

-Pero si Croacia ganara y fuera a la final contra Francia, por ejemplo, ¿vos podrías cambiar el chip e hinchar por Croacia?

-¡¡¡Sí!!! por supuesto. No habrá un resentimiento por habernos eliminado. En ese caso, automáticamente me saco la albiceleste y me pongo la cuadriculada por más que haya polémicas y que pase quizá algo parecido a lo del partido con Países Bajos.

-Y cuando fue el 3-0 del Mundial pasado, ¿cómo te tomó a vos?

-Nos mató, porque estuvimos a punto de quedarnos afuera. Me quedé mal porque me rompió el laburo. Argentina fue un desastre en ese partido y no pude superar eso. Creo que es la mirada más realista, alejada de las pasiones. Después Croacia hasta nos dio una mano porque le ganó a Islandia. Igualmente veo a Argentina muy distinta a lo que era en ese Mundial. Aquella era una Argentina muy tóxica, con muchos rumores. Ahora la veo fuerte pero no favorita porque Croacia se quitó al gran cuco, entonces no hablo de favoritismo en un Mundial rompe PRODE.

-¿Hay muchos croatas en Qatar?

-No creo que haya más de cuatro a cinco mil, por lo que he preguntado. Pero de Europa en general no vi muchos hinchas. El que más trajo fue Inglaterra, y después algo de España, pero nada más.

-¿Cómo es la situación económica allá? ¿Pueden venir?

-Las clases altas. La industria más fuerte de Croacia es el turismo. Muchas playas están privatizadas, sobre todo en Split o Dubrovnic, que son islas paradisíacas, pero no tiene grandes industrias como Serbia, que sí es más fuerte.

-Pero se reconstruyó como país después de la guerra de los Balcanes.

-Croacia es un país católico en una zona en la que son mayoría ortodoxos (serbios y macedonios) y musulmanes (en Bosnia). Es el único de la zona que es católico, pero por lo que he podido averiguar no pesa eso, nadie quiere volver a los conflictos aquellos. Serbia, para establecer un parangón, sería como Buenos Aires, el que dominó política y económicamente. Y los demás en los Balcanes serían como el Interior. Nadie quiere volver a aquellos tiempos. Lo toman con madurez porque lo pagaron con sangre.

-Así que pese a todo lo que mueve el fútbol, tu ídolo croata no es un futbolista sino un basquetbolista, Drazen Petrovic.

-Desde ya. Jugó en el Real Madrid, llegó a convertir 110 puntos en un partido. En el Mundial de 1990 no le podían sacar la pelota. Fue a la NBA y se quería volver. No tenía esa ambición porque son un poco raros los croatas. Petrovic falleció en un accidente cuando tenía menos de treinta años y eso lo elevó más a la categoría de leyenda. Y llegó a la NBA cuando no había más que tres extranjeros, no como ahora. Por eso es mi ídolo, más que Suker, que Modric y que Boban.

-Está aquel incidente de la final en Buenos Aires, el episodio de la bandera.

-Fue muy doloroso porque Yugoslavia estaba festejando el título ganado ante la URSS cuando entró una persona con una bandera croata y Vlade Divac, una de las estrellas del equipo, serbio, se la arrebató y desde ese momento, dos grandes jugadores como Divac y Petrovic no se volvieron a hablar. Incluso se enfrentaron en la NBA, Divac en los Lakers y Petrovic en los Nets, y no se hablaron más. Esa persona que apareció con la bandera croata aparentemente estaba vinculada a alguien que regenteó un campo de concentración ustacha y que recibió asilo político en Argentina.

-Otro tema es el del himno croata. Te acordás que en Francia 1998 hubo incidentes. Incluso se decía que Francia le iba a dar la espalda en la final. Se decía que el himno tenía alguna parte de los tiempos de los ustachas.

-Cierto, también pasó en el Mundial pasado. Pero voy a contestar provocativamente: cuando Jean Marie Le Pen decía que en Francia hay tantos negros y no saben cantar La Marsellesa, son justamente los que le dieron el primer título mundial, ¿no? Ahora cambiaron esa parte del himno, a pedido de la FIFA, porque recuerdo que en un partido de clasificatorias para el Mundial de Brasil 2014, el defensor Josip Simunic fue sancionado por hacer el saludo ustacha, pero van cambiando las situaciones. Si un gobierno estuvo cuarenta años en el poder y el himno se mantuvo así, eso está por encima de los jugadores y hay que comprenderlo, aunque ahora las cosas hayan cambiado. Croacia tuvo austro-húngaros, ustachas y después partizanos... Tuvo de todo y tuvo dos genios como Marco Polo y Nikolai Tesla, un orgullo de cuatro millones, de un país que hoy está haciendo historia también en el fútbol.

-O sea que si sale campeón Croacia, festejás...

-Sí, festejo a rabiar, pero ojalá que salga campeón Argentina.

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