
Desde que empezamos a hacer teatro para las infancias, en Valor Vereda nos hicimos una pregunta que aún hoy sigue guiando nuestro trabajo: ¿cómo contarle al mundo algo que no sea solo para mirar, sino también para habitar? Así nacen nuestras obras, en una especie de cocina colectiva donde la música, el juego, el humor y la emoción se mezclan con una premisa central: invitar a cada espectador —niños y grandes— a ser parte activa de la historia.
Con La Fiesta Perfecta partimos de una imagen sencilla, pero potente: un rey quiere dar una fiesta en su palacio. Pero no cualquier fiesta. Una fiesta perfecta. ¿Y qué es una fiesta perfecta? Esa pregunta, que puede parecer trivial, fue el germen de una búsqueda profunda. Porque detrás de lo aparentemente festivo se escondía una reflexión que nos interpela como grupo artístico y como sociedad: ¿podemos imaginar un espacio de celebración en el que realmente quepamos todos?
La idea surgió en un festival de vacaciones de invierno, uno de esos días de sol donde las familias se mezclan con juegos, calesitas y música de fondo. Justo habíamos terminado de tocar con Valor Vereda, y al pasar por el sector de entretenimiento, una melodía nos detuvo en seco. Decía: “le encanta ir a la cama conmigo, pero no quiere nada más”. Nos miramos sin decir nada. Lo sabíamos: algo no estaba bien.
El clima de festejo era contagioso, sí, pero también engañoso. Porque en ese mismo clima pasaba desapercibido el contenido de lo que sonaba. Esa escena fue el disparador de La Fiesta Perfecta. Entendimos que no da igual qué música bailamos, qué letras repetimos, qué palabras celebramos. La música no es parte del decorado, es discurso. Es forma de habitar el mundo. Y también es una de las principales herramientas con las que las infancias aprenden, juegan e imaginan.

Hoy vemos a diario pibas y pibes entregados con alegría a canciones que no pertenecen a su universo, sino al del mundo adulto. Y del otro lado, una oferta infantilizada, con contenidos vacíos de autenticidad.
Es necesario habilitar un puente entre ambos universos.
Con este dilema en puerta, el rey intentará organizarlo todo a su manera, pero poco a poco comprenderá que la verdadera celebración no es la que él había planeado, sino la que puede construir con los demás. Y así, entre ocurrencias, música en vivo, humor y ternura, vamos armando un mundo donde lo distinto no desentona, sino que enriquece.
Como en todas nuestras producciones, la música en vivo es un motor narrativo y emocional. Pero en esta obra, además, es un manifiesto. La canción que le da nombre al show dice:
Llegó la fiesta perfecta, está por comenzar
Todos están invitados, cualquiera sea su edad...
Donde puedo usar corona y si quiero vengo en chancletas
Que puedan bailar los grandes y un niño cantar las letras.

Con esa consigna construimos la dramaturgia, partiendo de improvisaciones, juegos escénicos, ideas musicales y ensayos abiertos. Diego Mazurok, Elisa López Oroño, Agustín Lumerman y Tom Viano pusieron el cuerpo y el alma a cada personaje. La producción de Vale Donati fue fundamental para sostener el proceso, así como el trabajo de Nacho Salerno en asistencia, Federico Wainer en sonido y Bethania Almendra en vestuario y utilería (esto último junto con Leila Bustamante).
En Valor Vereda creemos que el teatro para las infancias no puede ser condescendiente ni superficial. Porque las infancias no lo son. Tienen una sensibilidad aguda, una inteligencia emocional y una capacidad de imaginar que muchas veces los adultos olvidamos. Por eso proponemos obras que no subestiman ni simplifican, sino que invitan a compartir, a preguntar, a emocionarse juntos y sobre todo ¡a compartir con verdadera alegría!
La Fiesta Perfecta es eso: un lugar de encuentro. Un espacio común entre generaciones. Una forma de cuidar a quienes nos miran. De convidar alegría sin dejar de lado la reflexión. Porque todos somos especiales. Y todos —niños, niñas, adultos, abuelos, reyes, invitados inesperados— merecemos una fiesta donde todos tengamos lugar.
*“La fiesta perfecta” de Valor Vereda se presenta en: Miércoles 23 de julio a las 16hs: Teatro El Alambique (Griveo 2350, CABA). Entradas por Alternativa / Viernes 25 de julio y 1 de agosto a las 17hs: Fundación San Rafael (Ramallo 2606, CABA). Entradas por Alternativa / Domingo 27 de julio a las 15 y 17hs: Centro Cultural Konex (Sarmiento 3131, CABA). Entradas en la web del CC Konex
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