Matthew McConaughey y el libro necesario y reparador que escribió entre risas y llanto durante 52 días en el desierto

“Greenlights” acaba de salir en español. Es una autobiografía donde repasa la montaña rusa emocional de su infancia y narra episodios terribles como el abuso sexual que sufrió a los 18 años, todo cruzado con un ensayo motivacional. A propósito de la violación, la estrella de True Detective dijo no veía constructivo detenerse en los detalles ya que eso convertiría a los lectores en voyers

Compartir
Compartir articulo
Con el sello de Cúpula, el best seller de Matthew McConaughey se acaba de publicar en castellano: “Un manual de estrategia basado en las aventuras de mi vida”, lo definió el actor.
Con el sello de Cúpula, el best seller de Matthew McConaughey se acaba de publicar en castellano: “Un manual de estrategia basado en las aventuras de mi vida”, lo definió el actor.

Cuando salió en los Estados Unidos, el libro del actor Matthew McConaughey, Greenlights (Luces verdes) se mantuvo durante semanas en las listas de best sellers. Es cierto que contenía algunas revelaciones terribles, entre ellas un episodio de abuso sexual que sufrió a los 18 años y el clima de violencia que acompañó la relación intensa de sus padres. Sin embargo, también tenía otros contenidos que pueden haber contribuido a su popularidad.

El texto, que se publicó en julio en castellano, con el sello de Cúpula, se basa en los diarios que el ganador del Oscar al Mejor Actor en 2014, por el papel de Ron Woodroof en Dallas Buyers Club, mantuvo durante 35 años, y combina anécdotas personales con historias de su carrera en un texto para movilizar a quien lo lea: “Un manual de estrategia basado en las aventuras de mi vida”, según él mismo definió.

Contiene respuestas posibles a preguntas que lleva años haciéndose: “Cómo ser justo. Cómo tener menos estrés. Cómo divertirse. Cómo lastimar menos a la gente. Cómo lastimarse menos. Cómo ser un buen hombre. Cómo tener sentido en la vida. Cómo ser más yo”. Y también argumenta a favor del optimismo en las circunstancias más difíciles: “Es una guía para captar más luces verdes y para darse cuenta de que los amarillos y rojos eventualmente también se vuelven verdes”, escribió.

Matthew McConaughey, la estrella de Dallas Buyers Club y True Detective, escribió Greenlights a partir de sus diarios. (REUTERS/Mario Anzuoni)
Matthew McConaughey, la estrella de Dallas Buyers Club y True Detective, escribió Greenlights a partir de sus diarios. (REUTERS/Mario Anzuoni)

Así parece haber enfocado dos momentos traumáticos que contó en Greenlights: “Tenía 15 años cuando me extorsionaron para que tuviera relaciones sexuales por primera vez. Estaba seguro de que iba a ir al infierno por el sexo premarital. Hoy apenas tengo la certeza de que espero que no sea el caso”, reveló, sin más detalles. Tampoco abundó en la descripción del segundo incidente: “Tenía 18 años cuando un hombre abusó de mí mientras yacía inconsciente en la parte de atrás de una camioneta”.

Según dijo al promocionar el libro, no le parecía constructivo detenerse en los detalles, que eso hubiera ofrecido a la lectura una experiencia prácticamente de voyeurismo. En cambio, su escritura apuntó a mostrar que, si bien fue victimizado en las dos situaciones, nunca sintió que fuera una víctima, como subrayó, por saber entender que toda luz roja termina por ceder en algún momento al verde.

“Nos encantan las luces verdes. No interfieren con nuestra dirección. Son fáciles. Son un verano sin zapatos. Dicen sí y nos dan lo que queremos”, expresó. “Las luces verdes también se pueden disfrazar de luces amarillas o rojas. Una advertencia, un desvío, una pausa para reflexionar, una interrupción, un desacuerdo, una indigestión, la enfermedad, el sufrimiento, una bofetada en la cara, la muerte. No nos gustan las luces amarillas ni las rojas. Nos ralentizan o detienen nuestro flujo. Son duras. Son un invierno sin zapatos. Dicen no, pero a veces nos dan lo que necesitamos”.

Renacimiento estilo McConnaughey

“Tenía 18 años cuando un hombre abusó de mí mientras yacía inconsciente en la parte de atrás de una camioneta”, escribió McConaughey en Greenlights.
“Tenía 18 años cuando un hombre abusó de mí mientras yacía inconsciente en la parte de atrás de una camioneta”, escribió McConaughey en Greenlights.

Sin luces rojas, cree, no podría haber tenido lo que llamó el McCoinassance, un juego de palabras con Renaissance: su propio Renacimiento. Este texano podría haber construido una carrera sólo con papeles de sex symbol, pero eligió hacer cosas diferentes como Interstellar o El lobo de Wall Street, o dar clases en la universidad de la que egresó cuando no pensaba en ser actor y participar del Programa para Terminar con las Violaciones en el campus. Buscar el desafío se derivó del aprendizaje, de haber visto cómo reaccionaba cuando la vida le presentaba alguno espontáneamente.

“Me he ganado unas cuantas cicatrices sobreviviendo en este rodeo que es la humanidad. A veces se me ha dado bien, otras no tan bien, y al final, de todas formas, he encontrado algo de placer en ello”, sintetizó. “No soy perfecto; no: piso mierda todo el rato y lo reconozco cuando lo hago. Pero he aprendido a quitármela de las botas y seguir adelante”.

Eso es algo que le sucede a todo el mundo: “Nos topamos con barricadas, la cagamos, nos fastidian, nos ponemos enfermos, no conseguimos lo que queremos, nos cruzamos con miles de ‘podría haberlo hecho mejor’ y ‘ojalá no hubiese pasado’ en la vida. Pisar mierda es inevitable, así que vamos a verlo como una señal de buena suerte, o a averiguar cómo hacerlo menos a menudo”.

“Es una guía para captar más luces verdes y para darse cuenta de que los amarillos y rojos eventualmente también se vuelven verdes”, dijo sobre su libro. (Matthew McConaughey Instagram)
“Es una guía para captar más luces verdes y para darse cuenta de que los amarillos y rojos eventualmente también se vuelven verdes”, dijo sobre su libro. (Matthew McConaughey Instagram)

No le gustaría, sin embargo, que quienes lean su libro lo vean como una colección de consejos o la palabra de un predicador. Porque también captar semáforos en verde es una habilidad que puede desarrollar cualquiera: tiene que ver con “la intención, el contexto, la reflexión, la resistencia, la anticipación, la resiliencia, la velocidad y la disciplina”, y para eso no hay manuales generales. Se trata de una obra personal. Agregó:

Podemos atrapar más semáforos en verde si simplemente identificamos dónde están los semáforos en rojo en nuestra vida, y a partir de ahí cambiar de dirección para toparnos menos con ellos. También podemos ganarnos las luces verdes, construirlas y diseñarlas. Podemos crear más y programarlas en nuestro futuro —un camino con menos resistencia— por medio de la fuerza de voluntad, la dedicación y las decisiones que tomemos. Podemos ser responsables de las luces verdes.

Un hogar volátil

McConaughey nació el 4 de noviembre de 1969: “Soy el menor de tres hermanos y el hijo de padres que se divorciaron dos veces y se casaron tres, entre ellos mismos”, recordó la singular relación de Kay y Jim. “Crecimos diciéndonos ‘te quiero’ unos a otros. Era cierto”. Acaso por esas idas y vueltas, cuando él nació su padre no pudo ir al hospital: “Llamó a mi madre y le dijo: ‘Lo único que tengo para pedirte es que, si es un niño, no lo llames Kelly’”, contó.

Como antes y después del acontecimiento, su relación con Jim era volátil. En Greenlights se describe una escena en la cual, a partir de una banalidad (”Más papas, amor”, pidió Jim una noche mientras comían) se desató una trifulca.

El diseño del interior del libro juega con las notas y los diarios que le dieron origen.
El diseño del interior del libro juega con las notas y los diarios que le dieron origen.

“Papá tiró la mesa, se levantó y comenzó a acosar a mamá. ‘Maldita sea, Kay, me mato trabajando todo el día, llego a casa y lo único que quiero es comer una comida caliente en paz’”, escribió McConaughey. “La cosa había comenzado. Mis hermanos sabían cómo era, yo sabía cómo era. Mamá sabía cómo era y corrió hacia el teléfono en la pared al otro lado de la cocina para llamar al 911″.

La madre golpeó al hombre con el teléfono; el padre tomó una botella de ketchup y comenzó a llenarle la cara de salsa. La nariz de él goteaba sangre, ella seguía llamándolo “gordo”. La escena de violencia continuó hasta que los dos quedaron exhaustos y los hijos se aburrieron. En el suelo, sucios y sudados, comenzaron a hacer el amor. “Una luz roja cambió a verde. Así es como mis padres se comunicaban”, escribió el actor.

En alguno de los divorcios, McConaughey vivió con su padre en un tráiler; en otras temporadas, con su madre. Muchos años más tarde Kay llamó llorando a su hijo menor, que ya era un actor. Jim había muerto, le dijo. “No lo podía creer. Era mi papá. Nada ni nadie podía matarlo. Excepto mamá”, escribió. Y así había sido: a los 63 años, mientras hacía el amor con su esposa, el corazón del hombre había fallado. “Papá siempre nos había dicho a mis hermanos y a mí: ‘Chicos, cuando me toque irme de este mundo, voy a estar haciéndole el amor a su madre”, recordó.

La fuerza de la familia

“Soy el menor de tres hermanos y el hijo de padres que se divorciaron dos veces y se casaron tres, entre ellos mismos”, recordó la singular relación de Kay y Jim.
“Soy el menor de tres hermanos y el hijo de padres que se divorciaron dos veces y se casaron tres, entre ellos mismos”, recordó la singular relación de Kay y Jim.

La familia fue una influencia determinante para el actor de True Detective. “Me pegaron hasta que me sangró el trasero por ponerme un tatuaje de Cracker Jack a los 10 años”, y eso que era lavable. “La primera vez que amenacé con huir de mi casa, mis padres me prepararon el bolso”. Aprendió a nadar de una manera poco aconsejable: “Mi mamá me arrojó al río Llano y, o bien flotaba hasta caer por la cascada corriente abajo, a unos 25 metros, o bien llegaba a la orilla. Llegué a la orilla”.

Tan fuerte fue la familia que, de algún modo, definió su vida con más fuerza que una carrera: “Lo único que siempre supe que quería era convertirme en padre”, escribió el actor que tiene, con la modelo brasileña Camila Alves, tres hijos: Levi, Vida y Livingston.

Luego de una sucesión de “transacciones, aventuras y romances” —en Greenlights no desarrolla sus historias de amor con celebridades como Sandra Bullock, Penélope Cruz o Ashley Judd—, en 2005 McConaughey vio a una mujer hermosa en un vestido turquesa, como si flotara en la luz brumosa de neones, según describió su encuentro con su esposa. “Traviesa y fundamental. Joven con un pasado. Ni virgen ni en alquiler. Una futura madre. No vendía nada. No lo necesitaba. Sabía qué era, sabía quién era y se sentía cómoda. Su propio elemento. Una ley natural. Un nombre propio. Inevitable”.

Esa misma noche se acercó a ella, y su primer encuentro a solas fue al día siguiente. “Quince años más tarde, sigue siendo la única mujer con la que he querido salir en una cita, dormir o despertar a su lado”.

Matthew McConaughey con su esposa, Camila Alves; su madre, Kay McCabe, y sus tres hijos: Levi, Livingston y Vida. (Suzanne Cordeiro/Shutterstock)
Matthew McConaughey con su esposa, Camila Alves; su madre, Kay McCabe, y sus tres hijos: Levi, Livingston y Vida. (Suzanne Cordeiro/Shutterstock)

Su relación con Alves le permitió cumplir con algunos de los puntos de su “lista de 10 objetivos en la vida”, que escribió en 1992, poco después de la muerte de su padre: “Convertirme en padre; encontrar y conservar la mujer que es para mí; mantener mi relación con dios; tratar de ser mejor; ser un egoísta útil; asumir más riesgos; mantenerme cerca de mamá y de la familia; ganar un Oscar al mejor actor; mirar hacia el pasado y disfrutar de la vista y simplemente seguir viviendo”.

El arte de tocar el bongó desnudo

McConaughey nunca ha ocultado —acaso todo lo contrario— su personalidad desbordante. Su presencia en las redes sociales para promover su libro (el lanzamiento fue durante la pandemia, que pasó en su casa de Texas con su esposa, sus hijos y su madre) le ha permitido mostrar otros aspectos, como su fanatismo por el fútbol (es un fiel seguidor del Austin FC) y sus ambiciones políticas.

Lleva meses coqueteando con la idea de competir por la gobernación de Texas en 2022 y el pasado 4 de julio, día de la independencia de los Estados Unidos, subió un video al respecto. “Como país, somos bebés”, dijo. “Básicamente estamos pasando la pubertad, en comparación con la cronología de otros países, y sufrimos dolores de crecimiento”. Lo cual no era una excusa, agregó: “Tenemos que seguir aprendiendo, tenemos que seguir madurando, luchando, subiendo, construyendo. Y tenemos que asegurarnos de mantener la esperanza en el camino, mientras seguimos evolucionando”.

Aunque fue un rompecorazones, el actor no desarrolla en Greenlights sus historias de amor con celebridades como Sandra Bullock, Penélope Cruz o Ashley Judd.
Aunque fue un rompecorazones, el actor no desarrolla en Greenlights sus historias de amor con celebridades como Sandra Bullock, Penélope Cruz o Ashley Judd.

Greenlights desarrolló otras exploraciones de McConaughey: “Consumí peyote en Real de Catorce, en México, dentro de una jaula con un puma. Un veterinario me dio 78 puntos en la frente. Sufrí cuatro contusiones cerebrales por caerme de cuatro árboles, tres veces con luna llena. He tocado el bongó desnudo hasta que la policía me detuvo”, evocó un episodio conocido de su vida, de 1999. “Me resistí al arresto”.

Era una madrugada de lunes cuando, mientras el resto del vecindario probablemente dormía para ir a trabajar pocas horas más tarde, cuando el actor decidió apagar las luces, desvestirse y abrir las ventanas para que el aroma del jazmín inundara la casa. Contó:

Era el momento de fumarme una pipa de marihuana y escuchar los bonitos ritmos melódicos africanos de Henri Dikongué en mis altavoces. Era el momento de coger mi set de percusión y seguir el ritmo del blues antes de que llegasen a Memphis, con mi tambor favorito de procedencia afrocubana, nacido de un rito y con don de lenguas, las congas. Para mí, las congas, los bongos y el yembé siempre han sido los instrumentos más puros e instintivos.

Horas más tarde la policía golpeó a su puerta. Como él no respondió, entraron aunque no tenían orden judicial. Lo sometieron con las porras y lo esposaron, mientras él los insultaba y se resistía. “Señor McConaughey, está detenido por alteración del orden público, posesión de marihuana y resistencia al arresto”, le dijo uno de ellos.

El otro tomó una manta del sofá y se dispuso a cubrir al actor, para llevarlo detenido. Siguió McConaughey:

Luego de un concierto de bongó con la ventana abierta para todo el vecindario, McConaughey fue detenido por la policía en 1999.
Luego de un concierto de bongó con la ventana abierta para todo el vecindario, McConaughey fue detenido por la policía en 1999.

—¡Ohhh, no! —ladré—. ¡No me voy a poner una mierda encima! ¡Mi culo desnudo es una prueba de que me estaba dedicando a mis propios asuntos!

“¿Cuál es la parte más dura del entrenamiento?”

Greenlights, desde luego, sobrevuela la carrera de la estrella de The Gentlemen, que en realidad comenzó a estudiar derecho en la Universidad de Texas. Por el camino tuvo dudas, y pensó en pasarse a dirección cinematográfica: “Bueno, pero no lo hagas a medias”, le dijo su padre sobre el cambio de vocación.

Fue modelo de manos y camarero hasta que Don Phillips, director de casting, le preguntó si había actuado: había hecho algo en un comercial de cerveza y un video musical. “Bueno, hay un pequeño papel, en esta película para la que estoy haciendo el casting, en el que podrías encajar. Ven a esta dirección mañana por la mañana, 9:30, y recoge el guión; voy dejarte marcadas tres escenas”, recordó el actor en el libro. La película era Dazed & Confused, hoy un clásico, de Richard Linklater.

Su papel como David Wooderson se hizo famoso instantáneamente por una línea, “Alright, alright, alright”, que en realidad se sumó por improvisación. “Veintiocho años más tarde me siguen a todas partes”, escribió. “La gente la recita. La gente la roba. La gente la lleva en gorras y sudaderas. La gente se la ha tatuado en los brazos y en los muslos. Y me encanta. Es un honor. Porque esas tres palabras son las primeras que dije en la primera noche de un trabajo que pensé que podría llegar a ser un hobby, pero se convirtió en una carrera”.

Matthew McConaughey ganó el Oscar al Mejor Actor en 2014.
Matthew McConaughey ganó el Oscar al Mejor Actor en 2014.

El libro cuenta también sus estudios de actuación con Penny Allen, durante 19 años, y su decisión de reorientar su carrera: pasar de las comedias románticas a Dallas Buyers Club, Mud, Magic Mike, El lobo de Wall Street y True Detective. En ese proceso aprendió algo que llevó a otros aspectos de su vida, como dijo en una entrevista para GQ: “¿Cuál es la parte más dura del entrenamiento? Ponerte el puñetero calzado”.

Esa misma carrera le impidió, durante 15 años, sentarse a escribir. Siempre estaba ocupado, nunca lo convencía la idea de contar las ideas del libro y que lo hiciera otro. “Al principio tenía un ghostwriter, y uno de los mejores regalos que me ha dado ha sido que el editor del periódico para el que trabaja hizo una nueva regla que les prohibía ser ghostwriters para libros como este, así que se apartó pronto”, contó a la revista.

Al fin, al pasar la barrera de los 50 años, sintió el impulso: “Compré un billete de ida al desierto y 52 días después volví con este libro”, contó en uno de los videos. Encerrado con el único juguete de la escritura, de pronto se vio trabajando 17, 21 horas por día. “Estaba como delirando. Reí, lloré. Fue un paseo maravilloso y salvaje”.

Ron Woodroof, el papel en Dallas Buyers Club que le valió su Oscar a McConaughey.
Ron Woodroof, el papel en Dallas Buyers Club que le valió su Oscar a McConaughey.

¿Qué encontró en ese paseo? “Historias que presencié y experimenté, lecciones que aprendí y después olvidé, poemas, oraciones, recetas, respuestas a preguntas que me hacía, recordatorios de preguntas que aún me hago, confirmaciones de ciertas dudas, creencias sobre lo que importa, teorías de la relatividad y un montón de pegatinas de parachoques”, escribió. “Formas consistentes de afrontar la vida que me aportaron más satisfacción, en aquel momento y aún hoy”.

Con una mirada nada sentimental al pasado, Greenlights dio forma finalmente a una biografía tan cándida como reflexiva, que destila una suerte de contenido motivacional. “Las luces verdes significan ¡YA! Avanza, sigue adelante, continúa. En la carretera están configuradas para dar al flujo del tráfico el derecho al paso, y cuando se programan correctamente, más vehículos cogen más semáforos en verde uno tras otro. Nos invitan a proseguir”, agregó, sobre el concepto del título.

McConaughey espera que su libro sea para quien lo lea “una medicina que sabe bien, un par de aspirinas en lugar del hospital, una nave espacial con destino a Marte sin que haga falta una licencia de vuelo”.

SEGUIR LEYENDO: