
Tres años y medio después del inicio de la invasión rusa a gran escala sobre Ucrania, el expresidente colombiano Juan Manuel Santos expuso en un artículo para The Economist la urgencia de crear un marco sólido que oriente las negociaciones de paz entre las partes en conflicto.
En su opinión, el diálogo ya iniciado no será sostenible si carece de principios rectores y objetivos claros que permitan avanzar hacia un cese al fuego y una paz duradera.
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Santos, premio Nobel de Paz por su papel en el acuerdo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), sostiene que las conversaciones deben guiarse por una estructura consensuada, similar a la que permitió a su país poner fin a más de cinco décadas de guerra interna. Citando al líder sudafricano Nelson Mandela, fundador del grupo The Elders que hoy preside, afirmó: “la mejor arma de todas es ‘sentarse y hablar’”.
El exmandatario subrayó que “un paso crucial ahora es que las partes acuerden un marco que guíe las negociaciones a largo plazo”. Como ejemplo, mencionó el “acuerdo general” que Colombia firmó en 2012 tras diálogos preliminares, el cual contenía una agenda de seis puntos, incluidos derechos de las víctimas, participación política y garantías de seguridad para terminar las hostilidades. Ese marco inicial permitió avanzar hacia el acuerdo definitivo de 2016, evidenciando la utilidad de establecer principios antes de negociar los detalles de la paz.
Papel de actores internacionales y la ONU

En su artículo, Santos destacó los recientes esfuerzos de mediación que han permitido reanudar el diálogo directo entre Moscú y Kiev. Señaló que “el presidente Donald Trump facilitó un primer paso importante: sentar a ambas partes en negociaciones directas”, auspiciadas por Turquía, que lograron el mayor intercambio de prisioneros de guerra hasta la fecha. Este avance permitió que cientos de familias se reunificaran, demostrando que incluso en medio del conflicto existen áreas de acuerdo que pueden explorarse.
Para Santos, este tipo de logros debe reforzarse con una participación internacional más amplia. Sugiere que Estados Unidos, en conjunto con países que gozan de confianza por ambas partes —como Emiratos Árabes Unidos, Catar y Arabia Saudita—, colaboren en la elaboración de un borrador de marco. Tal documento, explica, podría “ayudar a reducir la brecha entre las posiciones iniciales de cada lado, establecer los términos de un alto al fuego y dar estructura a las negociaciones más prolongadas que seguirían”.
El expresidente también insiste en la necesidad de involucrar a Europa, argumentando que la seguridad de Ucrania está “estrechamente ligada” a la del continente europeo. Cita como ejemplo la reciente llamada entre Emmanuel Macron y Vladímir Putin, que considera un reconocimiento de que Europa y Rusia deben dialogar sobre su futura coexistencia.
En cuanto a las Naciones Unidas, Santos reconoce que hasta ahora su papel ha sido limitado, pero ve en la ONU una oportunidad para actuar como garante neutral. Recuerda que, en el caso colombiano, el Consejo de Seguridad autorizó una misión política integrada por civiles y expertos militares para supervisar el cese al fuego y verificar las violaciones. Por ello, Santos asegura que un esquema similar podría replicarse en Ucrania si se logra un alto al fuego.
Inclusión social y confidencialidad: claves para la paz

Una de las lecciones más importantes del proceso colombiano, subraya Santos, es la necesidad de incluir en las negociaciones a sectores tradicionalmente marginados. “Cuanto más inclusivo sea un proceso político, más sostenible será”, advierte, al tiempo que llama a incorporar las voces de víctimas, veteranos, mujeres y jóvenes, grupos que suelen quedar fuera de las decisiones estratégicas pero que sufren de manera directa las consecuencias de la guerra.
Asimismo, enfatiza que gran parte del avance en procesos de paz se logra lejos de los reflectores. “Es en la mesa de negociación —y no mediante declaraciones a los medios— donde puede construirse la confianza, aunque sea de manera lenta”, escribe en el artículo. Para Santos, hablar de confianza puede parecer “increíblemente ingenuo” para quienes padecen el conflicto, pero es un componente indispensable para convertir lo imposible en posible.
En su cierre, el Nobel de Paz sostiene que lograr un final justo y sostenible para la guerra en Ucrania demandará “tiempo, diplomacia y liderazgo valiente”. Señala que este es un momento clave que la comunidad internacional y los líderes de las partes en conflicto no deben desaprovechar si se busca una salida política que ponga fin al sufrimiento civil y a la inestabilidad regional.
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