
En un reciente mensaje en redes sociales, el exsenador y precandidato presidencial Gustavo Bolívar denunció lo que considera una ofensiva sistemática en su contra por parte de influencers que, asegura, antes lo respaldaban y ahora lo atacan sin razón.
Para Bolívar, este viraje responde a una estrategia organizada que busca debilitar su candidatura mientras promueve la de otros aspirantes, con pagos de por medio.
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“Noto con preocupación que influenciadores que antes hablaban bien de mí ahora se han dedicado a hablar mal de mí sin yo darles motivos. Creo que están promocionando a otros candidatos y no descarto que lo hagan por dinero”, declaró en un video difundido en su cuenta de X.
La intervención marca un punto de quiebre en su campaña y abre el debate sobre el papel de los creadores de contenido en el proceso electoral.
Aunque Bolívar rechaza el uso de influencers para desprestigiar o atacar, reconoció que muchos de ellos ejercen una labor legítima.
“Yo considero que la de influencer es una profesión. Es una profesión que se cultiva con esfuerzo... con muchas madrugadas, con muchos sacrificios”, señaló, destacando el trabajo detrás de construir audiencias.
Afirmó no tener problema en que estos generadores de opinión moneticen su alcance, siempre que exista transparencia.
Para enfrentar lo que describe como un “universo salvaje” en las redes sociales, Bolívar propuso que toda publicación pagada por candidatos o campañas electorales incluya el hashtag #PPP, sigla de “Publicidad Política Pagada”.

“Si algún día le digo a algunos influencers: ‘miren, ayúdenme a promocionar esta campaña y les voy a pagar’, me comprometo a que le pondré ese numeral”, explicó.
A su juicio, esto evitaría que la ciudadanía sea inducida con engaños y permitiría identificar con claridad los contenidos patrocinados.
La idea se inspira en la regulación tradicional que rige en radio, televisión y prensa escrita, donde la pauta electoral debe ser explícita.
“Así como cuando uno paga publicidad en la radio o la televisión y dice ‘esto es publicidad política pagada’, también lo hagamos en redes sociales. Es lo más justo, lo más ético”, afirmó.
En su mensaje, Bolívar diferenció dos tipos de influencers: quienes expresan opiniones por convicción y quienes lo hacen a cambio de dinero.
“No cobren por hablar mal de otro candidato”
Sobre estos últimos, fue tajante al advertir que lo verdaderamente cuestionable es utilizar su influencia para atacar a otros candidatos.
“No cobren por hablar mal de otro candidato. Eso sí está mal. Ahí están atentando contra su misma profesión”, dijo.
Agregó que, más allá del impacto político, esta práctica erosiona la credibilidad de quienes la ejercen.
Las declaraciones de Bolívar se producen en un momento de distanciamiento con el presidente Gustavo Petro.

En febrero del 2025, Petro pidió la renuncia de varios funcionarios que manifestaron aspiraciones electorales, entre ellos, Bolívar, entonces director del Departamento de Prosperidad Social.
Aunque fue una de las figuras clave en la campaña presidencial de Petro en 2022, Bolívar no ha recibido desde entonces respaldo explícito del mandatario.
A pesar de ello, continúa en carrera dentro del Pacto Histórico, a la espera de la consulta interna de octubre del 2025 que definirá el candidato presidencial de la coalición.
“Puede ser que hablen bien de mí porque les gusto… pero que se sepa. Yo no quiero engañar al electorado”, dijo Bolívar, insistiendo en que la reputación de un candidato debe construirse con base en su trayectoria, no con publicaciones ocultamente financiadas.
El debate sobre el uso de influenciadores no es nuevo en su trayectoria. En 2024, cuando aún dirigía el DPS, fue objeto de críticas por considerar contratar creadores de contenido para promocionar programas sociales.
Las bodegas de Duque
En su defensa, señaló que esa práctica no era ilegal ni novedosa. “¿En qué parte del Código Penal dice que darle trabajo a los influencers es delito? (…) Duque contrató bodegas... ¿por qué cuando lo hace la derecha la prensa guarda silencio?”, respondió entonces en una entrevista.
Ahora, desde la oposición interna al propio petrismo, Bolívar insiste en que es necesario establecer normas mínimas para la campaña digital.

Llamó a sus contrincantes en la consulta —entre ellos María José Pizarro, Susana Muhamad, Carolina Corcho, Iván Cepeda y Daniel Quintero— a suscribir un compromiso ético para identificar la propaganda digital y evitar la guerra sucia en redes.
“Hagamos un acuerdo: cuando paguemos influencers, pongámoslo como en la radio o televisión. Que digamos que es publicidad política pagada”, propuso. La invitación, según él, no busca limitar el trabajo de nadie, sino dar garantías a los votantes de que no están siendo manipulados sin saberlo.
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