Una mujer afirma que se quedó dormida y cuando se despertó tenía acento británico

Por Alex Horton

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(iStock)
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El acento de Michelle Myers es bastante normal pero, claro, no sería nada raro porque ella nunca ha salido del país.

Esta mujer de Arizona dice que se fue a la cama con fuertes dolores de cabeza y cuando se despertó tenía un acento extranjero.

Los acentos australianos e irlandeses fluyeron inexplicablemente de su boca durante aproximadamente dos semanas y luego desaparecieron.

Pero su acento británico se ha prolongado durante dos años, según dijo la mujer de Arizona de 45 años a la afiliada de la ABC, KNXV.

Y una persona en particular parece venir a la mente de la gente cuando ella habla. "Todo el mundo solo ve o escucha a Mary Poppins", comentó Myers a la estación de televisión.

La mujer dice que ha sido diagnosticada con el síndrome de acento extranjero (FAS por sus siglas en inglés). El trastorno generalmente ocurre después de accidentes cerebrovasculares o lesiones cerebrales traumáticas que dañan el centro del lenguaje del cerebro de una persona, en la medida en que suena como si tuviese un acento extranjero, según explica el Centro de Trastornos de la Comunicación de la Universidad de Texas, en Dallas.

En algunos casos, los hablantes deforman el ritmo típico de su lenguaje y ciertas sílabas de las palabras. Las personas afectadas también pueden recortar artículos como "el" y comerse letras.

Sheila Blumstein, una lingüista de Brown University, que ha escrito extensamente sobre el FAS, subraya que los pacientes normalmente producen un lenguaje gramaticalmente correcto, a diferencia de muchas víctimas de accidentes cerebrovasculares. En ese sentido, contó a The Washington Post la historia de una mujer de Virginia que, en 2010, se cayó por una escalera, se dañó el cerebro y se despertó hablando con un acento ruso.

La lesión hizo que su cerebro truncara las pronunciaciones de "esto" y "eso" y acabó sonando con un acento extranjero.

La condición se documentó por primera vez en 1907, cuando el neurólogo francés Pierre Marie encuestó a un parisino que sufrió un derrame cerebral y, de repente, habló con acento alsaciano, aunque no era de la región fronteriza entre Alemania y Francia (donde se habla ese idioma).

Michelle Myers.
Michelle Myers.
 

A lo largo del siglo, solo alrededor de 60 casos fueron documentados en la literatura, según un informe de los Institutos Nacionales de Salud. Los casos se han extendido por el mundo: de una mujer de Louisiana que, de repente, habló con acento cajún después de sufrir una lesión cerebral hasta un japonés que tenía acento coreano tras padecer un ataque cerebral.

Myers dijo a The Sun, un tabloide británico, que su condición fue difícil de determinar. "Realmente fue muy difícil empezar… la gente se pensaba que era una broma. Me decían cosas como 'suenas como una Spice Girl'. Fue difícil porque realmente estaba luchando contra eso. Hasta que me conformé y pensé en que podría sonar así por el resto de mi vida. Y ahora me doy cuenta de que eso es parte de mí", explica.

Durante una entrevista con una afiliada de ABC en Phoenix, ella afirmó que padece de Ehlers-Danlos, una condición que hace que la piel sea elástica y que las articulaciones sean tan flexibles hasta llegar al punto de la dislocación y la rotura de los vasos sanguíneos. No está claro si alguna vez sufrió un accidente cerebrovascular, que es causado por la falta de flujo sanguíneo al cerebro. Ese tipo de daño puede afectar permanentemente el habla (Myers no pudo ser contactada inmediatamente para hacer comentarios al respecto).

"Algunas personas piensan que es fisiológico, otros piensan que es psicológico", comentó a la estación. "A la gente como yo no nos importa de lo que sea. Simplemente queremos ser tomados en serio y si es algo que me va a hacer daño, quiero recibir ayuda", recalca.

Todo el mundo solo ve o escucha a Mary Poppins

El caso más destacado del Síndrome de acento extranjero se produjo en Oslo durante la Segunda Guerra Mundial. El neurólogo noruego G.H. Monrad-Krohn, en la investigación sobre la enfermedad, estudió a una mujer que recibió un golpe (con metralla) en la cabeza durante un bombardeo nazi en 1941. La lesión distorsionó el ritmo y la melodía de su discurso, sugiriendo que tenía un acento extranjero para quienes la escuchaban hablar.

Hubo una consecuencia oscura a la idea errónea. Monrad-Krohn encontró tan fuerte su discurso modificado que su oído fue entrenado para sonar como alemán o francés. El país había estado bajo ocupación durante más de un año, y un fervor antialemán se había apoderado del país.

"Se queja de que constantemente la gente piense que es alemana y que, consecuentemente, le digan que no tienen nada para venderle", escribió Monrad-Krohn en 1946 para el diario académico de neurología titulado Cerebro.

Curiosamente, la mujer, identificada como Astrid L. en el diario, era capaz de emitir sonidos bien conocidos, pero era su discurso el que mostraba un ritmo un tanto discordante.