El flagelo de la “venganza porno” crece en Estados Unidos y preocupa a las autoridades

Por Andrea Peterson

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Uno de cada 25 estadounidenses ha sido amenazado o ha tenido que lidiar con una forma muy viciosa de acoso digital en el que se comparten imágenes explícitas a través de la red y sin el consentimiento del sujeto, tal y como explica un informe publicado recientemente por Data & Society y el Centro de Investigación de Salud Pública Innovadora.

Este tipo de intercambio de imágenes no consensuada se conoce popularmente como "venganza porno" (en inglés revenge porn) y ha hecho titulares en los últimos años. Sin embargo habían pocos datos acerca de este tipo de acoso hasta que ha salido este informe, que se basó en una encuesta telefónica de más de 3,000 usuarios mayores de quince años que utilizan internet en Estados Unidos.

Los resultados de la encuesta mostraron que las mujeres jóvenes y las personas que se identifican como lesbianas, gays o bisexuales son las más afectadas por este tipo de ciberacoso. El quince por ciento de los encuestados que se identifican en ese grupo social admitió que alguien les había amenazado con compartir imágenes de ellos desnudos o con poca ropa sin su consentimiento. El 7 por ciento dijo que esas imágenes, en efecto, habían sido expuestas en la red. El 10 por ciento de las mujeres menores de 30 años explicaron que se habían enfrentado a amenazas similares, mientras que el 6 por ciento comentó que sus imágenes habían sido publicadas.

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Los hombres, a nivel general, también se enfrentan a tasas similares de exposición. Amanda Lenhart, autora principal de la investigación, declaró que los analistas decidieron preguntar sobre amenazas porque es una táctica coercitiva común entre las víctimas de violencia doméstica.

Ella señala que la "venganza porno" la realizan los ex amantes vengativos que publican las imágenes que han sido compartidas en confianza. Sin embargo, este tipo de acoso también puede ocurrir cuando un atacante ingresa en el correo electrónico de una víctima, en las cuentas de almacenamiento de la nube o hackea la webcam de una víctima.

Ver las imágenes íntimas de uno expuestas en internet "es una experiencia devastadora" para las víctimas y puede causar cicatrices emocionales profundas y de por vida. En algunos casos, esa situación puede conducir a problemas de confianza y problemas de empleo (en particular si la víctima tiene un trabajo como una posición de educadora o que requiera estar en el ojo público).

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Este tipo de pornografía también puede amenazar la seguridad de las víctimas, tal y como advierte Lenhart. Sobretodo si las imágenes se publican con otra información personal sobre el tema. Algunas víctimas han dicho que sus acosadores publicaron las imágenes en línea con su nombre completo, la ubicación y los detalles del empleo. A todo eso también habían mensajes que podrían animar a cualquier espectador a asaltar sexualmente a la víctima.

Ante este escenario hay algunas opciones legales disponibles, de acuerdo a la profesora de derecho de la Universidad de Maryland, Danielle Citron. Por ejemplo, si una víctima tomó una foto de ellos mismos, pueden ser capaces de usar una ley federal de derechos de autor para conseguir que se bloquee y se elimine de la red. 34 estados de todo el país tienen leyes encaminadas a castigar a los autores que hacen pornografía por venganza.

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Algunas víctimas, sin embargo, luchan con tal de que la policía responda a este tipo de acoso, según Citron. "La aplicación de la ley está jugando a ponerse al día tanto en la formación sobre la ley y la tecnología", remarca. "Cuando las víctimas acuden a las autoridades para que se aplique la ley, la respuesta común es que no se puede hacer nada", lamenta.

E incluso después de una victoria legal puede ser extremadamente difícil asegurarse de que todas las imágenes estén fuera de línea. "Ese es el reto de internet. Las cosas se copian y se difunden", subraya Lenhart.