Veterinarios crearon una prótesis de plástico para un loro mediante una impresora 3D

Por Samantha Drake

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La inteligencia y la personalidad de Pete lo convirtió en un buen candidato para llevar una prótesis (Cortesía de Penn Vet)
La inteligencia y la personalidad de Pete lo convirtió en un buen candidato para llevar una prótesis (Cortesía de Penn Vet)

Pete ladeó su cabeza y clavó sus ojos en la gente que estaba reunida en el lugar para observarlo. El pequeño ave, procedente del Amazonas, había pasado por muchas situaciones en sus 34 años de vida, pero nada le hacía presagiar lo que viviría esa tarde de finales de agosto.

El muñón de lo que quedaba de la pierna izquierda de Pete descansaba en una prótesis similar a un botín, un día después de que se presentaran las últimas innovaciones de una línea de prototipos de plástico tridimensionales hechos especialmente para el animal. Era una excelente señal de que no solo el ave estaba empezando a aceptar la prótesis, sino que también él entendía que debía apoyar su peso en ella.

"Eso en sí mismo es revolucionario para un ave", comentó La'Toya Latney, médico asistente del Servicio de Animales Exóticos del Hospital Ryan de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Pensilvania (Penn Vet). "Él lo entiende", afirmó.

Pete no es el primer animal en obtener una parte de su cuerpo impresa en 3D: perros, caballos y, por lo menos, un pato se han beneficiado de esa tecnología en los últimos años. Pero su nuevo pie es el primero que se ha creado en el centro de Pensilvania, que anteriormente había creado prótesis más tradicionales para los animales. Este producto se ha adoptado como una especie de prueba: se han fabricado patas protésicas, pies y picos para aves. Uno de los mayores desafíos es si el receptor tolerará el dispositivo artificial.

(iStock)
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Pete está sometiéndose a una rehabilitación y al uso de la prótesis a cambio de su extraordinaria voluntad de ayudar a la institución a aprender más sobre la recuperación de la aves. Todo comenzó una cálida tarde de septiembre del año pasado, cuando Pete subió por la malla de alambre situado en un costado de la casa de Allentown (Pensilvania). Eso dejó sus dedos curvos fuera del recinto y vulnerable a un depredador que lo acechara en la oscuridad.

"Escuché unos increíbles gritos en el patio trasero", recordó Ben Spalding, cuya esposa, Stacey Gehringer, de 56 años, es propietaria de Pete desde que tenía menos de un año. Spalding miró hacia fuera y vio a un zorro en el aviario. Al verla, el animal de cuatro patas salió corriendo al percatarse de su presencia.

"El zorro arrancó la pata izquierda del loro y la tiró", recuerda Spalding. Ante esa situación, él y Gehringer subieron agarraron a Pete, lo pusieron en una jaula y se montaron en el auto. Iban a la clínica veterinaria de emergencia más cercana. Como que el centro no contaba con especialistas avícolas durante la noche, la pareja terminó manejando más de 90 kilómetros al sur hasta llegar a Penn Vet, una de las pocas instalaciones veterinarias de la región de Filadelfa que lleva casos de urgencia de aves. El servicio de animales exóticos de Penn Vet examina alrededor de 1,000 animales al año y casi el 40 por ciento de ellos son aves.

El personal de la sala de emergencia estabilizó a Pete y trató una herida en su pecho. Después, Latney amputó su pierna destrozada. El pronóstico de Pete fue reservado, pero el metabolismo de las aves, que reproduce los glóbulos rojos mucho más rápido que los humanos, lo ayudó a superar la prueba.

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Pero, ¿podría Pete, que puede llegar a vivir hasta los 60 años, continuar con una sola pierna? Los ejemplos de aves más grandes que sobreviven después de perder una pierna son pocas ya que las aves que pesan más de 100 gramos generalmente experimentan dolor y artritis severa. Pete pesa 570 gramos.

Latney había leído un artículo en el Journal of Avian Medicine and Surgery que narraba una de las pocas historia de éxito: se trataba de un guacamayo que vivió dos años y medio después de la amputación de una pierna (el animal murió por un problema no relacionado con esa condición médica). Así que Latney sabía que sobrevivir a esa adversidad era ciertamente posible, aunque la habilidad de un pájaro grande para prosperar con tal desventaja era incierta. Y si los casos de aves grandes que viven con una pierna son escasos, los ejemplos de su adaptación con éxito a una prótesis son aún más raros.

Sin embargo, Latney decidió que la inteligencia de Pete y su personalidad madura y compuesta lo convertían en un buen candidato para una prótesis. Apoyar su muñón en una prótesis durante unas pocas horas al día sería beneficioso para la salud a largo plazo de la pierna y el pie que aún le quedan. Su pico ya mostraba signos de desgaste porque lo estaba usando para estabilizarse agarrando los barrotes de su jaula.

"Cuando el Dr. Latney sugirió que le gustaría probar una prótesis, estuvimos todos de acuerdo", explica Spalding, de 57 años.

Latney recurrió a Jonathan Wood, un veterinario especializado en neurología y neurocirugía con una gran experiencia en el uso de modelos impresos en 3D para enseñar y planificar cirugías. Wood, a su vez, trajo el Laboratorio de Fabricación de la Escuela de Diseño de la Universidad de Pensilvania para hacer la prótesis.

No ha sido una solución fácil. Spalding y Gehringer tuvieron que dejar a Pete a cargo de Latney en Penn Vet durante unos días, y así el animal y Wood pudieron descubrir qué es lo que funcionaba mejor.