Con la tecnología se controla a los hijos fuera de casa, pero ¿es algo bueno?

Por Elizabeth Small

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Mi teléfono suena por tercera vez durante una reunión con el jefe del departamento en la universidad donde doy clases. "¿Es realmente necesario?", me pregunta. Me sonrojo mientras me doy cuenta de que mi pantalla está llena de notificaciones de la revista digital de la clase de mi hija mayor y de la cuenta de Twitter de mi hija menor.

Después de la reunión, deslizo mi dedo índice por la pantalla para desbloquear las imágenes de mis hijas. Me alegra mirarlas. Veo que el cabello de una está un poco alborotado y recuerdo que debo comprarle unos lazos. También me fijo en la apariencia aturdida de mi otra hija, veo que está un poco alejada del resto de sus amigas. Tendré que preguntarle qué pasó. Voy a mi próxima reunión pensando en moños para el pelo.

Más tarde una de mis estudiantes entra en la oficina. Dice que su madre la había llamado para decirle que vio la nota de su último examen y que había recibido un 93.

"¿Tu madre te llamó para decírtelo?", digo.

"Sí, le di mi contraseña de la intranet de la universidad", me contesta.

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Me sorprende que un familiar de una estudiante universitaria controle sus calificaciones en nuestra plataforma online. Me pregunto cómo habría sido la conversación entre madre e hija si la alumna no hubiera sacado una A en el examen.

"¿Tu profesora te ha dicho algo?", le pregunto a mi hija.

"No mamá, pero me preocupé por las cámaras en el pasillo mientras susurraba con mi amiga", me dice.

"¿Cámaras?", comento sorprendida.

"Sí mamá, hay cámaras por todas partes". Miro hacia arriba y veo un vidrio oscuro montado en el techo.

Estamos siguiendo los movimientos de nuestros hijos y ellos pueden sentirlo.

Por motivos de transparencia y protección, las escuelas avanzan hacia la implementación de tecnología accesible para padres en el aula. Hay correos electrónicos y webs, pero ahora también podemos tener acceso a los periódicos en línea, a las aulas y a las cuentas de las redes sociales para mantener un control sobre el día a día de nuestros hijos.

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Como madre, estoy totalmente seducida por la transparencia basada en la tecnología en el aula. Veo cómo los padres que tienen hijos con problemas de salud o de comportamiento se pueden sentir más cómodos mientras mantienen un ojo pasivo en la clase. Es increíble como la conexión a internet permite que los padres en el extranjero o en el trabajo puedan estar con sus hijos en el aula. Las fotos de mis hijas en la escuela me alivian la culpa de estar trabajando y no para ellas.

Me encanta tener información específica para alimentar conversaciones sobre su día en la escuela. "¿Qué hiciste hoy?": la conversación no tiene que terminar con un simple "nada". Vi con mis propios ojos ese modelo de cohete que construyeron y puedo preguntarle más detalles sobre eso.

También recuerdo lo que era ser estudiante. Me encantaba la escuela porque allí podía ser invisible para mi familia. La escuela me dio la libertad de experimentar con mi identidad.

Cada semestre les pido a mis estudiantes que respondan a la pregunta: "Si pudieras tener un súper poder ¿cuál sería?". Es una manera de aliviar la tensión al comenzar. Pero en un mundo donde seguimos los movimientos de nuestros hijos, no es de extrañar que los estudiantes escojan la invisibilidad.

¿Es saludable para mí tener el control de mis hijos en la escuela? ¿Debo saber en tiempo real el estado de sus lazos en el cabello?

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Cuando una imagen está sobreexpuesta se suelen perder algunos detalles, luces y sombras. Cuando los niños están sobreexpuestos ¿les puede perjudicar a la hora de desarrollarse? Quizás nuestros hijos se beneficiarían si dejamos que sean un poco más invisibles.

En 1791 el filósofo británico Jeremy Bentham abogó por el diseño del panóptico, en el cual un vigilante podía observar a los presos, obreros y pacientes sin que ellos supieran si estaban siendo vigilados o no. La idea es que si las personas no saben con certeza si están siendo observadas controlarán su comportamiento.

Con estas tecnologías ¿estamos colocando a nuestros niños en un panóptico virtual? ¿Debe preocuparnos si esta vigilancia los convierte en objetos en vez de seres autónomos?

Es inútil debatir si estas tecnologías deberían o no existir. Los padres deben asegurarse de dar a sus hijos los niveles de privacidad apropiados para cada edad y que eso les permitan saber a qué información se está accediendo.