Por qué deberías preocuparte por la muerte de la guitarra eléctrica

Por Geoff Edgers

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Una guitarra eléctrica expuesta en la muestra de la Asociación Nacional de Comerciantes de Música (Wikimedia)
Una guitarra eléctrica expuesta en la muestra de la Asociación Nacional de Comerciantes de Música (Wikimedia)

La Asociación Nacional de Comerciantes de Música (NAMM por sus siglas en inglés) no podía dejar de hacer sonar rock 'n' roll. Cuando las puertas del Centro de Convenciones de Anaheim se abrieron, la gente empezó a entrar entre filas llenas de guitarras Fender, Les Paul y las oddball, creaciones personalizadas y hechas a mano con quince tipos distintos de madera.

En el centro mundial de la mayor tienda de este instrumento de seis cuerdas, uno cree que todo está bien dentro del mundo de la guitarra.

George Gruhn, un distribuidor de 71 años y natural de Nashville, ha vendido guitarras a Eric Clapton, Neil Young, Paul McCartney y Taylor Swift. Caminar con él por la NAMM es como aprender de Bill Belichick en la NFL. Hay un gran amor por el producto pero también un gran escepticismo. Lo que unos ven como un auge, con una línea aparentemente interminable de instrumentos, otros, como Gruhn, lo ven como dos trenes a punto de colisionar.

Jimi Hendrix en una fotografía de archivo (Pixabay)
Jimi Hendrix en una fotografía de archivo (Pixabay)

"Ahora hay más fabricantes que nunca en la industria del instrumento, pero el mercado no está creciendo. No me gusta hacer predicciones catastróficas, pero esto no es sostenible", afirma Gruhn.

Los números le dan la razón. En la última década, las ventas de la guitarra eléctrica se han desplomado. De 1.5 millones de unidades vendidas anualmente han pasado al millón. Las dos compañías más grandes, Gibson y Fender, están con una gran deuda, y la tercera, PRS Guitars, ha tenido que recortar personal y ampliar la producción de guitarras más baratas. En abril, Moody's degradó la valoración de Guitar Center, el mayor minorista de guitarra, ya que tiene una deuda de USD 1.6 billones. En Sweetwater.com, un minorista en Internet, una guitarra nueva de la marca Fender se puede adquirir por unos USD 8 al mes.

Lo que preocupa a Gruhn no es que las ganancias sean menores. Eso suele pasar en los negocios. Lo que le preocupa es el "por qué" del declive en las ventas. Cuando él abrió su tienda hace 46 años, todo el mundo quería convertirse en una estrella de la guitarra, ya que muchos querían ser como Clapton, Jeff Beck, Jimi Hendrix, Carlos Santana o Jimmy Page. Ahora, estos aficionados se están retirando, reduciendo su consumo y ajustándose a los ingresos. Las nuevas generaciones parece que no están interesadas en eso.

Imagen para ilustrar cómo la guitarra ha caído en desgracia (The Washington Post/Marvin Joseph)
Imagen para ilustrar cómo la guitarra ha caído en desgracia (The Washington Post/Marvin Joseph)

Gruhn sabe por qué.

"Lo que necesitamos son héroes de la guitarra", afirma.

Le pregunto por Clapton, que recientemente redujo parte de su colección y a quién Gruhn vendió 29 de sus guitarras.

"Eric Clapton tiene mi edad", dice.

¿Qué tal Cremon Mark Tremonti, Joe Bonamassa, John Mayer? Él niega con la cabeza.

"¿John Mayer? No verás a un grupo de niños emulando a John Mayer, escuchando su música ni tampoco pidiendo la misma guitarra que él", lamenta.

Héroes de la guitarra. Llegaron con la primera oleada del rock 'n' roll: con Chuck Berry, Scotty Moore o Link Wray.

Los años sesenta trajeron a Clapton, Jeff Beck, Keith Richards, Pete Townhed y el sonido revolucionario de Hendrix.

McCartney vio tocar a Hendrix en el Bag O'Nails de Londres, en 1967. Él recuerda esos días mientras agarra una Les Paul y toca el tema Foxy Lady.

"La guitarra eléctrica era algo nuevo y fascinante, tanto antes como después de Jimi. Así que había un montón de músicos que emulaban a tipos como B.B. King o Buddy Guy. Habían varias generación allí", admite.

Se detiene.

"Ahora la música es mucho más electrónica y los jóvenes la escuchan de una forma diferente. No tienen ídolos de la guitarra como teníamos tu y yo", afirma McCartney.

La Asociación Nacional de Comerciantes de Música se celebra cada año en el Centro de Convenciones de Anaheim (California) (Wikimedia)
La Asociación Nacional de Comerciantes de Música se celebra cada año en el Centro de Convenciones de Anaheim (California) (Wikimedia)

Nirvana era muy grande cuando Dan Auerbach de Black Keys era un niño.

"Todo el mundo quería una guitarra. Pero lo de ahora no es sorprendente, y tiene que ver con lo que está en el Top 20", remarca.

Vernon Reid de Living Colour también está de acuerdo con que hay un cambio sustancial en la industria. Recuerda que se inspiró cuando escuchó a Santana en la radio. "Había cultura de tocar la guitarra, y la música era el centro de todo. Un disco salía a la venta y todo el mundo hablaría sobre él. Había inversión en tiempo y recursos", asegura Reid, de 58 años.

Lita Ford, también de la misma edad, recuerda que se acurrucó en el sofá una noche del 77 para ver a Cheap Trick en Don Kirshner's Rock Concert. Ella tenía 19 años y su banda, The Runaways, había sido telonera de algunos de sus conciertos.

"Era simplemente un mundo diferente. Esperabas una semana entera para ver qué banda iba a tocar. Todo el mundo estaba frente al televisor como si estuviera viendo un partido de fútbol", confiesa.

En los años ochenta, cuando Ford empezó su carrera en solitario y rompió el Top 40, se convirtió en una de las pocas mujeres héroes de la guitarra, en una industria plagada de hombres, como Stevie Ray Vaughan, Joe Satriani y Eddie Van Halen.

La cultura de la guitarra estaba en todas partes pero habían indicios que apuntaban que el cambio estaba por llegar. Las evoluciones tecnológicas en la música competirían con la guitarra. En 1979, el Portastudio 144 de Tascam llegó al mercado, y eso permitía que cualquier persona con un micrófono y varios cables pudiera grabar a la vez varias pistas. Bruce Springsteen usó uno de estos aparatos para grabar Nebraska en 1982. En 1981, Oberheim introdujo la máquina DMX, lo que supuso una revolución para el hip-hop.

"La música es música", dice Gruhn. "Todos ellos eran héroes musicales, fuera cual fuera el instrumento que tocaran. Estoy abierto a la evolución ya que el genio musical sigue siéndolo aunque sea de forma diferente", sentencia.