¿Es la prohibición de las azafatas en la Fórmula 1 realmente algo bueno?

Por Amelia Abraham; traducido por Eva Cañada

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Eliminarlas significa dejar sin trabajo a varias personas. ¿Es eso realmente justo?

A lo largo de las últimas semanas, ha resurgido de nuevo el debate acerca de la cosificación de las mujeres en el deporte. Y no hablamos de las mujeres que lo practican, porque eso sería un tema aparte, sino de las mujeres secundarias que están ahí para dar un poco de vidilla a la cosa, como por ejemplo las azafatas de los dardos, una antigua tradición en ese mundo. Para cualquiera que no sea un ávido espectador, estas azafatas acompañan a los jugadores hasta el estrado, normalmente vestidas con glamurosos vestidos cortos y zapatos de tacón, a veces llevando una banda cruzada, y después se marchan por donde han venido. Sin embargo, el pasado 27 de enero se anunció que la Corporación Profesional de Dardos (PDC, por sus siglas en inglés) eliminará esa figura de su deporte ―y con ello decenas de mujeres se quedarán sin trabajo―, después de mantener conversaciones con las cadenas de televisión sobre cómo esa tradición es anticuada y profundamente sexista.

Desde que se reveló la noticia, las reacciones negativas han ido en aumento. Las organizaciones de dardos y los aficionados holandeses y alemanes a este deporte han tachado la decisión de "corrección política llevada hasta la locura", afirmando tajantes que ellos mantendrán los trabajos de las azafatas en Europa. El anterior campeón del mundo de dardos Raymond van Barneveld inició una campaña en Change.org pidiendo que se reinstaurara esta figura, petición que hasta la fecha ha acumulado en torno a 40.000 firmas y el número sigue aumentando. Y la modelo británica Kelly Brook se pronunció en defensa de las azafatas deportivas en un programa de televisión. Siendo como es una antigua azafata de Fórmula 1, Kelly afirmó que había sido "uno de los mejores trabajos que había tenido en su vida". Pero entonces, tan solo unos días después, se anunció que la figura de la azafata de parrilla de salida en la Fórmula 1 también se iba a eliminar.

En el mundo de la F1, las azafatas son las que entregan los trofeos, agitan grandes banderas y entretienen a los espectadores mientras el vehículo está en el lugar más alejado de la pista. En última instancia, no sirven a ningún propósito fundamental para las carreras de Fórmula 1 en sí, pero desde la década de 1960, simplemente se han convertido en una tradición. "Aunque la práctica de contratar azafatas ha sido parte fundamental de los grands prix de Fórmula 1 desde hace décadas", afirmó Sean Bratches, director de operaciones comerciales en la F1, "tenemos la sensación de que esta costumbre no está en consonancia con nuestros valores de marca y claramente no encaja con las normas sociales actuales". En su declaración añadió que: "No creemos que la práctica sea apropiada o pertinente para la Fórmula 1 ni para sus fans, antiguos y nuevos, de todo el mundo".

Aunque algunas personas aplaudieron la decisión, otras se quejaron de que parece ir en contra de la visión de la mayoría. En una encuesta llevada a cabo el pasado mes de diciembre, BBC Sport descubrió que el 60 por ciento de los fans de la F1 afirmaban que las mujeres deberían formar parte del deporte. El debate en torno a las azafatas es bastante parecido: aunque muchos espectadores de los dardos creen que la presencia de las mujeres no hace daño a nadie, quienes la critican creen que es denigrante implicar a las mujeres en las competiciones masculinas de dardos simplemente por su mera cosificación. Un tuit del The Women's Sport Trust decía: "Aplaudimos el paso que ha dado la Corporación Profesional de Dardos en la dirección correcta decidiendo no volver a utilizar azafatas. Carreras de coches, boxeo y ciclismo… es vuestro turno de mover ficha".

Es predecible que las "feministas" choquen con los "anti feministas" en esta cuestión, pero quizá la reacción más importante a estas prohibiciones sea que las azafatas están empezando a alzar la voz para quejarse. La azafata de dardos Charlotte Wood dijo a la BBC Radio 5 en directo: "Todo el mundo elige dónde quiere trabajar y yo tengo la sensación de que me están diciendo que no puedo hacer este trabajo, o sea, que me están privando de mis derechos. Yo voy a trabajar, me pongo un vestido bonito y acompaño a los jugadores de dardos hasta el estrado. Sonrío y ya está. Sinceramente, no veo dónde está el problema". De forma similar, la azafata de Fórmula 1 Charlotte Gash dijo a la BBC: "Es muy molesto y estoy bastante disgustada porque la F1 se ha rendido ante una minoría para ser políticamente correcta. Yo soy una de las afortunadas que no depende de esto como principal fuente de ingresos, pero hay chicas ahí fuera que sí dependen de esto".

Entonces, ¿es correcto decir a las mujeres qué trabajo pueden hacer y cuál no y dejarlas sin empleo durante el proceso? A fin de cuentas, su sustento depende de su capacidad de trabajo. Eliminar a las azafatas de parrilla de salida básicamente significa privar a un gran número de mujeres de su sueldo.

A mí me parece que la cuestión abarca un debate feminista mucho más amplio, un debate que surge cada vez que se someten a debate las páginas desplegables de desnudos en las revistas (aunque debería distinguirse que esas chicas de las revistas van en topless mientras que las azafatas deportivas llevan la ropa puesta). Por una parte, podría aducirse que la actitud positiva hacia el sexo y el empoderamiento deberían conceder a las mujeres la libertad de elegir si desean colocarse frente a la mirada masculina. Por la otra, podría decirse que las azafatas deportivas ―sabiéndolo o no― están contribuyendo a un sistema que antepone el placer masculino a costa de la cosificación de las mujeres. Ese mismo concepto fortalece la idea de las mujeres como accesorios o espectáculo, algo que deberíamos estar tratando de combatir, especialmente tras el fenómeno #metoo.

Personalmente, puedo ver ambas partes de la discusión y las encuentro difíciles de reconciliar. Desconfío especialmente de la política de clases que entra en el debate: juzgar las decisiones de las mujeres a menudo sin tener en cuenta las circunstancias de esas mujeres, o quizá lo más importante, su autonomía. Encuentro muy paternalista sugerir que determinadas mujeres están tan esclavizadas por el patriarcado que ni si quiera pueden ver que su trabajo es cosificador. Creo que pueden verlo y que en realidad no les importa. Solo quieren recibir un salario (y estos trabajos, según tengo entendido, están bien pagados). Como dijo una amiga mía que trabaja en un club de striptease: "Es la teoría de Robin Hood: mientras el patriarcado exista, me aprovecharé de él".

Sin embargo ―y aquí hay un enorme sin embargo― los dardos y la Fórmula 1 son vistos por millones de personas y el mensaje que transmiten estos papeles de las mujeres es inequívocamente claro: los hombres hacen el trabajo duro mientras las mujeres permanecen alrededor simplemente siendo bonitas. Para mí esto es un problema, porque en realidad hay campeonas femeninas de dardos y hay pilotos femeninas de F1, aunque sean una minoría y reciban poca visibilización en una industria deportiva dominada por los hombres. En 2017, hubo una mujer en la lista de los 100 atletas más importantes del mundo y fue Serena Williams, que percibe 56 millones de euros menos que Cristiano Ronaldo, el deportista mejor pagado del mundo. Espero que eliminar la figura de las azafatas cambie nuestra perspectiva sobre este tema. Y también espero que sea el primer paso hacia una filosofía más inclusiva en estos deportes a nivel más general, teniendo en cuenta que un fan de los dardos se maquilló de negro para disfrazarse de la Miembro del Parlamento Diane Abbott a finales del año pasado y que Lewis Hamilton ha experimentado racismo reiteradamente por parte de los fans en la F1.

Cuando el calendario Pirelli ―Pirelli es el proveedor exclusivo de neumáticos en la F1― decidió cambiar el contenido de sus almanaques y dejar de deificar a mujeres atractivas, eligió en su lugar celebrar la diversidad con un reparto completamente negro de modelos en su versión de Alicia en el país de las maravillas de 2018. Esto es progreso. Cien años después del sufragio parcial de las mujeres ―un aniversario que casualmente se celebra esta semana―, nos entristece no estar siquiera cerca de la igualdad entre sexos, así que aunque puede que cause cierto revuelo y que no sea el problema más urgente en la lucha por la paridad de géneros, quizá eliminar la figura de las azafatas deportivas es por desgracia necesario para poder avanzar hacia la igualdad.

Publicado originalmente en VICE.com