“Si paramos, no comemos”: el drama de los venezolanos en medio de la cuarentena

Los ciudadanos explican que no pueden darse el “lujo” de frenar la actividad ya que necesitan conseguir medios de subsistencia, pese al riesgo de contraer coronavirus. El cierre de fronteras aumentó la circulación por las trochas ilegales hacia Colombia para el abastecimiento

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"A los venezolanos no nos mata el coronavirus sino el hambre"

Quedarse en casa es un “lujo” que Alexis Torres, padre de dos niñas de 10 y 14 años, no puede darse con la economía de Venezuela devastada por la hiperinflación y seis años consecutivos de recesión. “Si nos paramos, no comemos”, explica en una Caracas en cuarentena. Encerrarse para protegerse del nuevo coronavirus es demasiado caro para los agujereados bolsillos de muchos venezolanos.

“Yo no me puedo dar ese lujo de pararme, porque si nos paramos estamos fritos”, comenta a la AFP este hombre de 35 años, taxista motorizado, mientras espera por clientes en una esquina de Caracas, ciudad que cumple una semana semiparalizada por la cuarentena ordenada por el régimen chavista.

Fila para abastecimiento de agua en Caracas (AFP)
Fila para abastecimiento de agua en Caracas (AFP)

Yenny Amaya, por su parte, vive de limpiar casas y echa en falta los 300.000 bolívares -unos cuatro dólares- que cobra por jornada. “La gente me dice: Yenny, no vengas”, relata desde la habitación que alquila en Casalta, una zona popular del oeste de la ciudad. “Para mí es horrible. Yo no recibo sueldo (...), hay que cuidarnos, pero el gobierno tiene que pensar en la gente que trabaja por día. ¿Cómo hace uno?”, lamenta esta mujer de 46 años.

Las actividades educativas y laborales están suspendidas en toda Venezuela, salvo en sectores básicos como alimentación, salud o telecomunicaciones. Las autoridades dijeron haber confirmado 77 casos de COVID-19, sin muertes, en un país con sistemas de salud, electricidad y agua altamente deficientes.

Frontera caliente

Ocasionalmente la policía colombiana lanza una bomba aturdidora para espantarlos. Pero cientos de venezolanos se las ingenian para franquear los pasos ilegales y las restricciones que ambos países han impuesto para frenar la pandemia, porque, sobre todo, temen morir de hambre.

Un punto fronterizo entre Venezuela y Colombia (AFP)
Un punto fronterizo entre Venezuela y Colombia (AFP)

El coronavirus es Maduro. Mientras no saquen esa enfermedad de Venezuela nunca se va a acabar esto”, dice a la AFP un joven con tapabocas que trabaja cargando maletas y pidió mantener su identidad en reserva.

Saltan cultivos de arroz, caminan sobre el pantano, trepan cercas, siempre apurando el paso, evadiendo desconocidos y periodistas.

Para contener la expansión del Covid-19, que con las horas multiplica los muertos y los contagios en el mundo, el presidente Iván Duque cerró los siete pasos fronterizos terrestres a lo largo de la porosa frontera de 2.200 kilómetros que comparten Colombia y Venezuela. Nicolás Maduro ordenó luego a los venezolanos entrar en cuarentena total, una medida que también comenzará a regir a partir del miércoles en territorio colombiano.

Pero muchos no pueden esperar a que la pandemia mengüe, porque necesitan abastecerse debido al deterioro de la economía venezolana.

En la trocha conocida como “La Pared” los venezolanos pasan sin cesar, apenas protegidos con tapabocas sucios.

“El hambre nos hace quitar el miedo”, dice Jairo Pabón, de 56 años, antes de seguir su camino hacia el municipio colombiano de Villa del Rosario, en busca de alimentos para sus dos nietos.

Control policial en Caracas (AFP)
Control policial en Caracas (AFP)

Según Marianne Menjivar, directora de la ONG Comité Internacional de Rescate para Colombia y Venezuela, “los 35.000 venezolanos que cruzaban todos los días a Colombia (...) ahora solo pueden hacerlo a través de cruces ilegales, que los exponen a violación, agresión sexual y otros tipos de violencia”. Un reportero de la AFP vio cómo hombres encapuchados organizaron una suerte de peaje con cuerdas de alambre donde piden dinero con dos palabras: “colaboración, colaboración”.

Comida “casa por casa” y nóminas

La viabilidad de la cuarentena dependerá del éxito de planes estatales de apoyo a la población, subraya Henkel García, director de la firma de asesoría financiera Econométrica. Sin embargo, advierte, “una política de ayuda de la magnitud que se requiere, necesita recursos y no los tienes”.

Maduro puso en marcha un plan especial para entregar alimentos “casa por casa” a siete millones de familias en este país de 30 millones de habitantes.

Además, sin aclarar cómo obtendría fondos, el mandatario socialista presentó el domingo medidas de compensación. Anunció que el Estado pagará nóminas de pequeñas y medianas empresas por seis meses y ordenó la supresión del pago de alquileres y de compromisos de crédito por el mismo lapso. Otorgará también “bonos especiales”.

Para el economista García, con medidas como suspender el pago de alquileres y créditos, Maduro “le esta cargando al sector privado el costo del plan”.

Un hombre se limpia las manos junto a un basural (AFP)
Un hombre se limpia las manos junto a un basural (AFP)

Yenny y Alexis, mientras, se las arreglan como pueden. La falta de transporte sería incluso un obstáculo para Yenny si es que la llaman para algún “trabajito”. El Metro de Caracas, que moviliza diariamente a 2,5 millones de personas, solo admite como pasajeros a quienes están cumpliendo tareas consideradas esenciales.

Alexis, con su motocicleta, ha visto mermada la clientela, pero aguarda con una mascarilla que le cubre el rostro. “Yo tengo que salir a guerrear, sin miedo, sin nada”, dice.

Maduro pide comprensión. "No hay otra solución (...) Tengamos conciencia", dijo.

"La pregunta es: ¿cómo sostener personas y empresas paradas con la economía en terapia intensiva?", indica Luis Vicente León, presidente de la encuestadora Datanálisis.

Un mercado municipal en Caracas (AFP)
Un mercado municipal en Caracas (AFP)

Financiamiento

La falta de liquidez del gobierno, con los precios del petróleo desplomándose, la producción en caída libre y sanciones de Estados Unidos, es una amenaza.

El paso del tiempo puede disparar tensiones, estima García, "porque muchos no tienen cómo comer".

Por ello, subraya, es vital para Maduro encontrar financiamiento. "Sin ayuda financiera internacional, yo veo bien difícil que se pueda paliar" la situación, señala.

Y la propia crisis política del país torna tortuoso conseguir ayuda.

(AFP)
(AFP)

La semana pasada, Maduro pidió al Fondo Monetario Internacional 5.000 millones de dolares para combatir al coronavirus. La entidad desestimó el pedido por no haber “claridad” sobre el “reconocimiento” del gobernante, cuyo mandato, según varios países, proviene de elecciones fraudulentas.

Medio centenar de gobiernos, encabezados por Estados Unidos, reconocen a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela; pero es Maduro quien mantiene control territorial, policial y militar y maneja las finanzas públicas.

(Con información de AFP)

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