Así se aplica el desprecio a los oficiales “ambiguos” o pasados a retiro en la Fuerza Armada venezolana

Delaciones, silencio ante la tortura o cárcel a los compañeros y persecución contra quienes ya no están en la FANB: cómo cambiaron las relaciones entre los militares desde el surgimiento del chavismo

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Soldados venezolanos (Reuters)
Soldados venezolanos (Reuters)

Antes de la revolución bolivariana, la Fuerza Armada venezolana era una institución que funcionaba sin mayores altibajos, como cualquiera en tiempos de paz. Era como una gran familia, donde los militares se peleaban, se reconciliaban, se apoyaban, se denunciaban, se retractaban, pero casi siempre se defendían. La época más álgida era la que rondaba alrededor de los ascensos, por la natural competencia, pero todo cambió. Hoy a esa institución lo que más la identifica es la delación, es el silencio ante la tortura o cárcel de uno de sus compañeros y las demostraciones de persecución contra quienes ya no están en la FANB, pero sobre todo contra aquellos que llegaron a ocupar cargos relevantes.

Una de las primeras cosas que hizo el general Jesús Rafael Suárez Chourio, cuando llegó a la Comandancia General del Ejército, fue emitir el 25 de julio de 2017 el radiograma 258, en el que se expresa sobre el GD Jesús Alberto Milano Mendoza, dado de baja 15 días antes, en estos términos: “Fue persona de confianza de nuestro comandante supremo y eterno, llegando incluso a ocupar cargos relevantes dentro de la FANB”. Para inmediatamente decir que “actualmente mantiene una conducta ambigua, traicionando el legado de quien fuere su jefe, quien entregó su vida por nuestro pueblo, por la independencia y la libertad de la patria, comandante Hugo Chávez”.

Suárez Chourio consideró que la “ambigüedad” del general Milano era motivo suficiente para ordenarle a los comandantes en todos los niveles que prohibieran su acceso a las “instalaciones militares, operativas y administrativas, tomándolo en cuenta como persona no grata”. No contento con eso instruye a su personal a no tener “ningún tipo de comunicación” con el general Milano “y notificar al comando superior inmediatamente de cualquier intento de ingreso o comunicación”. De esa manera, el recién llegado jefe del Ejército para el 2017, ahora siendo general en Jefe, pretendió convertir en un paria al alto oficial cercano a Hugo Chávez.

Soldados venezolanos y miembros de la milicia alzan sus puños cerca del puente que conecta Venezuela y Colombia para que los medios del Estado graben mientras demuestran su apoyo al presidente Nicolás Maduro. (Meridith Kohut para The New York Times)
Soldados venezolanos y miembros de la milicia alzan sus puños cerca del puente que conecta Venezuela y Colombia para que los medios del Estado graben mientras demuestran su apoyo al presidente Nicolás Maduro. (Meridith Kohut para The New York Times)

No entran

Ese precedente que Suarez Chourio crea con el general Milano se ha reproducido como la hierba en toda la institución, hasta el nivel de que el general de División (Av) Santiago Alejandro Infante Itriago, quien se identifica públicamente como “General de la República, revolucionario, bolivariano, socialista, antiimperialista y radicalmente chavista”, haya ordenado que ningún oficial retirado pueda entrar a la Base Aérea Libertador (BAEL).

Es así como emite un sonido para sus subalternos, diciendo: “A partir de la presente fecha, por orden del comandante de la Base Aérea Libertador (BAEL), todo aquel personal profesional militar que haya solicitado la baja o su pase a la reserva activa y ésta se haya hecho efectiva, tiene prohibido el ingreso a la Base, prohibido el ingreso a la base. Está terminantemente prohibido que el personal que solicitó su pase a la reserva activa ingrese a la base a visitar tal o cual cosa. Por favor dar cumplimiento estricto a esta disposición del comandante de la Base Aérea Libertador. Muchas gracias”.

Ante la cantidad de murmuraciones y el obvio rechazo a la orden, en una institución brutalmente afectada por las deserciones, las solicitudes de baja, la insubordinación e indisciplina, el oficial Infante Itriago se vio obligado a rectificar unos días después, enviando otro mensaje, pero esta vez por escrito, donde refleja lo siguiente:

“Buenas noches, con profundo respeto y humildad, propia de los Caballeros del aire, presento mis disculpas por la mala interpretación que yo generé con el audio. En este sentido explico, con respeto, que fue una orden que di para evitar el ingreso de personas desafectas a nuestro proceso revolucionario”. Agrega que “gracias a la oportuna consulta” del general Jesús Viñas entendió el error cometido. “Por lo sensible de la orden y debido a ello corregiré de inmediato la orden, para aclarar las actuaciones del personal de guardia y evitar un mal rato a nuestros dignos Oficiales y Profesionales revolucionarios”.

“Asimismo reitero el profundo respeto hacia nuestros Oficiales Revolucionarios en cualquier situación y también reitero el honor de poder contar con la presencia de sus oportunas visitas cuando lo deseen”.

Es de humanos errar, pero también es de humanos corregir. Tengan siempre presente que cuentan con este humilde soldado del aire revolucionario. Aprovecho el espacio para agradecer a mi Gral Viñas por sus buenas observaciones y por cuidar de la imagen de nuestra Institución y, en este caso en particular, por hacerme la observación oportuna, la aprecio como buen revolucionario”.

Finaliza diciendo “sean todas y todos siempre bienvenidos a la Base Aérea El Libertador y a donde quiera que yo me encuentre. Reitero el orgullo que siento de conocerlos. Con respeto GD Santiago Infante. ¡Unidos venceremos!”.

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