
Treinta y ocho personas murieron el día de Navidad de 2024 cuando un Embraer 190 operado por Azerbaijan Airlines se estrelló a orillas del mar Caspio.
El presidente Vladimir Putin reconoció el jueves la responsabilidad de Rusia en el mortal derribo de un avión de Azerbaiyán a finales del año pasado, en un intento por mejorar las relaciones entre las dos antiguas repúblicas soviéticas tras meses de evasivas por parte del Kremlin.
Treinta y ocho personas murieron el día de Navidad cuando un Embraer 190 operado por Azerbaijan Airlines se estrelló a orillas del mar Caspio. El avión, en el que viajaban 62 pasajeros y cinco miembros de la tripulación, se dirigía de Bakú, capital de Azerbaiyán, a Grozni, capital de la región rusa de Chechenia.
Rápidamente aparecieron pruebas de que el avión había sido derribado por sistemas de defensa aérea rusos que apuntaban a aviones no tripulados ucranianos. Los funcionarios rusos negaron que Moscú hubiera estado implicado, lo que enfureció a los funcionarios y ciudadanos azerbaiyanos.
El 28 de diciembre, Putin ofreció una rara disculpa pública a Ilham Aliyev, presidente azerbaiyano, por lo que calificó como un "trágico incidente", pero el dirigente ruso no llegó a asumir la responsabilidad.
Ambos dirigentes se reunieron por primera vez desde el accidente durante un encuentro de líderes regionales celebrado el jueves en Tayikistán. Putin reiteró sus disculpas y admitió públicamente por primera vez que Rusia había causado la catástrofe, y afirmó que dos de sus misiles de defensa aérea habían detonado cerca del avión después de que aviones no tripulados ucranianos penetraran en el espacio aéreo ruso cerca de Grozni.
Era el "deber" de Rusia, dijo Putin, según declaraciones difundidas por el Kremlin, "hacer una evaluación objetiva de todo lo ocurrido e identificar las verdaderas causas".
Indicó que Rusia estaría dispuesta a pagar una indemnización no especificada a las familias de las víctimas tras una "evaluación legal" del incidente.
Putin reconoce públicamente los errores del ejército ruso con muy poca frecuencia. Más de una década después de que la defensa antimisiles rusa derribara un vuelo de Malaysia Airlines sobre el este de Ucrania, que mató a 298 personas, Moscú sigue negando su papel en el accidente.
Mientras Rusia intentaba eludir la culpa por el derribo del avión azerbaiyano, el accidente resucitó viejos agravios sobre el trato que Moscú da a Bakú como socio menor. En los últimos 10 meses, miembros del Parlamento y medios de comunicación estatales de Azerbaiyán han fustigado al Kremlin por sus actitudes "imperialistas". Algunos han pedido que se rompan totalmente los lazos con Rusia.
Aliyev, el presidente, se ha vuelto cada vez más crítico con Moscú, su viejo aliado. Pocas semanas después del accidente, ofreció su apoyo a Ucrania en su guerra contra Rusia e incluso condenó lo que denominó la "ocupación" de Azerbaiyán por la Unión Soviética en el siglo XX, un ataque a los dirigentes rusos que se consideran herederos del imperio soviético.
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