¿Qué son los objetos misteriosos derribados por EEUU? Aún no hay respuestas definitivas

Después de un fin de semana con una intensa actividad de objetos voladores no identificados en Estados Unidos y Canadá, las agencias de inteligencia buscan entenderlos mejor. Hasta ahora solo hay teorías

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El Pentágono en Washington (AP Foto/Patrick Semansky, archivo)
El Pentágono en Washington (AP Foto/Patrick Semansky, archivo)

Si la verdad está ahí fuera, todavía no es evidente.

Funcionarios del Pentágono y de la inteligencia estadounidense están tratando de entender los tres objetos voladores no identificados sobre Alaska, Canadá y Míchigan que aviones de combate estadounidenses derribaron con misiles el viernes, sábado y domingo.

El último giro de tuerca en el espectáculo aéreo que acontece en los cielos de Norteamérica ocurrió tras un fin de semana tenso en el que, por momentos, parecía una invasión de objetos voladores no identificados.

El objeto más reciente había sido detectado por primera vez el sábado sobre Montana, suscitando al inicio un debate sobre si de hecho tal objeto existía. El sábado, los militares detectaron una señal parpadeante en el radar sobre Montana, que luego desapareció, lo que los llevó a concluir que se trataba de una anomalía. Después, el domingo apareció una señal sobre Montana y después sobre Wisconsin y Míchigan. Una vez que los militares obtuvieron confirmación visual, ordenaron a un F-16 que lo derribara sobre el lago Hurón.

Hay dos grandes preguntas en torno a los episodios: ¿qué eran las naves? Y ¿por qué de repente Estados Unidos parece estar viendo y derribando más?

Todavía no hay respuestas a la primera pregunta. Los funcionarios estadounidenses no saben qué eran los objetos, mucho menos su propósito o quién los envió.

Para la segunda, no está claro si de manera abrupta hay más objetos. Pero lo que es seguro es que, tras la reciente incursión de un globo espía chino, los ejércitos estadounidense y canadiense están hipervigilantes a la hora de notar algunos objetos que antes podrían haber dejado pasar.

El globo espía chino cayendo al océano tras ser derribado (Reuters)
El globo espía chino cayendo al océano tras ser derribado (Reuters)

Tras el paso del globo espía este mes, el Mando Norteamericano de Defensa Aeroespacial (NORAD, por su sigla en inglés), ajustó su sistema de radar para hacerlo más sensible. Como resultado, el número de objetos detectados aumentó considerablemente. En otras palabras, el NORAD está detectando más incursiones porque las está buscando, impulsado por una mayor concienciación causada por el furor sobre el globo espía, que sobrevoló por el territorio continental de Estados Unidos durante una semana antes de que un F-22 lo derribara el 4 de febrero.

“Hemos estado vigilando más de cerca nuestro espacio aéreo a estas altitudes, incluyendo la mejora de nuestros radares, lo que puede explicar, al menos en parte, el aumento de objetos que hemos detectado durante la semana pasada”, dijo Melissa Dalton, subsecretaria de Defensa para la Defensa Nacional y Asuntos Hemisféricos de Estados Unidos, en una conferencia de prensa el domingo por la noche.

Los funcionarios estadounidenses no han descartado por completo las teorías de que también podría haber más objetos, y punto. Algunos funcionarios teorizan que los objetos podrían proceder de China, o de otra potencia extranjera, y tener como objetivo probar las capacidades de detección tras el globo espía.

El objeto avistado el domingo acercándose al lago Hurón volaba a unos 6000 metros de altura y representaba una amenaza potencial para la aviación civil, por lo que el presidente Joe Biden ordenó derribarlo, dijeron funcionarios estadounidenses. Tenía una estructura octogonal de la que colgaban cuerdas, pero no tenía carga útil perceptible, añadieron.

Funcionarios estadounidenses y canadienses afirman que los objetos derribados el viernes y el sábado también volaban más bajo que el globo espía, lo que implicaba un mayor peligro para la aviación civil, razón que llevó a los dirigentes a ordenar su destrucción. Esos dos objetos sobrevolaban zonas de Alaska y el Yukón que tienen pocos residentes, y el tercer objeto derribado el domingo estaba sobre el agua, por lo que los riesgos planteados por la caída de escombros eran mínimos, dijeron.

El globo espía que atravesó Estados Unidos volaba mucho más alto, a alrededor de 18.000 metros, y no representaba un peligro para las aeronaves. Sin embargo, la caída de restos podría haber alcanzado a personas en tierra, según funcionarios del Pentágono.

Oficiales recuperan los restos de un globo espía cerca de la costa de Myrtle Beach, Carolina del Sur (US Navy/AP)
Oficiales recuperan los restos de un globo espía cerca de la costa de Myrtle Beach, Carolina del Sur (US Navy/AP)

A lo largo del fin de semana, las autoridades dijeron que estaban intentando determinar qué eran los tres objetos. Según un funcionario del Departamento de Defensa estadounidense, lo más probable es que el primero no fuera un globo, y se rompió en pedazos tras ser derribado el viernes. El objeto del sábado fue descrito por las autoridades canadienses como cilíndrico, y los funcionarios estadounidenses dicen que es más probable que fuera un globo de algún tipo. Un funcionario dijo que parecía poco probable que el objeto del domingo fuera un globo.

El radar del NORAD rastreó los dos primeros objetos durante al menos 12 horas antes de que fueran derribados. Pero los funcionarios del Departamento de Defensa nunca han dicho si detectaron los objetos en el radar antes de que se acercaran al espacio aéreo estadounidense. Un funcionario dijo que no está claro qué mantiene a los objetos en el aire.

Funcionarios estadounidenses dijeron que están revisando el video y otras lecturas de los sensores recogidos por los pilotos estadounidenses que observaron los objetos antes de su destrucción. Pero la naturaleza exacta de los objetos, su procedencia y su finalidad no se confirmarán hasta que el FBI y la Real Policía Montada de Canadá tengan la oportunidad de examinar a fondo los restos, dijeron las autoridades.

Cuando se le preguntó en una rueda de prensa el domingo si había descartado el origen extraterrestre, el general Glen D. VanHerck, comandante del Mando Norte de las Fuerzas Aéreas, dijo: “No he descartado nada en este momento”. Pero en entrevistas realizadas el domingo, funcionarios de seguridad nacional descartaron cualquier idea de que lo que la Fuerza Aérea disparó desde el cielo representara algún tipo de visitante extraterrestre. Nadie, dijo un alto funcionario, piensa que estos objetos sean otra cosa que dispositivos fabricados aquí en la Tierra.

Luis Elizondo, el oficial de inteligencia militar que dirigió el programa ovni del Pentágono hasta 2017, coincidió. Pero dijo que el gobierno de Joe Biden debe encontrar una manera de equilibrar la vigilancia sobre lo que está sucediendo en los cielos de Estados Unidos contra “perseguir nuestra cola” cada vez que algo desconocido aparece; una tarea difícil, dijo.

Durante años, los adversarios han enviado aparatos de baja tecnología a los cielos de Estados Unidos, dijo Elizondo.

“Lo que está ocurriendo ahora es que se está usando tecnología de gama baja para acosar a Estados Unidos”, dijo en una entrevista. “Es una forma de alto impacto y bajo costo para China de hacer esto, y cuanto más se busque en el cielo, más se verá”.

A instancias del Congreso, el Pentágono y las agencias de inteligencia estadounidenses han intensificado en los últimos años el estudio de incidentes inexplicables cerca de bases militares. Los estudios sobre lo que la comunidad de inteligencia denomina fenómenos aéreos no identificados han señalado esfuerzos no detectados anteriormente para llevar a cabo la vigilancia de ejercicios y bases militares estadounidenses. Muchos de esos incidentes inexplicables han sido globos, y ahora se cree que algunos de ellos son intentos de actividad de vigilancia por parte de China u otras potencias, tanto con globos como con drones de vigilancia.

En un informe público publicado el mes pasado, la comunidad de inteligencia afirmó que de 366 incidentes inexplicables, 163 fueron identificados posteriormente como globos. Un documento clasificado relacionado cuyos hallazgos fueron reportados este mes por The New York Times dijo que al menos dos incidentes en bases militares estadounidenses podrían ser ejemplos de tecnología aérea avanzada, posiblemente desarrollada por China.

“Ahora podemos evaluar los patrones de vuelo y la trayectoria de una manera mucho más científica”, dijo la senadora Kirsten Gillibrand, una demócrata por Nueva York que escribió la reciente legislación que ordena una mayor información militar interna y el análisis de los fenómenos aéreos, lo que lleva a una mayor documentación de los avistamientos. “Hay que saber quién utiliza la tecnología y de qué se trata”.

La teoría más alarmante que barajan algunos funcionarios estadounidenses es que los objetos sean enviados por China u otra potencia en un intento de conocer mejor los radares o los sistemas de alerta temprana estadounidenses.

Un alto funcionario del gobierno dijo que una teoría —y la persona hizo hincapié en que es solo una teoría— es que China o Rusia enviaron los objetos para poner a prueba las capacidades estadounidenses de recopilación de inteligencia. Podrían haber sido enviados para aprender tanto la rapidez con la que Estados Unidos se da cuenta de una intrusión como de la rapidez con la que el ejército puede responder a tal incursión, dijo el funcionario.

Los funcionarios estadounidenses coinciden en su creencia de que el globo espía que transitó por Estados Unidos era un artefacto chino destinado a realizar tareas de vigilancia en bases militares estadounidenses. Los funcionarios dijeron que no estaba claro si China tuvo el control total del globo durante todo su viaje. Pero los funcionarios dijeron que China tenía al menos una capacidad limitada para dirigirlo, y el globo maniobró el 3 de febrero antes de ser derribado al día siguiente.

Otro funcionario estadounidense dijo que el globo espía chino estaba equipado con un mecanismo de autodestrucción, pero Pekín no lo utilizó, una posible señal de que los funcionarios chinos querían seguir recopilando información, incluso después de que fuera descubierto.

La revelación del globo por el Pentágono el 2 de febrero provocó una crisis diplomática pública entre China y Estados Unidos. Pekín dijo que tenía derecho a responder más detalladamente. El domingo, un periódico chino reportó que las autoridades marítimas locales de la provincia de Shandong, en la costa oriental, habían avistado un “objeto volador no identificado” en aguas de la ciudad de Rizhao y se disponían a derribarlo. Las agencias de noticias estatales repitieron la información.

Si alguno de los artefactos destruidos en Norteamérica en los recientes tres días fuera chino, supondría una gran provocación tras el globo espía, una de las razones por las que algunos funcionarios dicen que no hay que sacar la conclusión precipitada de que los objetos son dispositivos de vigilancia enviados desde Pekín.

Los funcionarios de Pekín parecen querer limitar las tensiones en torno al globo espía, al dar a entender a algunos funcionarios estadounidenses que es menos probable que los últimos objetos sean provocaciones o pruebas chinas deliberadas.

Funcionarios del Pentágono han venido alertando sobre las deficiencias de los anticuados sistemas de alerta, radares y sensores de Norteamérica.

El año pasado, al hablar en la Conferencia de Seguridad de Aspen en Colorado, el general VanHerck dijo que Estados Unidos había tenido dificultades para detectar ciertas intrusiones, lo que él llamó “desafíos de conciencia de dominio”. VanHerck dijo que los radares del NORAD no podían detectar adecuadamente los hipersónicos y otras amenazas.

Pero también dijo que Estados Unidos y Canadá estaban invirtiendo en nuevos radares de intervención inmediata para identificar mejor las amenazas potenciales, así como en sistemas de inteligencia artificial para ayudar a detectar posibles intrusiones.

“Estoy muy animado con hacia dónde vamos”, dijo el general VanHerck en julio, “pero todavía tenemos algunos retos en los que trabajar”.

© The New York Times 2023