Duele, pero gracias por todo, Gareca

José Arturo Rodríguez, autor de “Héroes del 81″, opinó acerca de los logros del estratega argentino desde que fue designado como entrenador de la selección peruana.

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Resulta difícil encontrar palabras exactas para asimilar la tristeza y decepción que millones de peruanos estamos sintiendo en este momento. La de hoy no ha sido cualquier derrota: es una que escuece en el alma, una que hace mella en las entrañas de un país futbolero que se cae a pedazos por la crisis política, económica y sanitaria que atraviesa, y que necesitaba más que nunca un estallido de algarabía por clasificar a una Copa del Mundo.

Sin duda, este era el partido cumbre del año para la selección. El propio Pedro Gallese lo dejó claro en la previa del repechaje: “Es el partido más importante de nuestras vidas”, declaró a la prensa. El premio no era otro que un boleto directo y sin escalas al grupo D de Qatar 2022. Muchos ya veníamos soñando con la posibilidad de medirnos una vez más contra Dinamarca y Francia; sin embargo, el triunfo, a diferencia de aquel 15 de noviembre del 2017, nos fue esquivo esta vez.

Habrá quienes digan que se subestimó al rival, que Perú se confió, que jugó gran parte del partido con displicencia; incluso habrá quienes afirmen que el técnico Ricardo Gareca se equivocó en el 11 inicial o en los cambios, y que debió poner a tal o cual. Opiniones habrá para todos los gustos y seguro que las redes sociales aguantan todo, pero lo que propongo en estas líneas es una reflexión con la cabeza fría.

Intentemos hacer a un lado el dolor y la impotencia que producen el haber quedado eliminados en la ruleta de los penales, y, en lugar de despotricar contra uno u otro, miremos en retrospectiva cuánto se ha avanzado futbolísticamente en los casi siete años que lleva Ricardo Gareca como entrenador de la blanquirroja.

Ricardo Gareca y su análisis tras la derrota de Perú ante su similar de Australia. (Video: Movistar Deportes)

Hasta antes de Rusia 2018, la última eliminatoria exitosa que había jugado la selección peruana había sido la de 1981. Desde aquella brillante campaña que condujo al equipo de todos a España 82, el camino de la bicolor hacia los mundiales posteriores se convirtió en una seguidilla de procesos nefastos, a tal punto que nos acostumbramos a ver a los nuestros eliminados antes de tiempo, con derrotas vergonzosas, con episodios frustrantes de indisciplina, y los “matemáticamente posible” se convirtieron en la norma durante más de 30 años. Quienes hoy bordean los 40, vivieron más de tres décadas sin ver a Perú en una Copa del Mundo.

Sin embargo, como dijo un recordado relator de TV, “no hay mal que dure 36 años ni fútbol peruano que lo resista”. Si lo vemos en términos más sencillos, ocho copas del mundo transcurrieron para que la historia mundialista de Perú comience a encauzarse. En ese interín, decenas de entrenadores, dirigentes y cientos de convocados pasaron por la Videna, y ninguno logró el objetivo de devolvernos al máximo certamen planetario.

Fue la mano de Ricardo Gareca la que empezó a gestar esa transformación que tantas veces reclamaba la prensa deportiva. Con él se inició el recambio generacional y se comenzó a prescindir de ciertos referentes que ya no daban la talla. Entraron en escena Edison Flores, Renato Tapia, Christian Cueva y demás sangre joven, y poco a poco el trabajo planificado del argentino y su comando técnico empezó a dar sus frutos.

El tercer lugar en la Copa América del 2015 fue el primer bocado. Dos años más tarde, el país entero entró en éxtasis con la clasificación a Rusia y en el 2019 se llegó a una final continental y se obtuvo el subcampeonato de América en aquel recordado partido contra Brasil.

Es verdad, la decepción de hoy tardará algunos días en disiparse. Pero no dejemos que ese bajón anímico nos impida ver el progreso que ha experimentado la selección peruana bajo la tutela de Gareca. No todo ha sido una maravilla, ha cometido sus errores, pero en estos últimos siete años también ha habido logros que pusieron a la blanquirroja en los ojos del mundo.

Y si es que decide cerrar su historia con la selección, solo queda decirle: “Muchas gracias, ‘Tigre’”.

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