Pierre Salinger: de asesor de JFK a abogado de Gatúbela

Una vida surrealista: trabajó junto a dos presidentes norteamericanos, prologó un libro de Muhamar Qaddafi y actuó en una serie de televisión

Compartir
Compartir articulo
Pierre Salinger (The Times/Shutterstock)
Pierre Salinger (The Times/Shutterstock)

El 1 de marzo de 1961, el presidente John F. Kennedy llamó a su asesor de prensa Pierre Salinger y le encargó una misión peculiar: conseguir la mayor cantidad de puros cubanos posibles de su marca favorita, Petite Upmann, para el día siguiente. Era un fin de semana y las tabaquerías estaban cerradas, pero él era un hombre relacionado. Tras muchos llamados logró hacerse de 1200 puritos. Al otro día informó al presidente, quién se alegró y, según informó The Independent, le respondió: “Ahora sal y organiza una conferencia de prensa, vamos a anunciar un embargo comercial contra Cuba”.

Este 2020 marca los 95 años del nacimiento de Salinger. Hijo de matrimonio mixto, tuvo una vida -por momentos literalmente- de película. Su abuelo materno fue Pierre Biétry, miembro de la Asamblea Nacional Francesa, conocido por su defensa del Capitán Alfred Dreyfus. Aprendió a tocar el piano antes que a leer, y a los seis años dio su primer recital, en el Conservatorio de Música de Toronto. Preocupados por la nocividad potencial de una carrera artística temprana, sus padres interrumpieron sus recitales públicos pero le proveyeron lecciones privadas. (Tiempo después, su nuevo jefe, el presidente Lyndon B. Johnson, le hará tocar el piano ante 600 invitados). Durante la Segunda Guerra Mundial, contando apenas 17 años de edad, se alistó en la Marina y quedó al mando de un cazador de submarinos en el océano Pacífico. Posteriormente, trabajó como periodista y varias veces se hizo arrestar por vagabundeo para escribir una serie de notas sobre el abuso penitenciario. Fue periodista para The San Francisco Chronicle, ABC y L´Express, senador y escritor, asesor de los presidentes Kennedy y Johnson, vicepresidente de Continental Airlines e incluso apareció en un episodio de la serie de televisión Batman. “Cualquier catálogo de bucaneros del siglo XX debe incluir al periodista Pierre Salinger”, dijo un obituario en The Guardian a su muerte, en 2004.

Gustaba del alcohol, de los cigarros, de las cartas de póker y de las mujeres, reportó el Washington Post. Durante sus años parisinos entrevistó a figuras mundiales como Fidel Castro y Grace Kelly, se codeó con el presidente Francois Mitterrand y el empresario Mohamed Al Fayed, navegó con Jackie y Aristóteles Onassis, e integró el jurado del Festival de Cannes. Dos veces intentó hacerse designar embajador ante Francia, probando suerte con Jimmy Carter primero y Bill Clinton después, sin éxito. Escribió varios libros: un tributo a Kennedy, una autobiografía, tres novelas y uno titulado Dossier secreto: la agenda oculta detrás de la crisis del Golfo.

Su reputación periodística colapsó en los años noventa cuando esbozó teorías conspirativas en torno a la caída de dos aviones en vuelo. En diciembre de 1988, el líder libio Muhamar Qaddafi hizo explotar el vuelo 103 de Pan Am cuando surcaba Escocia, matando a 259 pasajeros y tripulantes, más once personas en tierra. Salinger insistió en que se había tratado de una operación de la DEA que se salió de control. En julio de 1996, el vuelo 800 de TWA estalló sobre Nueva York por una explosión de su tanque de combustible, ocasionando la muerte a las 230 personas a bordo, pero Salinger aseguró que había sido derribado por un misil perdido de la Marina. Su nadir, sin embargo, ocurrió en 1998 cuando se avino a prologar un libro de cuentos de Muhamar Qaddafi, a quien presentó como un “analista de fines del siglo XX”. A sus relatos los halló “casi por completo políticos, con el ocasional desvío hacia la polémica y el surrealismo”.

Surrealista, de por cierto, fue la vida del propio Salinger. El espectáculo de ver a un ex asesor de dos presidentes norteamericanos prologando la obra literaria de uno de los gobernantes más locos del ámbito ya de por sí extremo de los revolucionarios, y a la sazón enemigo declarado de Estados Unidos, debe haber sido alucinante para sus contemporáneos. Hábil como pocos para la reinvención, se hizo contratar para promover a la ciudad francesa de Lille para las Olimpíadas del 2004, pero Atenas la desplazó. Su vida no estuvo exenta de tragedias: un hermano y uno de sus hijos varones se suicidaron, su única hija murió de cáncer, y su primera esposa fue alcohólica.

En el episodio del 4 de enero de 1968 de la serie para la televisión de Batman, The joke´s on Catwoman, Pierre Salinger interpretó a un abogado defensor de Gatúbela y del Guasón. En YouTube pueden verse los pocos minutos de la escena del juicio, en la que Batman, Robin y Batichica intercambian puñetazos y patadas con sus enemigos de DC Comics mientras la pantalla se llena de carteles Clunck! Boff! Whapp! y Splatt! En medio de la trifulca, el personaje de Salinger permanece calmo, sentado en su silla o agazapado bajo una mesa. Cómodo en su papel de espectador cool, sortea sin mayor esfuerzo el caos a su alrededor. Una apta metáfora, quizás, acerca de la vida de este aventurero empedernido que se llevó la vida por delante y salió indemne de la osadía.

El autor es escritor