
Un reciente informe del think tank Henry Jackson Society, elaborado por el analista británico Andrew Fox, pone en duda la veracidad de las cifras de víctimas presentadas por el Ministerio de Salud de Gaza, entidad controlada por Hamas, durante la guerra entre Israel y las milicias palestinas desde la masacre del 7 de octubre de 2023. El estudio revela importantes inconsistencias en la metodología utilizada para registrar las muertes ocurridas durante los combates y señala que los números estarían inflados al incluir datos erróneos y muertes ajenas al conflicto.
Desde el inicio de la ofensiva israelí en octubre de 2023, el Ministerio de Salud de Gaza ha sido la principal fuente citada por medios internacionales, asegurando que la cifra total de fallecidos supera las 44.000 víctimas. Sin embargo, el informe -titulado “Recuento cuestionable”- indica que la metodología de registro es opaca y presenta fallas sistémicas que alteran la composición real de las bajas. Fox detalla que los reportes no distinguen entre combatientes y civiles, y que los números muestran errores elementales en las categorías de edad y género.
Uno de los problemas más evidentes que resalta el informe es la clasificación incorrecta de los fallecidos. Se encontraron casos donde hombres adultos fueron registrados como mujeres y adultos en sus veinte o treinta años reportados como niños menores de edad. El documento menciona, por ejemplo, nombres masculinos como “Mohammed” listados bajo la categoría de víctimas femeninas, lo cual tiene el efecto de aumentar artificialmente el número de mujeres y niños muertos, una categoría que ejerce un fuerte impacto emocional en la opinión pública global.
A estos errores se suma otro hallazgo: la inclusión de muertes naturales como parte del total de víctimas atribuidas a la ofensiva militar israelí. Según datos de años previos proporcionados por el Palestinian Central Bureau of Statistics, la Franja de Gaza registra alrededor de 5.000 muertes naturales anuales, como consecuencia de enfermedades y otras causas ajenas a un conflicto bélico. El informe señala que no existe evidencia de que el Ministerio de Salud de Gaza haya separado estas cifras, y aporta ejemplos concretos, como pacientes con cáncer terminal que aparecen en listas de fallecidos por ataques israelíes, semanas después de haber sido registrados en listas de espera para tratamientos médicos.

Respecto a que el Ministerio no distingue entre combatientes y civiles, un punto clave para comprender la naturaleza de las muertes, advierte que, de acuerdo con las estimaciones más recientes del Ejército israelí y la inteligencia estadounidense, entre 17.000 y 20.000 combatientes de Hamas y grupos aliados han muerto durante el conflicto. Sin embargo, esta cifra rara vez es reflejada en los reportes de Gaza, donde se sigue presentando a los muertos como civiles sin mayores precisiones.
Según Andrew Fox, el colapso del sistema de información en los hospitales de Gaza en noviembre de 2023 contribuyó a agravar estos errores. La falta de una infraestructura centralizada llevó al Ministerio a depender de informes parciales y a abrir formularios públicos en línea para que familiares reportaran las muertes, lo cual amplió aún más la posibilidad de duplicaciones y errores de identificación. “La información recolectada carece de las verificaciones necesarias y se presenta como datos definitivos, cuando claramente no lo son”, advirtió Fox.

El informe, además, señala la actitud de muchos medios internacionales que han reproducido las cifras del Ministerio de Salud de Gaza sin cuestionar su origen ni su fiabilidad. Según un análisis realizado entre febrero y mayo de 2024 sobre más de 1.300 artículos, el 84% de los medios consultados citaron únicamente al Ministerio de Gaza como fuente, ignorando otras estimaciones disponibles y omitiendo aclaraciones sobre el control de Hamas sobre los datos reportados.
Este patrón de inconsistencias y falta de transparencia en la metodología no es nuevo. En conflictos previos, como en 2014 durante la operación “Margen Protector”, Hamas admitió, meses después, que aproximadamente la mitad de las víctimas eran combatientes, a pesar de que inicialmente habían sido reportadas como civiles. El estudio actual reitera que estas tácticas buscan influir en la percepción internacional del conflicto y generar presión contra Israel, manipulando un tema tan sensible como la cifra de muertos.
Aunque el informe no niega el impacto humanitario del conflicto, subraya que sin una verificación rigurosa e imparcial, los números reportados seguirán distorsionando la comprensión global de la guerra y sus consecuencias reales.
Este es el informe completo (en inglés):
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