El frío amenaza a los supervivientes del terremoto en Turquía y Siria: no tienen casa y sufren temperaturas bajo cero

El sismo en Gaziantep los dejó en la calle y ahora prenden hogueras para tratar de combatir el invierno

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Un hombre camina entre los escombros del terremoto con una frazada de abrigo (AFP)
Un hombre camina entre los escombros del terremoto con una frazada de abrigo (AFP)

En la ciudad turca de Gaziantep, golpeada por el terremoto, las temperaturas cayeron el jueves a -5 ºC en la mañana. A pesar del frío, miles de familias, que perdieron su vivienda, no pueden volver a ella o temerosas de nuevas réplicas, viven en vehículos o tiendas improvisadas.

Para mitigar el frío en sus tiendas, los padres pasean con sus hijos en brazos y cubiertos en mantas por las calles de esta ciudad del sureste, cercana al epicentro del sismo del lunes, que causó en Turquía y Siria más de 16.000 muertos.

“Cuando nos sentamos, duele. Me da miedo por la gente atrapada bajo los escombros”, dijo Melek Halici, con su hija de dos años en brazos, que observa a los equipos de rescate trabajar durante la noche.

Una pareja sentada en una plaza en Gaziantep, ubicada cerca del epicentro del terremoto (AFP)
Una pareja sentada en una plaza en Gaziantep, ubicada cerca del epicentro del terremoto (AFP)

“Terminaremos yendo a la tienda, pero no quiero”, añade la mujer. “No soporto el frío, pero lo soporto más que la idea de volver a nuestro apartamento”, explica.

Las autoridades de la ciudad prohibieron a miles de habitantes volver a sus casas, juzgadas todavía demasiado peligrosas por las réplicas que sacuden a diario la región.

Ancianos y niños, los más vulnerables ante el intenso frío (AFP)
Ancianos y niños, los más vulnerables ante el intenso frío (AFP)

“No podemos volver a casa”

Alrededor de la familia Halici, el humo de decenas de hogueras colma el aire de la noche. Supermercados y otros comercios dan a las familias palés de madera para quemar.

Entre los supervivientes, algunos encontraron refugio en casas de vecinos o familiares. Otros dejaron la región. Pero muchos no tienen ningún sitio adonde ir.

Gimnasios, mezquitas, escuelas y otras tiendas los acogen por la noche. Sin embargo, hay pocas camas y miles de personas pasan las noches encajadas dentro de vehículo, con el motor en marcha para dar un poco más de calor.

“No tengo otra opción”, reconoce Suleyman Yanik, sentado en su vehículo al lado de un niño que juega con el volante. Su mujer y otro niño duermen en el asiento trasero. “El olor es terrible, pero no podemos volver a casa”, dice.

Miles quedaron a la intemperie tras la destrucción de vivienda (Reuters)
Miles quedaron a la intemperie tras la destrucción de vivienda (Reuters)

Burhan Cagdas duerme en su vehículo desde el lunes porque su familia no está “psicológicamente” preparada para volver a su casa. ¿Cuántas noches más pasarán así? Este gerente de restaurante todavía no lo sabe, pero no cree que la familia aguante mucho más.

Muchos refunfuñan de la gestión de las tareas de rescate por parte del gobierno. En una visita el miércoles a la región, el presidente Recep Tayyip Erdogan reconoció “deficiencias”, pero insistió que “es imposible estar preparado” ante una catástrofe de esta magnitud.

“Nuestros niños están congelados”

Cerca de un castillo del siglo VI, muy dañado por el sismo, unas familias desamparadas aseguran que las autoridades no hicieron nada por ellas. Se construyeron refugios improvisados con lonas y maderas lanzadas por otros. “Al menos podrían habernos dado tiendas”, dice Ahmet Huseyin.

“Nuestros niños están congelados”, añade este padre de cinco niños, de 40 años. “Tuvimos que quemar los bancos del parque e incluso algunas prendas de los niños. No había nada más”, asegura.

Para Emel Osman, un adolescente de 14 años cuya familia huyó de Siria hacia Turquía hace siete años, las autoridades deberían haber instalado tiendas, “al menos para los niños”.

Aunque las piedras del castillo penden amenazantes de caer sobre sus refugios, estas familias aseguran que tampoco pueden elegir, porque no tienen coche ni otro cobijo.

(Con información de AFP/por Tim Witcher y Burcin Gercek)

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