“Vimos a Putin matando civiles a mansalva en Siria y ahora lo estamos viendo en Ucrania”

El escritor y analista Moisés Naím habló con Infobae sobre su nuevo libro “La revancha de los poderosos”, en el que analiza los ataques de las autocracias contra la democracia. Su visión sobre la invasión rusa y la coyuntura en América Latina

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Una familia ucraniana que escapaba de las bombas de Vladimir Putin, yace muerta en la calle en Irpin, Ucrania, este domingo 6 de marzo de 2022 (AP Photo/Andriy Dubchak)
Una familia ucraniana que escapaba de las bombas de Vladimir Putin, yace muerta en la calle en Irpin, Ucrania, este domingo 6 de marzo de 2022 (AP Photo/Andriy Dubchak)

“Vimos a Putin matando civiles a mansalva en Siria, y ahora lo estamos viendo en Ucrania”. Con esas contundentes palabras se refirió el prestigioso escritor y analista venezolano Moisés Naím sobre la invasión rusa a Ucrania. En diálogo con Infobae, conversó sobre su nuevo libro “La revancha de los poderosos”, en el que analiza, entre tantos otros temas, cómo Vladimir Putin construyó su poder en Rusia hasta convertirse en un temible autócrata.

Si bien aclaró que es prematuro hacer pronósticos sobre cómo se desarrollará la invasión rusa, el autor opinó que, a raíz de las sanciones impuestas por Occidente para aislar a Putin, “Rusia va a ser un país más pobre en los próximos cinco años”. Esto, agregó, llevará a los rusos a salir a las calles a protestar contra el régimen, pero advirtió: “Putin los va a masacrar”.

En su análisis, también consideró que Putin cada vez tendrá menos aliados “porque es radioactivo”, y opinó que si no cambia su postura, en poco tiempo “las sanciones van a desenchufar la economía rusa del mundo”.

Sobre América Latina, donde en la última década se afianzaron las dictaduras de Venezuela y Nicaragua, sostuvo que “todo parece indicar que va a tener un viraje a la izquierda”. Y comentó: “El libro pretende es ser es una campanada de alerta, de que hay a nivel mundial un ataque sigiloso, furtivo, y a veces muy abierto, contra la democracia”.

Moisés Naím dialogó con Infobae sobre su nuevo libro "La revancha de los poderosos"

-¿Por qué “La revancha de los poderosos”? ¿Hay algún punto de contacto con su anterior libro “El fin del poder”, y qué busca plantear con esta nueva publicación?

-Hace diez años yo escribí “El fin del poder”, que fue un examen de las fuerzas que estaban fragmentando el poder y debilitando. La conclusión central de ese libro, en el que examino lo que estaba pasando con las fuerzas armadas, con los países, con los bancos, con los clubes deportivos, con las iglesias, las religiones, es que en todos esos países el poder se estaba haciendo más fácil de obtener, más difícil de usar, y más fácil de perder, era más efímero. Diez años después, empecé a observar que lo que estaba pasando eran muchas cosas. A la crisis financiera de 2008-2009 le doy mucha importancia, en haber creado las condiciones que están sacudiendo al mundo hoy en día; apareció Xi Jinping como el presidente que consolidó el poder en China de una manera absoluta; apareció Vladimir Putin, que consolidó y exacerbó su centralismo y su autoritarismo; apareció Donald Trump en el panorama; las redes sociales aparecieron como una fuente inédita de influencia política, transformaron el juego político de las sociedades, y al mismo tiempo generaron la mayor riqueza concentrada en sus dueños. Fue una década de profundas transformaciones. Yo en “El fin del poder” aclaré que el poder no es que desaparecía por completo, veía que lo que estaba ocurriendo era más perecedero. Y siempre en el libro insistí que coexistía con grandes concentraciones de poder. El Vaticano y el Pentágono, por ejemplo, o los grandes bancos y las grandes multinacionales, los grandes movimientos sociales… todos ellos eran poder concentrado. La pregunta es cómo interactúan las fuerzas que concentran el poder con las fuerzas que buscan el poder. Entonces es esa interconexión, esa es la revancha de los poderosos. En el libro “El fin del poder” los llamé los “micropoderes”, que enfrentaban a las mega potencias. Y las mega potencias no se iban a quedar sentadas sin hacer nada, viendo cómo estos micropoderes socavaban sus ventajas, y debilitaban sus fortificaciones que tenían para impedir que entraran competidores. Entonces la revancha es la revancha de los mega poderes, que vieron el atentado contra su poder y reaccionaron. Putin es un buen ejemplo de eso.

-Usted aborda un concepto central en el libro que es el de las 3P. ¿En qué consiste?

-La primera es el populismo, la segunda la polarización, y la tercera la posverdad. La posverdad ha existido siempre, se llamaba de alguna manera, la propaganda que hacían los estados, los gobiernos. Estas tres fuerzas han existido siempre, lo que pasa es que ahora han sido potenciadas y amplificadas por las circunstancias del siglo XXI. El populismo es esencialmente la vieja idea de divide y vencerás, es la idea de exacerbar la división de una nación entre un pueblo noble, abusado y explotado por una casta indecente y voraz que los abusa. En esa división aparecen oportunidades para los líderes. Entonces las toman y la amplifican con la polarización, que siempre ha existido, pero ahora se ve amplificada por la posverdad, que es esta nueva manera, no solo de hacer propaganda, sino de cambiar la percepción de la realidad social. Entonces tenías teniendo millones de personas teniendo ideas falsas.

-En el libro explica cómo los autócratas 3P utilizan los resortes de las democracias para perpetuarse en el poder, y cita varios ejemplos como Vladimir Putin, Viktor Orban, y Nicolás Maduro, entre otros. Al mismo tiempo habla de “alianzas autocráticas” y sostiene que estamos en “un mundo seguro para las autocracias”. ¿Por qué creció esta tendencia en la última década? ¿Hubo una ineficaz respuesta de los gobiernos libres del mundo, o una subestimación del poder de estos autócratas?

-Todo eso. Pero la realidad en la base son dos: una es lo difícil que es gobernar con éxito en estos tiempos. Cómo creer en gobernantes que no están teniendo éxito, que no logran sacar a su país de la pobreza, que no logran eficazmente enfrentar la desigualdad, que son tolerantes con la corrupción. Es muy difícil gobernar un país con esas características y con la gente convencida de que eso es así. La otra parte de esto es lo que destaco en el libro, que es la anti política. Todo lo que tuvo que ver con el poder tiene que ser desechado. El mantra de todo esto es el “que se vayan todos”, que ustedes lo tuvieron en Argentina, después en Chile. Estaba en Brasil, lo vimos en México. En Venezuela era uno de los principales lemas de Hugo Chávez, decía que nada podía ser peor de lo que había, y después descubrimos que sí había algo peor.

"La revancha de los poderosos", de Moisés Naím, está editado por Penguin Randomhouse
"La revancha de los poderosos", de Moisés Naím, está editado por Penguin Randomhouse

-Usted se refiere a Putin como uno de los grandes exponentes de los autócratas 3P. Incluso habla de Rusia como el principal estado mafioso del mundo. ¿En plena invasión rusa a Ucrania, qué radiografía hace de él, y cómo construyó su poder?

-Soy muy renuente a especular lo que ocurre en la menta de la gente. Lo que no es insondable y está a la vista, son sus hechos. No mi digas lo que vas a hacer, muéstrame lo que haz hecho. Con Putin es bastante claro lo que ha hecho, la manera que obtuvo el poder y cómo lo ejerció y transformó; la manera que trata a los oligarcas, la gestión desde el centro y tener al Kremlin como el centro del país, el centro del sector privado y del sector productivo, de la banca, de los medios de comunicación. Todo eso es él. Cuando ha habido confrontaciones ha sido inmisericorde. Cuando llegó al poder una de sus encomiendas era terminar la guerra chechena, y le dio el poder al líder de la región, que fue una matanza extraordinaria. También lo vimos matando civiles a mansalva en Siria, y ahora lo estamos viendo en Ucrania. Está muy claro cómo opera. Es difícil hacer pronóstico de qué va a pasar. Pero sí me atrevo a pronosticar que Rusia va a ser un país más pobre en los próximos cinco años y eso es políticamente explosivo. La gente va a salir a la calle para protestar en contra del régimen, y Putin los va a masacrar.

-¿Coincide con la visión de muchos analistas que sostienen que calculó mal los costos de la guerra?

-Absolutamente, es evidente. Eso no quiere decir que la va a perder, pero claramente él se esperaba que esto iba a ser una cuestión de días. Hay pruebas, evidencias de ello. A los soldados por ejemplo se les dio comida y alimentación por solo dos días, porque pensaban que no iba a durar mucho más que eso. Que iban a poder acabar con el gobierno y las fuerzas ucranianas en dos días. Lo hemos visto con problemas logísticos. Las guerras no se ganan necesariamente en las batallas, se gana en la logística, en la capacidad de aprovisionar a las tropas de comida, gasolina, municiones, y todo lo que les hace falta. Él tiene ciento y pico de mil de personas a las que tiene que alimentar tres veces al día en una región en conflicto. Creo que no se lo había planteado. Pero ha reaccionado y todavía tiene la asimetría que hay entre el tamaño de la fuerza rusa y la ucraniana, lo que hace difícil imaginar que no vaya a terminar victorioso. Pero, aunque termine victorioso, va a enfrentar una insurrección del pueblo ucraniano apoyado por el mundo que simpatiza con la causa de la libertad en Ucrania, y muy armado y financiado por las grandes potencias del mundo.

La invasión rusa a Ucrania, según Moisés Naím

-Usted también habla de la posición moral de los autócratas, de su relato sobre injerencias extranjeras. En el caso ruso, el pretexto es su rechazo al despliegue de la OTAN y la adhesión de Ucrania a la alianza. Además, en el libro habla de planes sórdidos de estos autócratas. En este contexto, ¿que busca Putin más allá de invadir Ucrania?

-Es protegerse en el poder, él no tiene a donde ir. Una de las cosas que estamos viendo es el efecto ratonera de las autócratas. El ratón entra a la jaula buscando el queso y después descubre que el queso es delicioso, pero no puede salir de la jaula. Entonces Putin, lo hemos visto también con Maduro, con varios africanos, simplemente no tienen a donde ir, porque tanto ellos, como su dinero, su seguridad, están en peligro. Entonces a Putin no le queda más que quedarse, y utilizar la fuerza que tiene para protegerse. A él le gustaría pasar a la historia como el gran reconquistador de lo que era la geografía de Rusia durante la Unión Soviética y ser más grande. Creo que esta experiencia lo va a hacer revisar y repensar sus ambiciones geopolíticas.

-¿Qué podemos esperar para las próximas semanas en Ucrania?

-Supongo que va a continuar la destrucción y los ataques sin reparo a la protección de la sociedad y los civiles inocentes. Es probable que Putin termine controlando algunas ciudades, o todas las grandes ciudades, pero va a haber una insurrección constante, donde no todo el territorio ucraniano va a ser controlado por Putin. Si Putin no cambia su perspectiva, las sanciones que ya han sido adoptadas, más las que vienen en camino… Si eso continúa y dura seis meses, básicamente significa desenchufar la economía rusa del mundo. Eso tiene consecuencias muy importantes. Más allá de eso puede haber accidentes que provoquen escaldas, puede haber malentendidos, pero no me atrevo a pronosticar a corto plazo.

-Usted sostiene que los gobernantes 3P comprenden que no pueden sobrevivir aislados. Ante el aislamiento al que está siendo sometido Rusia por Estados Unidos y las potencias occidentales, ¿puede haber cambios en el panorama de alianzas de Putin? Es decir, que muchos de estos autócratas empiecen a repensar sus políticas y futuras maniobras.

-Absolutamente sí. Esa es una intuición muy sofisticada. Eso va a pasar, y ya está pasando. Por ejemplo, el caso más extremo, importante y definitorio es el de China. Con China tienes tres escenarios. Una China protagonista, donde Xi Jinping va a ir a abrazar a Putin en el Kremlin y se declaran aliados perpetuos. Yo creo que eso tiene cero probabilidades de ocurrir. Otra China que se ofrece como mediadora entre Rusia y Estados Unidos y el mundo occidental. Y la China que va a esperar, dejar que se desarrollen los acontecimientos. Creo que el tercer escenario es el más probable. Han pasado muchas cosas inesperadas. Hoy Viktor Orban, de Hungría, anunció que iba a permitir que hubiese aviones de la OTAN operando desde Hungría. Orban era un aliado incuestionable de Putin. Entonces quizás vamos a ver una cascada de ex amigos de Putin que empiezan a alejarse de él porque es radioactivo.

Vladimir Putin está "masacrando" a la sociedad civil ucraniana
Vladimir Putin está "masacrando" a la sociedad civil ucraniana

-Entre los autócratas 3P latinoamericanos que usted menciona en el libro se destacan Nicolás Maduro y Daniel Ortega, pero también habla por ejemplo de Jair Bolsonaro. Precisamente líderes que por estos días apoyaron a Putin, o se mantuvieron neutrales. ¿Cómo analiza la respuesta de América Latina ante la invasión a Ucrania?

-Ellos están perplejos. Los líderes de América Latina están tratando de entender cuál es su rol. Tienes al mismo tiempo a un Maduro abrazándose con Putin, de los pocos que abiertamente se ha abrazado con Putin, pero que todo el mundo sabe que con dos llamadas de teléfono del Pentágono y de Estados Unidos podrían ofrecerle la posibilidad de quitarle las sanciones, que es lo que él quiere. Entonces por un lado tienes a Maduro, de izquierda antiamericana, y en Chile tienes a Boric que ha denunciado esto. Luego tienes en Argentina a Fernández y Fernández de Kirchner. Lo que se ve son rechazos y reacciones, y mucha confusión. En general, si me preguntas qué factor en común hay en todo esto, es la sobrevaloración del peso geopolítico de América Latina. América Latina importa poco en estos momentos ante lo que está ocurriendo en Ucrania.

-Mientras Occidente aísla cada vez más a Putin, Estados Unidos confirmó diálogos con funcionarios chavistas. ¿Ve viable una posible negociación?

-Ellos quieren varias cosas urgentes. Primero y principal, que le quiten las sanciones individuales. Actualmente Maduro tiene un afiche en el FBI de “buscado”, y una recompensa a quienes contribuyan a su captura y encarcelamiento. También Diosdado Cabello y todos ellos. ¿Qué ofreces a cambio? ¿Tiene Biden la capacidad de hacer esto? ¿Qué pasa con el Congreso de los Estados Unidos cuando lo empiecen a denunciar de estar traicionando la democracia? Entonces yo lo veo muy cuesta arriba. Los impedimentos prácticos son increíbles y muy difíciles.

En su libro, Moisés Naím advierte sobre el fortalecimiento de las autocracias en América Latina en la última década (REUTERS/Stringer)
En su libro, Moisés Naím advierte sobre el fortalecimiento de las autocracias en América Latina en la última década (REUTERS/Stringer)

-¿Cómo ve la coyuntura actual de América Latina? ¿Visualiza algún candidato a convertirse en un autócrata 3P en el futuro? En Colombia, por ejemplo, Gustavo Petro lidera las intenciones de voto y siempre ha mantenido estrechos vínculos con la dictadura venezolana.

-Todo parece indicar que América Latina va a tener un viraje a la izquierda. Tenemos a Boric y al Partido Comunista chileno en el poder; el gobierno de Argentina sabemos lo que es; el señor Castillo, que es una combinación de cosas inexplicables en Perú… Es cierto que todo indica que si las elecciones fueran hoy Petro ganaría en Colombia. Maduro está en Venezuela, Lula da Silva parece que va a ganar en Brasil otra vez. Después Nicaragua en Centroamérica, y otros más. Entonces tienes una región que se está moviendo hacia la izquierda. La realidad es que hemos visto que estos populistas, estos tres pes, socialistas, tienen una propensión al autoritarismo. Eso es estadísticamente factual.

-Ante este viraje hacia la izquierda y la presencia de los autócratas y dictadores mencionados, ¿cuál es el gran desafío de la democracia?

-El libro pretende es ser es una campanada de alerta, de que esto está ocurriendo y de que hay a nivel mundial un ataque sigiloso, furtivo, y a veces muy abierto, contra la democracia. Eso requiere que los ciudadanos tengan eso en cuenta cuando actúan en general.

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