Era la 01.30 pm del viernes y la calle Hillaries, en Erdington, Birmingham, estaba tranquila. No había mucha gente ni pasaban demasiados autos.
Hasta que el barrio se vio sacudido por una escena fuera de lo común. Un joven corría a toda velocidad por el medio de calle. Detrás suyo lo seguía una pandilla de hombres encapuchados, que empuñaban machetes y bates de béisbol.
Inesperadamente, el último de los persecutores fue embestido por un automóvil, que lo atropelló por la espalda. El hombre salió volando más de 15 metros y cayó sobre el pavimento.
Sus cómplices tuvieron que interrumpir la cacería al ver lo sucedido. Al mismo tiempo, el conductor del vehículo aceleró y se fue. La Policía presume que buscaba proteger al joven perseguido, que pertenecía a una banda rival.
Los pandilleros trataron de subir al herido a un auto que los acompañaba, pero no podían. Desesperado, uno se sacó la capucha y fue observado por una transeúnte. Al darse cuenta de que podía ser identificado, amenazó a la mujer, que se fue corriendo.
Entonces, como si hubieran dado por muerto a su compañero, los delincuentes lo dejaron tirado en el suelo. Se subieron al vehículo y escaparon.
La Policía, que llegó alertada por los vecinos, encontró con vida al atropellado. Lo trasladaron a un hospital, donde ingresó en estado crítico, con un golpe muy fuerte en la cabeza. Las autoridades tratan de identificar a los otros hombres.
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