El último homenaje de AMLO al “Doctor Muerte”, Hugo López Gatell

El martes, el presidente dio un espaldarazo final al trabajo del subsecretario de salud, a pesar de que su “negligencia criminal” frente a la pandemia del COVID-19, ha dejado más de 230,000 mexicanos muertos, aseguró Raymundo Riva Palacio

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(Foto: EFE/ Archivo)
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A pesar de que la pandemia del COVID-19 sigue activa y con un repunte de casos en al menos seis estados del país, la actividad mediática del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell llegó a su fin.

Tras casi 17 meses de estar bajo el reflector nacional con un protagonismo que lo llevó a ser una figura parecida a un “rockstar” e incluso considerado como un potencial aspirante a la candidatura presidencial, este martes, el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo una defensa férrea del trabajo del subsecretario, a quien volvió a calificar como un funcionario público “de primer orden”.

De acuerdo con la columna del periodista Raymundo Riva Palacio, que publica en El Financiero, “desde hace casi mes y medio el tema de la pandemia de Covid-19 dejó de ser un tema prioritario en la agenda del presidente, y desapareció de la discusión en las reuniones de gabinete en Palacio Nacional. López-Gatell, que se comportaba con soberbia y petulancia en los pasillos palaciegos por el apoyo que le daba el mandatario, trataba de recuperar el protagonismo”, pero fue chocando con el staff presidencial

El columnista destacó que desde finales del mes de mayo, lo único relevante de la pandemia era la vacunación, acompañada por la orden a candidatas y candidatos a utilizarla como un logro del gobierno.

Foto: REUTERS/Henry Romero/ Archivo
Foto: REUTERS/Henry Romero/ Archivo

“Para la primera semana de junio, sin información relevante para ser utilizada políticamente por López Obrador, su coordinador de asesores, Lázaro Cárdenas, le propuso el fin de las conferencias vespertinas que encabezaba el subsecretario, a quien nunca vieron bien los cercanos al presidente porque no perteneció jamás al grupo duro lopezobradorista”, destacó.

“El desgaste de López-Gatell era creciente, peleándose continuamente con los medios y cada vez más alterado por sus cuestionamientos. Se podía entender. Si él andaba en busca del reflector perdido y recuperar la primacía mediática del gobierno, esas polémicas sólo obstaculizaban su objetivo. Jesús Ramírez, el vocero presidencial y uno de los principales operadores políticos del presidente, que siempre estuvo en contra del subsecretario, se sumó a Cárdenas con el argumento que si desaparecía López-Gatell del escenario, se enviaría el mensaje de que el Covid-19 estaba controlado y de salida, con lo cual se reducirían las críticas al gobierno”.

Riva Palacio aseguró que López Obrador estuvo completamente de acuerdo, “pero pidió que no lastimaran a López-Gatell, con quien está genuinamente agradecido”.

Y cómo no habría de estarlo, destacó el columnista, si el subsecretario “se convirtió en el bufón de la corte, con tonterías acientíficas como que la fuerza moral del presidente lo hacía inmune al Covid-19, y arriesgando contagios y vidas de los mexicanos para satisfacer las necedades del mandatario, como desdeñar el cubrebocas. Apoyó la visión ideológica del presidente sobre el coronavirus, traicionando a la ciencia y enfrentándose con los científicos del mundo y con sus propios maestros, con quienes rompió. Dejó a un lado el rigor y se convirtió en el grillo de segundo nivel que también fue en la Facultad de Medicina, cuando estudiaba la carrera, aniquilando su credibilidad y tirando por la borda el respeto de sus pares”, apuntó.

El periodista se preguntó cuántos muertos se le pueden atribuir a López-Gatell por esta situación, a lo que respondió que nunca se podrán cuantificar, “pero sí llegará el momento, cuando se acabe el blindaje presidencial, para que rinda cuentas por sus acciones que rayan en negligencia criminal. Su irresponsabilidad y una flagrante violación a la ética de un funcionario público, malaconsejó al presidente o le permitió actuar de manera absurda, como sacar imágenes religiosas que decía frenaban la pandemia, o permitirle, por no atajarlo, en declaraciones como que sólo a los corruptos les daba Covid”.

En el espaldarazo que le dio este martes, López Obrador aseguró que el subsecretario se convirtió en su “maestro” durante la pandemia al señalar que enfrentó “la incomprensión de nuestros adversarios”, y resistió provocaciones para salir adelante.

Foto: EFE/José Pazos/Archivo
Foto: EFE/José Pazos/Archivo

“Salió adelante porque así lo quiso López Obrador, no por sus capacidades, ni por sus resultados. Sus decisiones equivocadas provocaron muertes, y no salvaron vidas, como aseguró el presidente”, destacó el columnista.

Raymundo Riva Palacio recordó que antes de la pandemia, López Gatell fue artífice central del diseño de compras consolidadas de medicamentos, lo que ha provocado un enorme desabasto y puso como ejemplo la protesta de padres de niños con cáncer, que este martes se manifestaron en el aeropuerto capitalino.

Resaltó que lo mismo ha sucedido con los esquemas de medicamentos para enfermos de Sida que fueron modificados por sus recomendaciones, así como con todo tipo de medicinas, que provocó que cuando menos 8 millones de personas hayan tenido que recurrir al mercado negro para poder conseguir los fármacos que necesitaban.

“La nación no le debe nada al subsecretario, como quiere hacer creer el presidente. No se va a olvidar que calculaba que habría de 6 mil a 8 mil muertos, porque el Covid-19 era menos grave que la influenza, y hoy hay más de 230 mil, sin detenerse el incremento mortal. En mayo del año pasado empujó al presidente a declarar que se había domado la pandemia, cuando empezaba a subir. Apostó siempre por la inmunidad de rebaño, una estrategia que modificaron rápidamente el Reino Unido y Suecia cuando fracasó, y chocó repetidamente con los cercanos al presidente por su tozudez contra las pruebas rápidas y las vacunas anti-Covid”, destacó.

Raymundo Riva Palacio finalizó su columna asegurando que la actuación de López-Gatell como zar del coronavirus no es memorable, sino lamentable e incluso para juzgarlo. “El presidente lo puede seguir protegiendo, pero el escudo será efímero. Su juicio vendrá, político, moral y penal, sin que la voluntad presidencial pueda impedirlo”, concluyó.

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