OPINIÓN: Cómo será mi economía el próximo año

La economía mexicana cumple ya con más de 30 años de crecimientos ínfimos, sería muy aventurado afirmar que cambiarán las cosas repentinamente tan luego inicie el próximo año. Sin embargo, existen indicios de que las cosas podrían mejorar

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El 2020 puede traer algunos cambios en la economía del país (Foto: Cuartoscuro)
El 2020 puede traer algunos cambios en la economía del país (Foto: Cuartoscuro)

A nivel internacional, el escenario deseable sería que Estados Unidos se olvidaran de sus guerras comerciales porque ellas han generado mucha inestabilidad. Si observamos, el gobierno del presidente Donald Trump tiene abiertas muchas pugnas comerciales con China, Rusia, Irán, la Unión Europea, Argentina, Turquía. Incluso las pugnas con un país débil como México siguen impidiendo el finiquito del nuevo tratado de libre comercio entre Canadá, los Estados Unidos y México. Me refiero al tema laboral. México no puede aceptar inspectores estadounidenses en su territorio porque quedaría expuesto a constantes amenazas de demandas que generarían permanentes situaciones de incertidumbre para la inversión. O ¿qué empresa se embarcaría en una inversión productiva en el país si sabe que una demanda presentada por un inspector laboral estadounidense podría bloquear sus exportaciones en cualquier momento?

Si el presidente Trump dejara atrás sus constantes amenazas y sanciones, podrían generarse condiciones de confianza para la inversión y el consumo, dos requisitos básicos para el crecimiento económico. Sin embargo, es poco probable que Donald Trump cambie sus posturas, y menos en el contexto de la campaña política que se avecina. Por tanto, es muy previsible que el 2020 sea un año de bajo crecimiento en todo el mundo en lo general. No obstante, China seguirá con sus proyectos de desarrollo gracias a sus alianzas con Rusia, India, la Unión Europea, África, con algunos países de América del Sur y con las naciones que se han ido asociando al proyecto de la Nueva Ruta de la Seda.

Respecto a la economía mexicana, que cumple ya con más de 30 años de crecimientos ínfimos, sería muy aventurado afirmar que cambiarán las cosas repentinamente tan luego inicie el próximo año. Sin embargo, existen indicios de que las cosas podrían mejorar, por ejemplo, el aumento en los niveles de consumo de las familias más vulnerables podrían significar un incentivo a la producción. Estamos hablando de 300,000 millones de pesos en manos de personas pobres que ya cuentan y seguirán contando con un ingreso permanente.

El arranque del Plan Nacional de Infraestructura, con inversiones cercanas al billón de pesos mexicanos significará el crecimiento no sólo de la rama de la construcción si no de todas las demás industrias ligadas a ella, como el acero, el cemento, etc.

Las obras directamente impulsadas por el gobierno federal como el tren maya, la refinería Dos bocas y el aeropuerto de Santa Lucía podrían seguir generando empleo y crecimiento económico. Se espera que estas inversiones empiecen a producir un efecto multiplicador sobre el turismo y otros sectores.

Las buenas perspectivas de mejora en la producción petrolera, y los nuevos hallazgos, darán un respiro al gobierno en el sostenimiento de la deuda de PEMEX y quizá también ingresos adicionales. Los yacimientos de litio, llamado la gasolina del siglo XXI, incentivará la inversión en el sector de la minería.

También hay que mencionar que la Inversión Extranjera Directa sigue creciendo en un porcentaje cercano al 8% anual y que el envío de remesas por parte de los paisanos se sigue incrementando. Este año las remesas superarán los 35,000 millones de dólares y el próximo los 37.

No hay que olvidar que todos estos proyectos se están dando en un contexto en el que se está cuidando escrupulosamente las variables macroeconómicas. Así, la inflación está controlada; la paridad peso-dólar es estable; las tasas de interés, disminuyen; se va a lograr un superávit primario en el presupuesto público y no se ha aumentado el endeudamiento público.

*Jefe del Departamento de Economía del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas de la Universidad de Guadalajara

Lo aquí publicado es responsabilidad del autor y no representa la postura editorial del medio