
Más de 1.600 loros y canarios fueron incautados por las autoridades aduaneras de Nigeria en el aeropuerto internacional de Lagos. Según informaron Associated Press y CNN, estos ejemplares estaban siendo transportados con destino a Kuwait sin los permisos correspondientes, en lo que representa una de las operaciones de confiscación de fauna más grandes registradas en el país durante los últimos años.
La agencia de aduanas informó que la intervención se produjo el 31 de julio, fecha en que se detectó el envío ilícito de aves en instalaciones aeroportuarias. El cargamento, compuesto principalmente por periquitos de collar y canarios de frente verde y amarilla, llamó la atención de los funcionarios por no contar con la documentación requerida para exportación internacional de especies protegidas. Al descubrir la falta de permisos, los agentes decomisaron la totalidad del envío.
La lucha constante contra el tráfico de vida silvestre
Mark Ofua, portavoz en África Occidental de la organización internacional Wild Africa, destacó que este caso representa un cambio alentador en la manera en que las autoridades abordan el comercio ilegal de especies. Se trata de una acción directa que evidencia mayor vigilancia y un esfuerzo decidido por frenar estos delitos en un país considerado un centro clave de tránsito para el tráfico mundial de fauna protegida.
Según lo expresado por Ofua, el hecho de que una incautación de tal magnitud haya sido posible refleja el impacto de las campañas de concienciación y la presión internacional sobre Nigeria para que mejore sus mecanismos de control. “Esta operación representa un avance en la lucha contra el tráfico ilegal de vida silvestre, especialmente porque Nigeria se ha consolidado como un centro neurálgico en el comercio global de especies protegidas”, afirmó en declaraciones recogidas por AP.
El reconocimiento público de la confiscación refuerza el compromiso institucional con los convenios suscritos, especialmente la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES). El tráfico ilegal de vida silvestre coloca a Nigeria bajo constante escrutinio internacional. Por ello, casos como el de esta incautación adquieren relevancia tanto por su dimensión como por el cambio de actitud de las autoridades.

Investigación y destino de las aves confiscadas
La agencia de aduanas de Nigeria señaló que, tras la incautación del envío no autorizado, se inició una investigación orientada a identificar a los responsables del tráfico ilegal. Esta búsqueda incluye la revisión de documentos, el seguimiento de las rutas de transporte y posibles conexiones con redes de tráfico más amplias. El objetivo es determinar los vínculos de los involucrados en la operación y desarticular los mecanismos empleados para evadir los controles aduaneros y legales.
Respecto al destino de los animales confiscados, la autoridad anunció que las aves serían entregadas al Servicio de Parques Nacionales de Nigeria. Esta institución tiene la responsabilidad de rehabilitar a los ejemplares recuperados y, en la medida de lo posible, garantizar su liberación en condiciones favorables dentro de su hábitat natural. El proceso de rehabilitación supone la evaluación de la salud de las aves y la implementación de medidas para su adaptación tras el estrés del cautiverio y el transporte.
La colaboración entre la aduana nigeriana y el Servicio de Parques Nacionales representa una acción coordinada que busca no solo aplicar la ley, sino también restaurar el equilibrio de las especies afectadas por el tráfico.

Valor económico del tráfico ilegal de vida silvestre
El tráfico ilegal de vida silvestre constituye una actividad clandestina de enorme rentabilidad a nivel global. De acuerdo con estimaciones incluidas en las declaraciones asociadas al caso, el valor anual de este comercio ilícito oscila entre 8.000 y 10.000 millones de dólares. Estas cifras sitúan al tráfico de fauna y flora silvestre en una posición relevante dentro de las economías ilegales internacionales, comparándose incluso con el tráfico de drogas, armas y personas.
El volumen económico que mueve el tráfico de especies protegidas ha contribuido a la persistencia y sofisticación de las redes criminales dedicadas a este negocio. Los productos y ejemplares animales con mayor demanda, como el marfil, las escamas de pangolín, aves exóticas y reptiles, son sistemáticamente extraídos de sus hábitats y transportados mediante estructuras logísticas que aprovechan debilidades en los sistemas legales y de control.
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