Seis maneras de regalar productos amigables con el planeta en Navidad

Durante la temporada navideña, la mayor parte de la población incrementa su consumo de productos, bienes y servicios, y claro, su huella de carbono se dispara. En este sentido, cualquier cambio que llevemos a cabo esta Navidad para reducir nuestro impacto medioambiental será positivo para el planeta, y esto incluye también la selección de los regalos.

Dado que muchos de nosotros estamos cada vez más concienciados con el medio ambiente, es lógico que la gente sea más reflexiva con lo que compra. “Realmente tenemos que empezar a pensar en el impacto profundo de los artículos que elegimos regalar y en la huella que dejan en la Tierra”, explicó en diálogo con la revista Vogue Cora Hilts, fundadora de la tienda electrónica sostenible Rêve En Vert. “Soy una gran creyente de que puede haber huellas positivas a través de regalos significativos, pero también huellas negativas muy grandes cuando compramos sin pensar”.

A continuación, seis consejos aprobados por expertos para regalar de forma más consciente esta Navidad.

En lugar de dejarse llevar por el pánico y comprar algo en el último minuto, tomarse tiempo para pensar en lo que cada persona realmente podría querer es clave. “Es tentador colmar de regalos a nuestros seres queridos durante las fiestas, pero a menudo esto nos lleva a comprar artículos que se olvidan o se tiran rápidamente”, indicó Rebecca van Bergen, fundadora y directora ejecutiva de Nest, una organización sin ánimo de lucro que apoya a artesanos de todo el mundo.

“La reflexión es más importante que el precio”, añadió la estilista Amy Bannerman. “Una amiga mía tenía una prenda de punto clásica de Ralph Lauren para la que había ahorrado todo su dinero cuando era adolescente. Le hice exactamente el mismo y se echó a llorar cuando lo abrió”.

Una forma de evitar que los productos acaben en el basurero es regalar experiencias, ya sea un vale para el restaurante favorito de un ser querido o un abono para alguna actividad o evento que desee. “Es uno de mis regalos favoritos y el que normalmente hacemos mi marido y yo”, explicó Hilts. “Siempre aseguré de que estas experiencias fueran lo más sostenibles posible. Por ejemplo, en Londres solíamos reservar una cena en Spring by Skye Gyngell, que es un restaurante de temporada, ecológico y sin plásticos.”

Con la creciente popularidad de las compras de segunda mano, el estigma que rodea a los regalos con esta condición está empezando a desaparecer. “Si creés que alguien puede ser más reacio a regalar algo de segunda mano, regalar una antigüedad puede ser un lugar más seguro para empezar, ya que de alguna manera parece menos estigmatizado y más lujoso”, sugirió Bannerman, apasionada por los artículos con “historia”.

Si vas a comprar algo nuevo, buscá marcas que hagan todo lo posible por reducir su huella medioambiental. “Puede ser mucho más fácil hacer regalos conscientes simplemente apoyando a empresas pequeñas, independientes y éticas, ya que estas personas a menudo hicieron todo el trabajo por vos”, comentó Hilts. “Su embalaje ya es mínimo y lo más sostenible posible, producen artículos de calidad y duraderos, y tienen muy en cuenta su impacto en la Tierra”, añadió.

También es importante tener en cuenta el impacto social de los regalos: las fiestas pueden ser un buen momento para apoyar a las empresas y artesanos locales. “La artesanía es uno de los mayores empleadores de mujeres en todo el mundo, y a menudo les permite trabajar desde casa y cuidar de sus familias a la vez que obtienen ingresos”, añadió van Bergen. Aunque los mercados en línea permiten acceder a piezas de artesanos de todo el mundo, también se puede buscar más cerca de casa, en mercados de artesanía y boutiques locales.

En aras del espíritu solidario, esta Navidad podés hacer una donación a la organización benéfica favorita de tu ser querido o al banco de alimentos local, en lugar de comprar algo que se termine tirando a la basura. “Creo que muchos de nosotros perdimos el sentido de lo que se supone que debe ser la Navidad en la locura del consumo que rodea a las fiestas”, concluyó Hilts.

Seguir leyendo: