Seis amigos, un sofá y tres generaciones de fans: cómo lograron mantener la magia de Friends intacta 17 años después

Lisa Kudrow, Jennifer Aniston, Courteney Cox, David Schwimmer, Matt Le Blanc y Matthew Perry recrearon grandes momentos del programa, dialogaron con James Corden y escucharon las razones del público que sólo en 2018 vio 54,3 millones de horas en streaming

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Evitó el efecto de una reunión de ex compañeros de la escuela secundaria a 20 años del fin del curso: “No quiero que se venga abajo el final feliz de ninguno”, dijo Lisa Kudrow, y así fue. Friends: The Reunion no mostró el reencuentro de Phoebe, Rachel, Monica, Ross, Chandler y Joey para que el público viera qué les hizo la vida. En cambio, como quien elige los objetos más bonitos en una feria americana, Kudrow, Jennifer Aniston, Courteney Cox, David Schwimmer, Matt LeBlanc y Matthew Perry miraron desde fuera a sus personajes en casi dos horas de entrevistas, homenajes de celebridades, recreación de escenas clásicas y momentos detrás de cámara.

No es común que haya reuniones del elenco de una serie años después de que haya dejado de producirse —17 en este caso—, y aun aquellas pocas que se conocen —como la reciente de ER, con todo y George Clooney— no generan la expectativa de público que tuvo la de Friends. Una razón posible es la extraña vigencia del mundo de los seis amigos, que nació para reflejar las tribulaciones de la Generación X, pero cautivó luego a las dos que siguieron.

— Bienvenida al mundo real. Es una mierda. Te va a encantar.

Marta Kauffman, co-creadora de Friends con David Crane, contó a la revista New York en 2016: “Me vuelve loca no sólo que la gente la siga mirando, sino que todavía se enganche. Tengo una hija de 17 años y hace poco alguien en la escuela le preguntó ‘¿Viste esa serie nueva, llamada Friends?’”.

Es una historia sobre la juventud: sobre el momento en que se deja de ser hijo para ser definitivamente adulto, cuando el mundo es enorme y atractivo e intimidatorio. Al fin la vida está en las propias manos. Y eso es hermoso y al mismo tiempo más difícil de lo que uno se había imaginado.

Mónica, Chandler, Rachel, Phoebe, Ross y Joey no estaban pegados al smartphone —la serie se dejó de emitir en 2004, tres años antes de la salida del iPhone—, pero con sus sentimientos se pueden identificar los millennials y los centennials. Como le dice Mónica a su amiga Rachel en el primer capítulo:

—Bienvenida al mundo real. Es una mierda. Te va a encantar.

62.000 años de Friends

Acaso la pandemia de COVID-19 le haya dado un poco de impulso: el confinamiento y la distancia social sólo pueden agigantar el deseo de abrazar a los amigos en un lugar acogedor y sin peligro. Para muchos el coronavirus se ha llevado hasta las palabras que canta el dúo The Rembrandts con los títulos de Friends: “Estaré a tu lado / (cuando la lluvia empiece a caer) / Estaré a tu lado (como lo estuve antes) / Estaré a tu lado / (porque tú estás a mi lado)”.

Sin embargo, ya en 2019 el programa había generado USD 1.000 millones de ingresos en los 25 años que pasó, tras su final en NBC, circulando por distintos canales de cable y plataformas de streaming. En 2018 fue uno de los shows más vistos en Netflix, junto con The Office y Grey’s Anatomy: se emitió un total de 54,3 millones de horas, o 62.000 años, y fue un escándalo cuando se anunció que dejaría su catálogo. Netflix debió pagar entre USD 80 y USD 118 millones —según las versiones— por retener Friends durante un año más, al cabo del cual WarnerMedia lo llevó como joya de su propio servicio de streaming, HBO Max.

El sofá de la cafetería Central Perk, punto de encuentro de los seis amigos, es la parada preferida de los visitantes del estudio Warner Bros. en Burbank, California, y los guías han escuchado varias propuestas matrimoniales sobre tu tapizado naranja. La productora de cine y televisión también tiene la fuente que hace de fondo en los títulos, que se eligió como escenario para Friends: The Reunion.

Puede que la serie guste a distintas generaciones porque tiene un humor atemporal. Se ríe de las cosas de la vida, simplemente, y lo hace con un arco amplio de estilos, desde lo cursi hasta lo sofisticado. El hecho de que se trate de seis personajes de igual peso, en lugar de un protagonista rodeado de perfiles secundarios, multiplica las oportunidades de identificarse con las emociones de cada uno. Sintetizó uno de los comentarios en IMDB: “¿Te sientes feliz? ¡Mira Friends! ¿Te sientes triste? ¡Mira Friends! ¿No estás seguro? ¡Mira Friends!”.

“¿Te sientes feliz? ¡Mira Friends! ¿Te sientes triste? ¡Mira Friends! ¿No estás seguro? ¡Mira Friends!”

Aunque estaba ambientada en Nueva York y salía al aire en septiembre de 2001, en la serie no hubo aviones secuestrados que se estrellaban contra la Torres Gemelas, ni olas de polvo ni muertos: tampoco la actualidad política infiltró su magia. Quizá los elementos que la anclan más en su época, los tiempos de Nirvana y de Pulp Fiction, sean la moda y la tecnología. Friends comenzó cuando se masificaba el correo electrónico y terminó cuando empezaban las redes sociales.

Su tema eran Phoebe, Rachel, Monica, Ross, Chandler y Joey, que eran encantadores y se abrían su camino a tumbos en el mundo, sin mayor idea ni preocupación.

De Seinfeld a The Big Bang Theory

Friends funcionó como un eslabón entre el modelo sitcom y formatos como The Big Bang Theory o New Girl. Pasó por el horario central de la televisión cuando tal cosa era importantísima y codiciada: debutó el jueves 22 de septiembre de 1994 a las 8:30 de la noche, y acomodó 22 millones de espectadores entre Mad About You y Seinfeld. Para su despedida reuniría a 52,5 millones: aquel 2004 solo el Super Bowl tuvo una audiencia mayor.

En 2019, a 25 años de su final en NBC, Friends había generado USD 1.000 millones de ingresos.
En 2019, a 25 años de su final en NBC, Friends había generado USD 1.000 millones de ingresos.

En 2015 The Hollywood Reporter encuestó a 2.800 profesionales del cine y la televisión y les preguntó cuál era su serie favorita de todos los tiempos: Friends quedó en primer lugar, para indignación de los fanáticos de Seinfeld (quinto lugar) que la consideraban un subproducto. En 10 temporadas y 236 episodios ganó 77 premios (entre ellos 6 Primetime Emmys) y tuvo 220 nominaciones.

Crane y Kauffman miraron a su propia juventud para crear la serie: terminaron la universidad y compartieron un apartamento en Nueva York. Sus padres estaban fuera del cuadro, no tenían pareja a la vista: se encontraron solos para la diversión y los problemas, para la libertad y las responsabilidades. Cuando llevaron el proyecto a Warren Littlefield, presidente de NBC Entertainment, lo llamaron Insomnia Cafe.

Dos años antes Douglas Coupland había publicado la novela Generación X, el mismo 1991 que Bret Easton Ellis, el autor de Menos que cero, se había convertido en best seller con American Psycho. Otros narradores de esa edad se consagraban: Donna Tartt, Jeffrey Eugenides. “Quiero algo para ese público”, les pidió Littlefield, pero Crane se negó. Ellos se imaginaban una serie que no se centrara en la actualidad de una generación determinada sino en la importancia de la amistad como familia en la juventud.

La preselección de actores dejó 1.000 nombres posibles, que luego se redujeron a 75. Solo uno era seguro: Schwimmer sería Ross, porque el personaje estaba pensado para él. Cox iba a ser Rachel, pero convenció al equipo de que haría una mejor Mónica; Aniston aceptó ese papel aunque por entonces trabajaba en el programa Muddling Through, y cuando quiso pasarse al nuevo proyecto el productor le advirtió:

—Lo vi. Deja que te diga algo. Ese show no te va a convertir en estrella —recordó en el reencuentro.

En 2018 fue uno de los shows más vistos en Netflix: se emitió un total de 54,3 millones de horas. (REUTERS/Mike Blake)
En 2018 fue uno de los shows más vistos en Netflix: se emitió un total de 54,3 millones de horas. (REUTERS/Mike Blake)

La crítica no fue amable con los vecinos del edificio de 90 Bedford Street, en Greenwich Village. Las comparaciones con Seinfeld abundaron, y ninguna benefició a Friends. Pero con el tiempo el fenómeno de público creció y las nuevas temporadas merecieron elogios como “la mejor comedia de este año”, “un regreso impresionante”, “altos decibeles de risas”, “directo al corazón de los fans”.

¿Por qué le gusta a los millennials y a la GenZ?

Si para Phoebe, Rachel, Monica, Ross, Chandler y Joey el mundo real era una mierda, durante la prosperidad económica de la presidencia de Bill Clinton, cuando se podía rentar un apartamento en Nueva York con un salario de primer empleo, ¿cómo no se iban a sentir identificados los millennials y la GenZ, cuyo mundo se consolidó tras la crisis de 2008, en el trabajo precario, la inestabilidad constante y los salarios estancados?

La serie, además, mostraba el tema universal de la incertidumbre ante un presente en transformación. Entonces era el cambio político: los amigos se sentían a veces poca cosa, preocupados por los vaivenes de su vida de solteros mientras la generación anterior había hecho la revolución sexual, luchado por los derechos civiles y muerto en Vietnam. Ahora el cambio es tecnológico, pero la incertidumbre resuena muy parecida.

Acaso el hecho de que hoy las personas miren sus teléfonos celulares un promedio de 58 veces por día contribuya a la romantización de aquel tiempo en que los amigos se hablaban en persona y no sólo en la mensajería y las relaciones comenzaban en el mundo real y no sólo en Tinder. Esa conexión —una química que asomó en Friends: The Reunion, cada vez que Kudrow, Aniston, Cox, Schwimmer, Le Blanc y Perry estaban solos, porque la participación de James Corden como presentador cambiaba el ambiente— parece hoy algo poco habitual.

En 10 temporadas y 236 episodios, Friends ganó 77 premios (entre ellos 6 Primetime Emmys) y tuvo 220 nominaciones.
En 10 temporadas y 236 episodios, Friends ganó 77 premios (entre ellos 6 Primetime Emmys) y tuvo 220 nominaciones.

Para los jóvenes del presente es desagradable el estereotipo de las chicas bonitas, los chistes sobre el sobrepeso pasado de Mónica, el machismo de Joey, ciertos comentarios homofóbicos y transfóbicos, la impresión de que en Nueva York sólo viven personas blancas.

Pero Friends al mismo tiempo presentó temas que fueron desafiantes en su momento, como que la esposa de Ross lo dejara por otra mujer, o el matrimonio entre personas del mismo sexo que celebró la activista LGBTQ Candace Gringrich en un episodio; la infertilidad, la adopción y la maternidad subrogada; el reconocimiento de su propio poder que hace Rachel al escapar de una boda con un novio perfecto al que no ama; las relaciones interraciales.

Y todo eso con el trasfondo del apoyo incondicional: “Estaré a tu lado / (porque tú estás a mi lado)”.

Lo explicó la boy band BTS en el reencuentro: “Nos encanta Friends. Nos enseñó sobre el amor y nos enseñó sobre la amistad”. Su intervención abrió un segmento del programa a una serie de centennials de distingos países del mundo que contaron las diferentes razones por las cuales se engancharon con la serie. “Ellos eran mis amigos”, resumió Liz, de México, y salió de cuadro conmovida.

El reencuentro

—¿Dónde está la caja de pañuelos de papel? —preguntó Aniston al entrar al decorado, 17 años más tarde.

La iban a necesitar: al cabo de más de 100 minutos de reencuentro Kudrow tomó la última hoja que quedaba y la partió en dos para ofrecerle un trozo a Perry.

Friends funcionó como un eslabón entre el modelo sitcom y formatos como The Big Bang Theory o New Girl. (Terence Patrick/HBO Max via AP)
Friends funcionó como un eslabón entre el modelo sitcom y formatos como The Big Bang Theory o New Girl. (Terence Patrick/HBO Max via AP)

Con dirección de Ben Winston —productor del Late Late Show de Corden—, el especial fluyó sin guión pero muy preparado, incluidas dos confesiones: la del enamoramiento reprimido entre Aniston y Schwimmer, que encendió las redes sociales en la misma madrugada de 27 de mayo en que HBO Max puso en línea el programa, y la menos resonante del fastidio que casi todo el elenco sintió por el mono Marcel. Hubo también una gama variada de celebridades, desde Lady Gaga hasta Malala Yousafzai, desde Cindy Crawford hasta Tom Selleck, desde Reese Witherspoon a David Beckham.

Esta segunda vez que los seis actores volvieron a estar juntos, que fue la primera en público, se demoró por la pandemia, cuya sombra se advirtió en los paneles de acrílico y la distancia social que separaba al público. En él se destacaban Crane y Kauffman, que guiaron la historia de la serie junto a Kevin Bright, el tercer productor.

“No vamos a hacer esto de nuevo dentro de 15 años”

Esta vez nadie se mojó bailando en la fuente: el especial abrió directamente en el estudio de Warner Bros., donde se vio a Schwimmer caminar solo, en el decorado vacío. Luego, de a uno, entraron Kudrow, Aniston, LeBlanc, Cox y Perry. “Esto es todo lo que me importa”, dijo Kudrow, y pareció hablar por todos.

Con ese espíritu los seis recorrieron —a veces con los guiones en la mano, como en los clips de bambalinas que se vieron, solo que ahora con los anteojos para poder leerlos frente a los ojos— los personajes, las historias, las anécdotas. Hubo bloopers, silencios, lugares comunes. Por fin Cox comentó: “No vamos a hacer esto de nuevo dentro de 15 años”. Y del mismo modo que en 2004 la serie tuvo un final natural luego de 10 temporadas (Rachel volvió con Ross, Monica y Chandler se mudaron con sus bebés, Phoebe se casó con Mike y Joey quedó listo para el spin-off), también Friends: The Reunion cerró, sin más, en esa singularidad.

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