Cinco meses y 1.600 kilómetros combatiendo detrás de las líneas enemigas: la heroica unidad secreta que será condecorada en EEUU

Conocidos como los Merodeadores de Merrill, se hicieron famosos por sus misiones en la Segunda Guerra Mundial luchando contra el ejército japonés en la jungla de Birmania. Recibirán el honor más alto que otorga el Congreso norteamericano

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Los Merodeadores de Merrill. Foto AP.
Los Merodeadores de Merrill. Foto AP.

Los soldados pasaron meses detrás de las líneas enemigas, marchando cientos de kilómetros a través de las enmarañadas junglas y empinadas montañas de Birmania mientras luchaban contra el hambre y las enfermedades entre tiroteos con las fuerzas japonesas durante su misión secreta.

En febrero de 1944, la unidad estadounidense de combate en la jungla apodada Merrill’s Marauders (Los Merodeadores de Merrill) se dispuso a capturar un aeródromo controlado por los japoneses y abrir una ruta de suministro aliada entre India y China. Los Merodeadores completaron su misión cinco meses después con apenas 200 soldados todavía en la lucha, luego de comenzar con 3.000.

El viaje de aproximadamente 1.610 kilómetros a pie fue tan agotador que luchar “fue la parte fácil”, dijo Robert Passanisi a la agencia AP, quien a los 96 años se encuentra entre los nueve Merodeadores conocidos que se sabe siguen con vida.

Ahora, los Merodeadores, oficialmente designados por el Ejército como la Unidad Compuesta 5307 (Provisional), han sido nominados por el Congreso para recibir su más alto honor: la Medalla de Oro del cuerpo legislativo.

Hace cuatro años, Robert Passanisi convocó a sus compañeros Merodeadores que aún siguen con vida y a las familias de muchos que han muerto para comenzar a presionar para recibir el honor. Un proyecto de ley final aprobado en septiembre fue enviado el 6 de octubre a la Casa Blanca, donde espera la firma del presidente Donald Trump.

Después de muchos años, todos los sacrificios y el sufrimiento ahora son finalmente reconocidos”, manifestó Passanisi, de Lindenhurst, Nueva York. "Te hace sentir que todo valió la pena'', añadió.

En 1943, el expresidente de Estados Unidos Franklin D. Roosevelt aprobó que el Ejército reuniera una unidad terrestre para una misión de largo alcance detrás de las líneas enemigas en la Birmania ocupada por los japoneses, actual Myanmar. Tanto los soldados de infantería experimentados como los soldados recién alistados se ofrecieron como voluntarios para la misión, considerada tan secreta que ni siquiera se les dijo adónde irían.

El presidente Franklin Roosevelt
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Los Merodeadores de Merrill (apodados así por el comandante de la unidad, el general de brigada Frank Merrill) tuvieron la tarea de cortar las comunicaciones japonesas y las líneas de suministro a lo largo de su larga marcha hacia el aeródromo, en la ciudad de Myitkyina. Frecuentemente superados en número, lucharon con éxito contra las tropas japonesas en cinco enfrentamientos importantes, además de 30 menores, entre febrero y agosto de 1944.

Los Merodeadores pasaban la mayor parte de los días abriéndose camino a través de la densa jungla, con solo mulas para cargar los equipos y las provisiones. Dormían en el suelo y rara vez se cambiaban de ropa. Los suministros arrojados desde los aviones eran su único medio para reponer raciones y municiones. La desnutrición y el clima húmedo dejaron a los soldados vulnerables a la malaria, la disentería y otras enfermedades.

Estos muchachos subsistían con una ración K por hombre, por día”, afirmó Christopher Goodrow, curador de armas del Museo Nacional de Infantería en Columbus, Georgia. “Estamos hablando de una lata de atún, unas galletas saladas, una barra de chocolate y cigarrillos”.

En la instalación del Ejército de los Estados Unidos en Fort Benning, los combatientes de élite del 75° Regimiento de Guardabosques del Ejército se consideran orgullosos descendientes de los Merodeadores de Merrill, a quienes veneran por su tenacidad.

Los Merodeadores se unen así a más de 160 héroes de guerra, unidades militares y civiles galardonados con la Medalla de Oro del Congreso por logros sobresalientes que se remontan a la Revolución de Estados Unidos. Se elaborará una sola medalla en honor a los Merodeadores como unidad y se entregará al Instituto Smithsoniano.

Las medallas están diseñadas individualmente para cada grupo de ganadores y pueden pasar más de un año antes de que estén listas para ser presentadas.

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Pareciera que el tiempo no está del lado de los Merodeadores. Veinte de los miembros de la unidad que estaban vivos cuando en 2016 comenzaron a solicitar al Congreso la medalla murieron en los últimos cuatro años, dijo Jonnie Melillo Clasen. Su padre, Vincent Melillo, sirvió en la unidad y murió en 2007.

Distintos Merodeadores recibieron condecoraciones individuales después de la guerra, desde la Cruz por Servicio Distinguido hasta la Estrella de Plata. El Ejército otorgó la Estrella de Bronce a todos los soldados de la unidad, y Hollywood presentó sus respetos en 1962 con la película “Merrill’s Marauders”.

Los miembros con vida consideran que la medalla del Congreso es el mayor honor que podrían recibir como unidad.

“Fue un trabajo difícil, pero entramos allí e hicimos nuestro mejor esfuerzo”, expresó Gilbert Howland, de 97 años, nacido en Hamilton, Nueva Jersey. “Simplemente siento que los Merodeadores se lo merecen”, agregó.

Como joven cabo a cargo de 16 Merodeadores que manejaban dos ametralladoras, Howland resultó herido por fuego de artillería cuando su batallón fue rodeado por combatientes japoneses. Mientras se recuperaba en un hospital en India, Howland y otros Merodeadores heridos recibieron una orden desesperada de regresar a la lucha.

Los Merodeadores habían capturado el aeródromo que era su objetivo clave, pero las fuerzas japonesas hicieron un esfuerzo para recuperarlo. Los Merodeadores restantes eran muy pocos y estaban demasiado agotados para sostenerlo.

Howland se reunió con sus ametralladoras, pero el aeródromo estaba lleno de mosquitos y pronto contrajo malaria. Permaneció en su puesto hasta que se desmayó con fiebre. Lo evacuaron en una camilla y lo llevaron en avión de regreso a India, para luego enviarlo a Estados Unidos.

“Se estaban preparando para dejarme ir”, recordó. “Entonces mi madre dijo: '¿Por qué no te quedas? Le dedicas todo el tiempo al ejército”, añadió.

Entonces Howland se volvió a alistar. Sirvió otros 25 años, incluidos viajes de combate en Corea y Vietnam. Todavía sostiene que la misión de Birmania fue la más difícil de todas.

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