"Él me hizo transgénero a propósito": el conmovedor caso de Kris Irvin que rezaba para tener cáncer de mama

Kris Irvin tiene 31 años y enfrenta el dilema más importante de su vida

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Cuando cumplió 11 años, Kris Irvin comenzó a rezar a diario para tener cáncer de mama. Es que encontraba en ese mal una salida para ese cuerpo de mujer que mantenía su humanidad bajo encierro. Extirpándoselos, creía, podría, por fin, estar más cerca de lo que sentía que era.

Kris Irvin junto a su marido Nate. Enfrenta una disputa con la Brigham Young University por ser transgénero (Kris Irvin)
Kris Irvin junto a su marido Nate. Enfrenta una disputa con la Brigham Young University por ser transgénero (Kris Irvin)

Desde los tres años, Kris supo que era un hombre encerrado en el envase equivocado. "Pero no supe de la palabra transgénero hasta que tuve 28", dijo en diálogo con el diario The Washington Post.

Pero cuando cumplió 28 años, tres años atrás, una publicación en Tumblr llamó la atención de Kris. Aprendió que podía someterse a una cirugía de pechos sin necesidad de padecer un mal que se cobra la vida de miles de mujeres cada año. En inglés es conocida como top-surgery (cirugía superior) que consiste en remover las mamas y reconstruir el pecho como el de un hombre.

Pero no era el primer paso que dio Kris. El primero fue a los 18 años, cuando adoptó de forma definitiva su segundo nombre. A los 24 se sometió a una histerectomía, que consiste en la extirpación del útero parcial o totalmente. "Fue lo mejor que hice", recordó en una entrevista.

Pero por entonces sabía que aún le faltaba algo. "La cirugía superior es la última cosa que necesito para ser feliz", dijo Kris.

Pero hay otra lucha que está librando. Kris pertenece a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (de confesión mormona) donde no aceptan los "cambios de género". Estudia en la Brigham Young University, de Provo, Utah. Y su forma de vida -inentendible para muchos- parece que se convirtió en un dolor de cabeza. Es que esa casa de estudios no tiene una política formal para los estudiantes trans.

Kris Irvin con su marido en su casa de Utah. A él no le gustan los hombres y no quiere que ella se extirpe las mamas (Gentileza: The Salt Lake Tribune)
Kris Irvin con su marido en su casa de Utah. A él no le gustan los hombres y no quiere que ella se extirpe las mamas (Gentileza: The Salt Lake Tribune)
 

De acuerdo con su código de conducta no se permiten actos sexuales, pero mucho menos prácticas homosexuales. Pero además deberán contar con un "respaldo eclesiástico" para pertenecer a esa universidad mormona que cuenta con 30 mil estudiantes. Si bien este certificado dado por un obispo de cada congregación no es determinante, es muy importante.

Kris no está cerca de conseguir uno. Es que su obispo –Jake King– cree que su caso va en contra de lo que dicta su iglesia. Al realizarse un cirugía superior estaría contradiciendo el mandato por el cual sí se prohíben las operaciones de cambio de sexo.

Cuando le explicó su drama a King le dijo que no podían obligarla a elegir entre su fe y su bienestar como ser humano. Y fue más allá. Le habló del doble estándar que sentía. ¿Cómo podía ser que se permitieran cirugías para reducir dolor o una cosmética y no aquella que cure, en parte, la angustia por no estar en un cuerpo acorde?

Y citó la biblia: "Si Dios no comete errores y somos creados a Su imagen, entonces hay una razón por la cual Él me hizo transgénero a propósito y por una razón". El argumento fue demoledor para el pastor que la leía atentamente.

Pero King la comprendió, pero le dijo en el intercambio de correos que mantuvieron: "Ninguna cirugía puede darte la verdadera paz y el confort en esta vida. Solo Jesucristo, su Salvador personal, puede hacer eso".

En un documento eclesiástico de 1995 titulado La familia: una proclamación para el mundo", la iglesia mormona declara que "el matrimonio entre un hombre y una mujer es ordenado por Dios" y que "el género es una característica esencial de la identidad premortal, mortal y eterna individual".

Doug Andersen, uno de los voceros de la congregación dijo: "Los líderes locales… son los más adecuados para proporcionar asesoramiento, ofrecer apoyo y enseñar principios para guiar a estas personas a medida que buscan comprender y vivir el Evangelio de Jesucristo y permanecer en plena comunión si lo desean".

"No sé si ser trans es una cosa eterna o si es solo una cosa de este mundo. Hasta que tenía unos 10 u 11 años, creía que mi espíritu era masculino y que se había perdido en el camino hacia mi cuerpo. Un maestro de jóvenes me dijo que eso era imposible. Eso me confundió, y creo que todavía estoy confundido. Varios amigos dicen varias cosas. Somos una iglesia que cree en la revelación continua a través de nuestro profeta y la revelación personal directa", expresó Irvin.

Kris Irvin y su hijo Toby, de 10 años (Gentileza: The Salt Lake Tribune)
Kris Irvin y su hijo Toby, de 10 años (Gentileza: The Salt Lake Tribune)

Pero hay otro frente. Actualmente, Kris vive con su marido Nate y su hijo Toby, de 10 años, a unos 30 minutos del campus, en Bluffdale. Pero él no está tan de acuerdo con la decisión de operarse la parte superior de su cuerpo. "Me casé con una mujer", dice.

"A él no le atraen los hombres, por eso no quiere mi transición o que consuma hormonas. Reímos a diario", desdramatiza Kris junto a su marido. Finalmente aceptó el último tratamiento. Quiere que su ¿esposa? sea feliz y no esté más deprimida. "No quiero otro papá… papá estornuda demasiado fuerte", es el veredicto de su pequeño Toby, quien, sin embargo, está feliz porque su madre "es diferente".

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