COVID y viruela del mono: cuáles fueron las “lagunas de conocimiento” epidemiológico que los permitieron emerger

Si bien se trata de virus diferentes los expertos coinciden en que fueron errores similares los que llevaron a sus brotes y a la emergencia sanitaria ¿Es posible aprender de las experiencias para que no vuelva a ocurrir?

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El brote actual de viruela del simio comprende 19.691 casos en 73 países (Foto: Agencia Andina)
El brote actual de viruela del simio comprende 19.691 casos en 73 países (Foto: Agencia Andina)

En medio de una pandemia que no da tregua, con nuevas variantes y subvariantes que desafían a las vacunas desarrolladas y a la propia inmunidad natural de quienes contrajeron la enfermedad, el brote de viruela símica vino a demostrar la vulnerabilidad de la especie humana frente a nuevos patógenos que pueden emerger.

Y si bien, a diferencia de lo que ocurrió en 2019 con el SARS-CoV-2, se trata de un virus conocido desde hace mucho tiempo, lo cierto es que su resurgimiento planteó algunas preguntas sobre las razones por las que emergió en zonas donde no lo hacía hace años.

Una reciente publicación científica planteó los aspectos inusuales de este brote y la urgencia de una estrategia coordinada de salud pública.

“Al igual que otros virus reemergentes de las últimas décadas, el brote actual de viruela del simio destaca el hecho de que las amenazas de los patógenos emergentes sólo pueden abordarse a escala mundial mejorando las estrategias de preparación y control en los países endémicos antes de que los virus vuelvan a surgir a nivel mundial”. El artículo Diferente virus, mismos errores: por qué los virus (re)emergentes están un paso por delante de nosotros publicado en The Innovation planteó que “más de dos años después de la pandemia del coronavirus 2019, la viruela del simio surge en una población cansada de los virus emergentes y las medidas de salud pública”.

Para los autores de la publicación, “esto no debe conducir a la inacción, y el síndrome respiratorio agudo severo 2 (SARS-CoV-2) demuestra la importancia de las intervenciones específicas oportunas ante las amenazas emergentes para la salud pública”.

A diferencia de lo que ocurrió en 2019 con el SARS-CoV-2, el monkeypox se trata de un virus conocido desde hace mucho tiempo
A diferencia de lo que ocurrió en 2019 con el SARS-CoV-2, el monkeypox se trata de un virus conocido desde hace mucho tiempo

Y tras citar una frase de la ex directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) Margret Chan en la Asamblea Mundial de la Salud de 2013, que aseguraba que “cualquier nueva enfermedad que está emergiendo más rápido de lo que comprendemos nunca está bajo control”, los expertos destacaron que “el SARS-CoV-2 y la viruela del simio son virus muy diferentes: uno es un virus de ARN nunca antes visto y el otro es un virus de ADN conocido durante décadas con transmisión zoonótica endémica en el África subsahariana. Sin embargo, hay más incógnitas que conocidas durante los primeros días de los brotes mundiales”.

“El brote actual de viruela del simio comprende una multitud de casos con más de 2.000 en todo el mundo al 15 de junio (fecha hasta la que analizaron para esta publicación; al 28 de julio las cifras actualizadas daban cuenta de 19.691 casos en 73 países), en una población nueva en regiones previamente no endémicas -describieron Paulina Vetter, Frédérique Jacquérioz e Isabella Eckerle, a cargo de la publicación-. Las secuencias completas del genoma estuvieron disponibles de inmediato en varios países, gracias al aumento masivo de la capacidad de secuenciación durante la pandemia del SARS-CoV-2. La epidemiología molecular sorprendentemente sugiere un período mucho más largo de propagación de persona a persona en curso no reconocida, potencialmente incluso en el rango de años”.

Al igual que con cualquier virus reemergente, falta una pieza del rompecabezas: ¿por qué un virus conocido desde hace mucho tiempo emerge repentinamente de esta manera? En este sentido, para los autores del trabajo, “la viruela del simio no debe considerarse una enfermedad leve o fácilmente controlable hasta que se comprendan mejor la dinámica de transmisión, la cinética viral, la presentación clínica y los resultados”.

“Hay pocos datos disponibles sobre la evolución genómica de los poxvirus en humanos, lo que respalda la necesidad de atacar rápido y duro, especialmente sin tratamientos y vacunas ampliamente disponibles”, enfatizaron.

Al igual que los humanos, los monos son solo huéspedes incidentales; los pequeños mamíferos son el reservorio más probable en el África subsahariana, donde la enfermedad es endémica (Reuters)
Al igual que los humanos, los monos son solo huéspedes incidentales; los pequeños mamíferos son el reservorio más probable en el África subsahariana, donde la enfermedad es endémica (Reuters)

La viruela del mono se identificó por primera vez en 1958 en macacos importados como la causa de una fiebre leve asociada con una erupción pustular.

Al igual que los humanos, los monos son solo huéspedes incidentales; los pequeños mamíferos son el reservorio más probable en el África subsahariana, donde la enfermedad es endémica.

Según la publicación, “el reservorio exacto aún se desconoce, y las ardillas aparentemente son los mejores candidatos. Los contactos cercanos con roedores, como la caza para la carne de animales silvestres, son, por lo tanto, factores de riesgo en países endémicos”.

Durante décadas, los casos se han confirmado regularmente en África central y/o occidental. Antes de 2022, pocos pacientes habían sido diagnosticados fuera de África: esto incluyó una epidemia en los Estados Unidos causada por la importación de roedores infectados y algunos viajeros que regresaban desde 2018. En todos los casos, los casos secundarios fueron raros.

Como se vio desde su aparición a comienzos de mayo en el Reino Unido, en los seres humanos, el virus de la viruela del simio se transmite a través del contacto directo con fluidos corporales o lesiones en la piel/mucosas, objetos contaminados como ropa de cama o ropa, o gotitas respiratorias grandes. El papel de la transmisión por aerosol -como se contagia principalmente el SARS-CoV-2- es menos claro y actualmente se debate. Por lo general, la transmisión requiere un contacto cercano y prolongado entre humanos.

La viruela del mono se identificó por primera vez en 1958 en macacos importados como la causa de una fiebre leve asociada con una erupción pustular (CDC)
La viruela del mono se identificó por primera vez en 1958 en macacos importados como la causa de una fiebre leve asociada con una erupción pustular (CDC)

Actualmente, los casos cada vez más frecuentes diagnosticados fuera de África, sin cadenas de transmisión claras, se observan mayoritariamente en quienes tenían múltiples parejas sexuales y/o se identifican como hombres que tienen sexo con hombres.

“Ya se ha sugerido la transmisión sexual de ortopoxvirus para la viruela del simio y virus vaccinia; sin embargo, el contacto cercano durante las relaciones íntimas es consistente con los modos de transmisión conocidos -ahondaron los autores-. Cualquier virus (re) emergente sacude nuestras certezas: para los virus del Ébola y el Zika, no solo se documentó la transmisión sexual, sino también muchos otros aspectos de estos virus conocidos durante mucho tiempo que solo se hicieron visibles durante grandes brotes”.

El virus de la viruela del mono se descubrió hace más de 60 años, pero la cinética viral en la sangre, la saliva, la garganta y las llagas es poco conocida, especialmente durante el período de incubación y después de la aparente recuperación. Se desconoce en qué medida los poxvirus están presentes o pueden persistir en el semen y conducir a la transmisión sexual mientras están asintomáticos.

Cuál es el panorama de situación

La inmunidad de la vacunación contra la viruela, que ya tiene décadas, está disminuyendo en los vacunados
La inmunidad de la vacunación contra la viruela, que ya tiene décadas, está disminuyendo en los vacunados

Para los autores del trabajo, “la situación epidemiológica peculiar del brote actual de viruela del simio, impulsado principalmente, como es la regla para las epidemias de enfermedades infecciosas, por comportamientos humanos presenta varios desafíos”.

Y si bien aseguran que “no se debe estigmatizar a la comunidad afectada (la viruela del mono no se transmite principalmente por vía sexual y puede infectar a cualquiera que esté en contacto cercano con un caso infectado)”, coincidieron en que “la comunicación debe dirigirse al grupo de riesgo principal. Las personas con mayor riesgo de exposición deben ser informadas de manera urgente para prevenir conductas de riesgo”.

Asimismo, “deben identificarse y atenderse rápidamente a los pacientes infectados y aplicar medidas estrictas de control de infecciones para detener la transmisión antes de que ingrese a la población general y a los grupos que se sabe que tienen un mayor riesgo de enfermedad grave (mujeres embarazadas, inmunocomprometidos y niños)”.

Actualmente, muchos casos comienzan con una enfermedad muy leve y una erupción cutánea atípica, como pequeñas lesiones ulceradas indoloras, aisladas, ubicadas en los genitales y/o la región perianal. Por lo tanto, las definiciones de casos deben adaptarse rápidamente con nuevos datos y deben comunicarse de manera rápida y efectiva a los proveedores de atención médica, las comunidades en riesgo y la población en general. “Los médicos no buscan enfermedades y los pacientes no buscan atención si no son conscientes de un riesgo -aseguraron-. El tamaño del brote requiere un mensaje internacional simultáneo y unánime, una tarea desafiante pero crucial para las autoridades sanitarias”.

Que aún no se hayan reportado víctimas durante el brote actual es tranquilizador para el grupo actualmente afectado, pero no puede extrapolarse a otros.

La viruela del mono y su pariente cercano, la variola, pertenecen a la familia Poxviridae
La viruela del mono y su pariente cercano, la variola, pertenecen a la familia Poxviridae

“Aunque la viruela del simio probablemente esté infradiagnosticada en la mayoría de los países endémicos, y el acceso deficiente a la atención médica, así como las condiciones subyacentes, influyen en los resultados de la enfermedad, estas cifras son preocupantes, especialmente con el acceso restringido a medicamentos y vacunas. Como médicos, especialistas en salud pública y virólogos, no podemos permitir que la viruela del simio se extienda geográficamente, establezca nuevos reservorios ni mantenga cadenas de transmisión continuas entre humanos”, señalaron los autores de la publicación.

La viruela del mono y su pariente cercano, la variola, pertenecen a la familia Poxviridae. La variola es el agente etiológico de la viruela, el primer y único virus humano en ser erradicado. A diferencia de la viruela del simio, que infecta a una variedad de especies de mamíferos, la viruela estaba restringida a los humanos. Esto permitió la erradicación a través de la vacunación, pero se necesitaron alrededor de 200 años y un esfuerzo internacional coordinado y costoso para finalmente declarar al mundo libre de viruela en 1980. Posteriormente, se detuvo la vacunación, lo que resultó en una inmunidad de protección cruzada derivada de la vacuna contra la viruela. los menores de 40-50 años.

Además, la inmunidad de la vacunación contra la viruela, que ya tiene décadas, está disminuyendo en los vacunados. Según los expertos, “una hipótesis de larga data postula que eventualmente otro virus llenará este nicho ecológico vacío, y la viruela del simio no es un candidato para la erradicación”.

Y tras señalar que “algunas autoridades sanitarias sugieren el fármaco Tecovirimat como un posible tratamiento contra la viruela del simio”, consideraron que “la evidencia de eficacia existente es escasa, principalmente de experimentos in vitro o experimentos con animales”.

Para los investigadores, el brote actual arroja luz sobre una enfermedad desatendida endémica en muchos países africanos (Getty)
Para los investigadores, el brote actual arroja luz sobre una enfermedad desatendida endémica en muchos países africanos (Getty)

Ya se están realizando esfuerzos internacionales para organizar ensayos clínicos con el objetivo de confirmar su seguridad y eficacia contra la viruela del simio: otro efecto secundario beneficioso de la pandemia de COVID-19, que creó la infraestructura para la rápida implementación de estudios internacionales.

“Actualmente es muy importante señalar que, aunque existen vacunas y tratamientos, su disponibilidad a escala nacional o incluso mundial es muy limitada. Por lo tanto, la existencia de vacunas y tratamientos no debe inducir a la pereza de las autoridades ni ser una excusa para retrasar la respuesta -enfatizaron-. Debemos actuar rápidamente mientras aún existe la posibilidad de controlar el brote”.

Finalmente, para los investigadores, el brote actual arroja luz sobre una enfermedad desatendida endémica en muchos países africanos. “A medida que se realizan esfuerzos para controlar la propagación de la enfermedad en Europa y América del Norte, no se debe olvidar que esta es una oportunidad y una responsabilidad para responder a mayor escala al abordar la carga de la viruela del simio en África”, observaron, al tiempo que consideraron que “el siguiente paso importante sería centrarse en la preparación ante epidemias en lugar de la respuesta”.

Y pusieron especial atención en “el ébola, que vuelve a atacar y la poliomielitis, que reapareció recientemente en los continentes donde ya había sido erradicada”. ¿Podrá la ciencia adelantarse la próxima vez?

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