
El ministro de Justicia de Bolivia, César Siles Bazán, anunció su renuncia este sábado en medio del clima tenso que atraviesa el país a raíz de los bloqueos en las carreteras y la presión ejercida por sectores afines al ex presidente Evo Morales. La situación política en Bolivia se ha intensificado durante las últimas semanas, con acciones de protesta en distintas regiones orientadas a forzar la habilitación de Morales como candidato a las elecciones nacionales previstas para el 17 de agosto.
Siles, quien ocupó el cargo poco más de ocho meses, difundió a través de su cuenta en la red social X la carta de renuncia dirigida al presidente Luis Arce. En ese escrito, justificó su alejamiento del gabinete por “rumores y acusaciones” en su contra, las cuales calificó como carentes de fundamento. “Por mi buen nombre, mi familia y las personas que saben cuánto cuesta empezar de abajo y mantener una impecable trayectoria, y a fin de evitar cualquier nuevo pretexto de quienes insisten con perpetuarse en el poder y pretenden desestabilizar el país, afectar la gestión gubernamental o evitar las elecciones generales, presento a usted como Máxima Autoridad del país mi renuncia”, señala el documento.
A través de su carta, Siles solicitó que la renuncia tenga efecto hasta el martes 17 de junio, algo que considera indispensable para facilitar una transición ordenada hacia la nueva persona que quedará al frente del Ministerio de Justicia. “Pido que mi renuncia sea aceptada hasta el próximo martes 17 de junio, a fin de garantizar una transición ordenada con la persona que sea designada en dicha cartera estatal por Arce”, planteó.
En el texto dirigido al presidente, Siles subraya que, pese a los intentos de dañar su reputación, no existen procesos administrativos, penales ni investigaciones vigentes o con resultado alguno en su contra. “Durante mis años en la función pública, demostré capacidad, experiencia, lealtad, compromiso y superación constantes”, destacó.

La renuncia se produce en un contexto de fuerte polarización política: sectores afines a Evo Morales mantienen bloqueos en las principales carreteras del país con la intención de forzar su habilitación como candidato presidencial. Los cortes viales han provocado complicaciones en el abastecimiento de alimentos, aumento de precios y alteraciones en la vida cotidiana de la población.
El conflicto se agravó en los últimos días tras la presentación, por parte de Siles, de una denuncia penal ante la Fiscalía contra el propio Morales. El exmandatario enfrenta una acusación por ocho delitos, entre ellos terrorismo, a raíz de los bloqueos ejecutados por sus simpatizantes. La denuncia fue admitida por la Fiscalía, que abrió investigaciones para determinar las eventuales responsabilidades de Morales. Al respecto, el Tribunal Constitucional falló recientemente que la reelección presidencial en Bolivia sólo puede darse en una ocasión de manera continua, lo que bloquea la aspiración de Morales a un nuevo mandato tras sus tres gestiones previas al frente del país.
La situación de Morales se ve complejizada porque actualmente no cuenta con partido propio ni garantías legales para competir. Pese a ello, desde sus bases se insiste en su participación en las elecciones, lo que ha desatado el conflicto con el oficialismo liderado por Luis Arce y agudizado la fragmentación interna en el Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de ambos.
La salida de Siles, después de poco más de ocho meses como ministro, añade incertidumbre al panorama político. El propio Siles llegó al cargo en septiembre de 2024, en sustitución de Iván Lima, quien ejerció como ministro de Justicia durante más de tres años. Antes de ocupar el ministerio, Siles fue Procurador General del Estado. Su salida ha sido aceptada en términos respetuosos por el Ejecutivo, tal como lo confirmó la viceministra de Comunicación, Gabriela Alcón. La funcionaria señaló que el presidente Arce conversó con Siles y que se acogió su decisión.

La dimisión ocurre en un escenario tenso marcado por la disputa abierta dentro del oficialismo y la empantanada negociación sobre las reglas electorales. Mientras tanto, los bloqueos convocados por los seguidores de Morales persisten en varios puntos del país, con exigencias que van desde la habilitación de la candidatura hasta la convocatoria de nuevas elecciones en condiciones que consideren justas para todas las fuerzas políticas. Los episodios han elevado el nivel de conflictividad social y generado preocupación en organismos de derechos humanos, cámaras empresariales y distintos sectores de la sociedad civil, que advierten sobre los efectos económicos y humanitarios de los bloqueos.
Mientras avanza el plazo para que Arce designe un nuevo titular de Justicia, el país se enfrenta al desafío inmediato de encauzar el proceso electoral y mantener la estabilidad institucional. La renuncia de Siles ocurre justo cuando la pugna en el oficialismo y la presión en las calles alcanzan uno de sus puntos más álgidos desde la llegada de Arce al poder. La transición ordenada en el Ministerio de Justicia se presenta ahora como una nueva prueba para el gobierno y para la democracia en Bolivia.
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