El gobierno de Chile le declara la guerra a los “mausoleos narcos”

Identificado como uno de sus símbolos más arraigados y efecto concreto de la proliferación de la narcocultura durante los últimos años en todo el país, las autoridades chilenas anunciaron su disposición a borrar del mapa a todo tipo de construcción en la vía pública que busque homenajear a integrantes del narco que han perdido la vida. Léase mausoleos, altares o improvisados santuarios.

El anuncio lo realizó la delegada presidencial de la Región Metropolitana, Constanza Martínez, quien abordó nuevamente la iniciativa que ya había sido planteada por el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, y que busca replicar las experiencias de otros países, tal como ha sido el caso de El Salvador y su presidente Nayib Bukele, quien ordenó destruir cientos de mausoleos de pandilleros en su lucha contra la violencia callejera.

“No podemos aceptar que espacios públicos como son plazas o algunos lugares de esparcimiento para la comunidad hoy estén tomados por la cultura narco, y eso implica tener una acción decidida, pero también reutilizar esos espacios públicos”, indicó Constanza Martínez.

“Nosotros como delegación somos una delegación que le gusta explicar las cosas cuando ya están materializadas. Estamos trabajando en eso con municipios, de modo de poder abordar la cultura narco con la fuerza que requiere ser abordada”, añadió la autoridad.

Hace un par de días, el propio el subsecretario del Interior Manuel Monsalve, profundizó sobre las razones que empujaron al gobierno a tomar un plan de acción. “Creo que hay que demolerlos”, dijo Monsalve en conversación con radio Universo. “No es posible mantener símbolos que finalmente son símbolos de violencia”, señaló.

“Esta expresión en particular es bien emblemática, porque la política pública no entrega muchas herramientas para llevar adelante el procedimiento”, añadió.

Monsalve también hizo hincapié en las dificultades asociadas de operaciones de este tipo: “En una comuna muchas veces todas las personas se conocer y se conoce quiénes eventualmente son los trabajadores destinados a una labor de esta naturaleza, como puede ser demoler. Hay temas de seguridad que terminan inhibiendo llevar adelante hechos de esta naturaleza”.

El año pasado el tema tomó relevancia cuando en un parque de la población José María Caro, en la comuna de Lo Espejo, Santiago, se instaló un mausoleo en honor a Diego Marchant, integrante de un clan de narcotráfico, hijo menor de su líder y que fue acribillado en octubre del 2020. La construcción de 25 metros cuadrados, levantada por el clan narco denominado Los Marchant, se instaló en la vía pública, pero fueron los propios vecinos del lugar los que terminaron dándole el visto a su construcción.

Con todo, y si bien hace décadas atrás Chile solo era un pasadizo de la droga, con bandas de tipo familiar y con un nivel de violencia medio a básico, el panorama ha cambiado de sobremanera y son las mismas organizaciones criminales que han ido importando una suerte cultura de la muerte llena de simbolismos y ritos.

“Hay comunas completas que están asustadas, que están sitiadas por estos lugares que, finalmente, lo que hacen es que se junte gente para delinquir”, señaló el diputado Álvaro Carter, del partido de derecha Unión Demócrata Independiente (UDI), y quien está de dos proyectos de ley que buscan terminar con los narcofunerales y los narcosantuarios.

“Debemos extirpar de raíz la creación de falsos héroes y de estos verdaderos espacios de veneración y aprendizaje de la narco cultura, por eso es que con el proyecto que prohíbe las animitas, buscamos facultar y empoderar a los Municipios en esta lucha contra el crimen”, agregó el parlamentario.

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