Murió de COVID-19 el último de los fundadores del PCC, la organización criminal más poderosa de Brasil

José Márcio Felício, alias “Geleião”, era el ideólogo original de la pandilla criminal más grande del país que opera desde las prisiones. Tenía 60 años

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José Márcio Felício, alias "Geleião", en una foto de 2005 en prisión (@DestakNews Nilton Fukuda/ Estadão Content/ archivo)
José Márcio Felício, alias "Geleião", en una foto de 2005 en prisión (@DestakNews Nilton Fukuda/ Estadão Content/ archivo)

José Márcio Felício, alias Geleião, uno de los principales fundadores de la facción criminal del PCC, murió este lunes por la mañana, a la edad de 60 años, en el Centro Hospitalario del Sistema Penitenciario de San Pablo, por complicaciones tras enfermar de COVID-19.

Geleião era el último que seguía vivo de los fundadores del grupo. Dirigió por 10 años la banda del PCC desde la cárcel, hasta que en 2002 fue sustituido por el dirigente actual de la facción vigente más fuerte de la organización, Marcos Willians Herbas Camacho, alias Marcola, de quien era enemigo acérrimo.

Felício llevaba más de 40 años en el sistema penitenciario por diferentes condenas, incluidos delitos cometidos en prisión. Él, que era hipertenso, ingresó en el centro de la capital el 9 de abril tras presentar una afección pulmonar del 50 por ciento. El cuadro que inspiraba preocupación empeoró; fue entubado, pero terminó muriendo a las 6:30 a. m.

Según los datos de la Secretaría de Administración Penitenciaria, hasta el pasado viernes 7 de mayo, 50 presos habían fallecido por complicaciones de COVID-19. Entre los empleados, el número de muertes fue casi del doble: 99. El sistema de San Pablo tiene actualmente alrededor de 212.000 presos.

El traslado de Felício para recibir tratamiento contra el COVID-19 se realizó bajo un fuerte esquema de seguridad policial por parte de los equipos de Baep (acciones especiales), ya que el delincuente era considerado enemigo de la pandilla desde que fue expulsado de esta, y estaba bajo amenaza de muerte por la facción de Marcola.

El PCC incluso contrató a rivales para matarlo cuando estaba en la prisión federal de Campo Grande. Uno de los atentados, interceptado por los servicios de inteligencia del gobierno de San Pablo, se produciría cuando Geleião se encontraba en la enfermería de la prisión.

Antes de su traslado al hospital, Felício cumplía condena en Iaras, en el interior de San Pablo (a 248 km de la capital), en una unidad penitenciaria para personas amenazadas de muerte en el sistema penitenciario, como los condenados por delitos sexuales, pedófilos y violadores.

Según miembros de Ministerio Público y de la Policía Civil, la expulsión de Felício coincidió con el ascenso al poder de Marcola, actualmente en la Penitenciaría Federal de Brasilia.

Tras ser expulsado del PCC, Geleião fundó otra facción criminal, el TCC (Terceiro Comando da Capital) con César Augusto Roriz Silva, Cesinha, otro fundador del PCC, asesinado por compañeros de prisión en 2006.

Según el fiscal Márcio Sérgio Christino, autor del libro Lagos de sangre: La historia secreta del PCC, Geleião fue uno de los principales líderes del PCC y contribuyó a la condena de Marcola al revelar el tras bambalinas de la facción que este dirigía.

“Fue el ideólogo y principal creador del PCC, un acrónimo que inventó”, dijo Christino al medio brasileño Folha cuando Felício fue hospitalizado. “Carismático, inteligente, intimidante físicamente (casi 1,90 m de altura), fue detenido poco después de alcanzar la mayoría de edad”, resaltó.

¿Qué es el PCC?

El PCC se creó en agosto de 1993 en Taubaté, una prisión de máxima seguridad en San Pablo. Sus fundadores fueron ocho presos que se autodenominaron “los de la capital”, y le dieron su nombre a la banda, Primeiro Comando da Capital (Primer Comando de la Capital, PCC).

Esta organización criminal surgió como una forma de protección contra los abusos policiales en las prisiones, en especial después de que en 1992 ocurriera la Masacre de Carandiru, una revuelta que terminó con un saldo de 111 presos a manos de la policía.

Actualmente la organización cuenta con más de 30.000 miembros y controla prácticamente el 90% de la población carcelaria de Brasil, la cual tiene, en todo el país, más de 750.000 presos.

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