
En la era prepandemia, pasar las vacaciones en casa era disfrutar del tiempo libre y de nuestro hogar. Pero llegó el COVID-19 y, después del aislamiento obligatorio, la casa se convirtió en un espacio donde hubo que organizarse primero con los miembros de la familia, quizás muchos con obligaciones laborales o de estudio; en el caso de los más chicos, acompañarlos en el estudio ahora dependiente de la tecnología, sin mencionar las necesidades de siempre: mantener la casa limpia, preparar la comida y toda una ingeniería de para distribuir los horarios y los espacios, repartir tareas en el caso de familias numerosas, toda una ingeniería de horarios y las responsabilidades.
Este año, muchas familias no podrán salir de vacaciones. Otras, sobre todo las que viven en ciudades, podrán buscar algo de verde en las cercanías. Y, en menor cantidad, algunas tendrán la oportunidad de viajar. Cualquiera sea el caso, es necesario tomar precauciones.
Vacaciones en la ciudad
Las vacaciones son necesarias, las horas de ocio son un remedio para el cuerpo y el alma, pero hoy, más que nunca, se deben cumplir las medidas de precaución: aun cuando nos quedemos en casa, debemos mantener el distanciamiento físico con las personas que no son de nuestro núcleo familiar, usar siempre el tapaboca-tapanariz y ventilar los ambientes, pues el mayor contagio se produce en lugares cerrados.
En caso de contar con espacio libre, se recomienda:
- Limpieza y desinfección, evitar recipientes con agua (para prevenir también el dengue).
- Fumigación para evitar las picaduras de insectos, sobre todo en caso de que algún miembro de la familia sea alérgico.
- En caso de tener pileta de lona o natación, cuidar especialmente los oídos (sobre todo los niños) para evitar las otitis externas.
- Estar atentos a los más pequeños mientras están en el agua: es necesario supervisarlos constantemente. Tratar de que no corran al salir de la pileta, para evitar caídas por resbalones y otros accidentes, como los traumatismos nasales.
- El uso de gorros ayuda a evitar el sangrado de nariz, frecuente en las épocas de calor y por la exposición al sol.
- Estar atentos al uso de protectores solares: repetir su aplicación con frecuencia.
- Usar repelentes. El uso de gorros y repelentes cuenta también para las salidas a parques y plazas.
- Tomar agua.
- Estar atentos a comidas que pueden producir alergias: algunos alimentos como los cítricos, pescados, frutos secos y mariscos, entre otros, pueden causar alergias.
- Al atardecer, reforzar el uso de repelentes y, ante el cambio de temperatura, tener siempre una manta al borde la cama.
Viajar en tiempos de pandemia

Quienes tengan la oportunidad de viajar deberán estar atentos al estado de salud antes de emprender el viaje: hay que asegurarse de no tener fiebre, broncoespasmos, mareos, tos y dificultad respiratoria, entre los otros síntomas relacionados con el COVID-19. Esto no es solo es importante para nuestra propia salud, sino por solidaridad con respecto de los pasajeros y potenciales compañeros de viaje.
Los viajes en avión, tren y ómnibus están permitidos: en todos los casos se debe usar el barbijo en forma constante y se debe consultar acerca del uso del aire acondicionado y de la cantidad de pasajeros en cada vehículo.
Algo de tranquilidad: para quienes piensan que la arena podría ser un lugar de contagio esto es prácticamente imposible, ya que el sol tiene dos factores importantes para la inactivación del virus: la radiación ultravioleta y el calentamiento. Lo mismo con el agua de mar en las piscinas: el virus necesita de células vivas para multiplicarse y este ambiente ecológico no lo encuentran en el agua.

Si se decide alquilar una casa para pasar las vacaciones, se debe realizar una limpieza exhaustiva: pasar trapos húmedos, en especial en los rincones, con especial atención a la presencia de ácaros y polvo doméstico. Si la casa está recién pintada, se debe airearla para evitar alguna crisis de alergia.
Es un año diferente, son vacaciones diferentes. Si las planificamos con cuidado y observamos las medidas de prevención, lograremos ese descanso tan necesario y reponer energía para el año venidero.
(*) Stella Maris Cuevas, médica otorrinolaringóloga (MN 81701), experta en olfato. Alergista. Ex- presidenta de la Asociación de Otorrinolaringología de la Ciudad de Buenos Aires (AOCBA)
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