La hermana melliza con parálisis cerebral que lo hizo crecer de golpe, el bullying, la admiración de Lali: quién es La Tía Sebi

Desde siempre supo que quería vincularse con el periodismo y la farándula. Y aquel álter ego que en cuarentena arrancó tímidamente en TikTok, estalló con el escándalo de Wanda y la China Suárez. Hoy, Sebastián Manzoni se luce en Biri Biri, en República Z. Y no le teme al futuro, sabiendo que el pasado ya lo puso a prueba

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Sebastián Manzoni: "Tengo una hermana melliza, que la amo, tiene una parálisis cerebral, eso me hizo crecer de golpe"

Sebastián Manzoni supo desde chiquito que lo suyo era la farándula. “Quería ser conductor”, recuerda, aunque nunca imaginó que la fama le llegaría de la mano de La Tía Sebi, un popular personaje de TikTok que surgió de casualidad, hoy acumula casi dos millones de seguidores y es el preferido de figuras como Lali Espósito.

Desde ese trampolín, Sebastián cumplió su sueño de conducir. A diferencia de otros influencers, él no reniega de los medios tradicionales y siempre buscó formar parte de ambos mundos. Así fue cómo se animó a dejar el trabajo detrás de camára como community manager de ElTrece para sumarse al equipo de Biri Biri, por República Z. Mientras tanto sigue con su podcast Chusmeteando, que no para de crecer: llegó a estar en el puesto 8 de los más escuchados de Argentina.

Pero el camino hasta aquí no fue siempre facil. Y en esta charla con Teleshow lo cuenta.

—¿Cómo nació La Tía Sebi?

—En pandemia. Yo estudiaba periodismo, estaba en el último año, y TikTok me daba cringe, viste, me daba cosa. Como que no le cazaba la onda. Y todo el mundo se lo empezó a descargar en cuarentena. Al principio era un usuario fantasma: no interactuaba. Pero me copaba hacer algo. Empecé a tirar datos curiosos de canciones, de cosas históricas. Claro, en un momento me quedé sin contenido y siempre fui muy cholulo, la verdad...

—¿Cómo era eso?

—Yo de chiquito no tenía televisión por cable, era todo aire: América, ElTrece, Telefe; no había Disney Channel. Mucho Intrusos, Infama, todos esos programas. Entonces, siempre supe de farándula. Y un día hice un video de Masterchef creo, se me ocurrió decir en el momento: “Chusmeteando, con la Tía Sebi”, y vi que a la gente le empezó a gustar el latiguillo. Y así fue creciendo.

—¿Cómo había sido tu infancia?

—Un poco compleja, quizás. Digamos: siempre fui un nene muy alegre, muy payasito, de hacer reír a todos mis amigos, mis familiares, pero bueno, quizás hubo que crecer de golpe.

—¿Por qué?

—Había en casa situaciones un poco complejas. Para que no se malentienda: mis papás son lo más de lo más, los amo. Yo tengo una hermana que se llama Flor, melliza, que la amo; ella tiene una parálisis cerebral que la obliga a caminar con bastones, en su momento con andador. Todo eso me hizo crecer de golpe. Yo era muy chiquito pero entendía cosas que, hoy digo, eran pensamientos de adulto. Tenía mucha noción de lo que era la injusticia: ¿por qué le toca esto a mi hermana y por qué no a otra persona? Y entender que quizás la atención de mis padres no podía estar 24x7 en mí.

Sebastián Manzoni: "De nene tenía una personalidad afeminada y mis papás querían transformar eso por miedo"

—¿Cuándo notaste que eran distintos ustedes dos?

—Lo de mi hermana es de nacimiento. Viendo videos nuestros de chiquitos no tengo noción de cuándo fue el momento en el que yo me di cuenta. Creo que siempre lo viví con mucha naturalidad. Mi hermana gateaba, yo gateaba. No podía jugar con los amiguitos, yo me quedaba con ella sentado. Me amoldaba a ella y disfrutaba, jugábamos y adaptábamos todos los planes a lo que se podía.

—¿Y en el colegio?

—Bueno, ahí un poco empezaron los planteos más de adulto, de darme cuenta de las injusticias. Las compañeritas a veces la excluían. No la querían invitar a la casa, a los cumpleaños. O los nenes le preguntaban: “¿Qué tenés? ¿Qué te pasó?”. Ella nunca podía escapar de esa situación. Pasa algo muy particular cuando vos sos mellizo: sos medio siamés. Lo que le pasa a ella lo sentís mucho vos también.

—¿En algún momento te preguntaste por qué a ella y no a mí?

—Mil veces. Yo tenía cinco, seis años y pensaba: “¿Por qué a ella y no a mí?”. O de pronto iba a un colegio católico y te dicen que tenés que rezar, hablar con Dios, y en esos momentos en los que yo rezaba quería hablar con Dios para decirle: “Che, por lo menos por un ratito hacé que lo viva yo y no ella. Permití que pueda correr con las amigas”.

—¿Te ponías en el rol de salir a cuidarla?

—Sí. Pasaba algo muy loco, y era que nos protegíamos mucho con mi hermana porque así como a ella capaz la molestaban con su discapacidad, a mí, que siempre fui un nene como afeminado, también... Éramos dos excluidos, dos frikis.

—¿Te enojaste con tus papás por alguna falta de atención sobre vos?

—Y... de chiquito me costaba entenderlo, se te mezclan un poco los pensamientos: “¿Será que no me quieren, será que la quieren más a ella?”. Un poco te angustiás. Con los años y con terapia comprendí que ellos intentaron darme todo el amor que pudieron. Era lo que les tocó y lo que debían hacer.

—¿Y el sueño tuyo por dónde pasaba en esas tardes de mirar Infama?

—Hubo una novela de acá de Argentina que se llamó Los exitosos Pells, con Mike Amigorena y Carla Peterson, que eran periodistas. Yo antes de eso decía que quería ser actor, cantante, medio un pop star...

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—¿Tus papás apoyaban esas ganas artísticas?

—No tanto. Eran más convencionales: me mandaron a fútbol, no entendían mucho lo que me pasaba. Lo entendí de grande: no querían que me encasillara en cosas de nena para apaciguar un poco esta cosa de que me molestaban en el colegio: “Andá a fútbol, mejor, así te llevas un poco mejor con tus compañeritos varones”.

—¿Buscaban eso o tenían miedo de que fueras gay?

—Yo creo que un poco de ambas. Capaz veían que tenía una personalidad afeminada y querían de alguna forma, quizás, transformar eso. Por miedo, eh. Para que no sufriera.

—Ellos ya veían lo que era que un hijo sufra.

—Sí, de hecho fue una conversación con mi papá. Yo ya tenía 18 años, tenía novio y salía a boliches gays y demás. Le dije: “Che, estás raro, algo te pasa, hace días que no conectamos”. Y él medio que se puso a llorar y me dijo: “Tengo mucho miedo de que sufras, de que te digan algo en la calle, de que te lastimen”. Le dije: “Pá, cosas te van a decir salido del closet, adentro del closet. ¿entendés? Espero que lo que vos deseés para mí es que viva la vida con libertad y que eso te haga feliz, no que estés en esa posición reticente”.

—Vuelvo al sueño artístico. Estaba eso ahí boyando: esas tardes entre Moria, Nazarena y Polino….

—Exacto. Viendo esa novela de Amigorena y Peterson yo decía: “Ay, qué ganas de eso: estar en la tele conduciendo, siendo periodista. Me re entusiasmaba todo el universo de que los maquillaban, la cámara que se prendía, “¡Aire!”, el público...

—Pasan cosas tan pesadas en Argentina y el mundo que esto nos distrae un ratito, ¿no?

—Exacto. A mí cuando la gente me bardea por el tipo de contenido, esta cosa de que “el periodismo de espectáculos no es profundo”, yo digo que es necesario también. Es entretenimiento. Llega un momento en el que vos no querés estar todo el tiempo pensando en política o en lo mal que nos está yendo económicamente. Divertirte es una parte fundamental de la vida.

—¿Cuál fue el primer video tuyo que la rompió?

—Creo que el primer boom fue con lo de Wanda (Nara) y la China (Suárez). Ahí fue como que explotó. Tenía unos 200 mil seguidores y todo lo de la China y Wanda me dio 700, 800 mil.

Sebastián Manzoni: "Quizás por algún video puedo llegar a ganar lo que mi papá gana en dos meses"

—¿En qué momento entendiste que lo de La Tía Sebi iba a ser un trabajo?

—Creo que siempre me visualicé de esta forma: antes de TikTok, durante TikTok. Nunca hubo una opción B en mi vida. O sea, la gente me decía: “Che, pero estudiá algo tradicional, que te dé trabajo”. No, no había opción. Era esto.

—¿Pero siempre supiste que era con espectáculos?

—Sí, espectáculos, entretenimiento. Y a mi mamá le decía: “¡Ay, qué ganas de ser Marley!”. Me copa todo eso. Jamás hubiera pensado que me iba a hacer conocido por La Tía Sebi. Yo me imaginaba mi nombre: Sebastián Manzoni. Y en el momento en el que empecé a tener más seguidores dije: “Ah, che, esto me parece que puede derivar en la radio, en la tele”. Hay muchos tiktokers a los que no les interesa nada eso. Yo remé mucho y traté de dejar en claro que tenía ganas de trabajar también en los medios tradicionales.

—Hay gente que piensa que la tele va a desaparecer.

—Para nada. Gran Hermano te lo demuestra. Creo que si entienden el código puede perdurar mucho tiempo más. De hecho, en redes todo el mundo se está agarrando de Gran Hermano: tiktokers, twitteros, instagrammers, youtubers, todos hablan de Gran Hermano.

—Metámonos en el universo Gran Hermano. ¿A quién ves ganador?

—A Marcos, 100%. Creo que este es un Gran Hermano distinto porque la sociedad cambió. Capaz que hace 10 años se rebancaba a un Cristian U, que era más altanero, un poquitito agresivo por momentos. Ahora es como que la gente valora al que es el mejor conviviente, no al mejor participante.

—¿Y quién creés que va a ser famoso después del reality?

—A Juli Poggio le veo futuro. Ella ya tenía un perfil antes de entrar. Yo la conocía de las redes: baila, es actriz, es divina, es simpática, la gente la quiere. La veo en una serie, en un stream. Y creo que Daniela va a ser un poco eso que ya no está habiendo tanto en los medios, la morocha bomba.

—¿Qué pasa con Coti?

—Coti es la única en haber llegado a un millón de seguidores en Instagram de esta edición. Groso. Yo creo que a Coti le va a ir rebien. Le veo futuro: es una chica que entiende mucho de las redes. Tiene una repersonalidad.

—La tele genera contenido aún para las redes.

—Sí. Es más: yo creo que si no fuera por Gran Hermano en este momento mis redes estarían teniendo un engagement bajo porque la farándula estaba muy aburrida, no está pasando mucho. GH fue un salvavidas que me está dando contenido y lo estoy exprimiendo a morir.

—Dame tu top 5 de los más queridos de la farándula argentina.

—En el número 1 la pongo a Lali, que además me regaló mi video más viral, hermoso. Yo soy muy fan de ella de siempre, desde la época de Cris Morena. Y cuando me la crucé y ella me dice: “Yo te conozco, soy tu fan”, me volví loco. Después te diría que Lizy Tagliani: me parece una persona muy querida adonde sea que vayas. Puedo poner a Wanda, no sé si por querida sino por el contenido que nos da todo el tiempo.

—¿Y el análisis de La Tía Sebi sobre Tini, Rodrigo De Paul y Camila Homs?

—Creo que Camila quizás calló mucho: intentó cuidar un poco todo por el Mundial. Sabía que si abría la boca y pasaba algo malo en el Mundial toda la culpa iba a recaer en ella. Entonces, creo que decidió hacerse a un costado, hacer la tranquilita. Y ahora que terminó, bueno, la vemos animándose a largar todo eso que tenía adentro.

—¿Team Shakira o team Piqué?

—Shakira, a morir. La amo a Shakira, sí. De pronto se convirtieron en Wanda y en Mauro (Icardi), parecen dos mediáticos argentinos. Pero es divertido.

—Que Lali te dijera que es tu fan, ¿hizo que te la creyeras un poco?

—Al día siguiente que Lali me dijo eso yo era Mick Jagger. Pero siempre tuve los pies en la tierra. Capaz es porque tengo esto en mi familia de que llego a mi casa y mi papá está manchado de grasa porque estuvo todo el día arreglando autos, ¿entendés? Todas esas cosas me hacen estar centrado.

—¿Ya ganaste buena plata o vas camino a ganarla?

—A veces me doy cuenta de que quizás por algún video o alguna acción con una publicidad puedo llegar a ganar lo que gana mi papá en dos meses. Pero no estoy en una posición de decirte: “Tengo plata, me sobra”. Sí es verdad que si sigo trabajando de esta forma y le sigo metiendo, quizás pueda tener un resultado favorable; estoy ahorrando.

—¿Cuál fue el canje más bizarro que te ofrecieron?

—Ah, un telo. Sí. Ir al telo con mi pareja y después publicitarlo. No, me pareció un montón. Yo lo pago, gracias, no hace falta.

—Hablemos de las redes y el engagement, ¿Cuán enloquecedor puede ser?

—Ay, mucho. Fue algo que me costó entender. Hay un video mío que lo borré, se había hecho reviral, me quería matar. Era un mes en el que no estaba teniendo buena racha con los videos y me frustré mucho y me puse a llorar; dije: “Me voy a grabar”. No sé en qué momento me pareció una buena idea. En ese momento para mí si tenías una mala racha era igual a desaparecer en instantes. Puede ser que algún día Chusmeteando con La Tía Sebi no garpe más y tenés un montón de herramientas para transformarte. Es cuestión de ser ingenioso y meterle. Es trabajo también. Pero sí es enloquecedor: al principio no entendés y te obsesionás. Me acuerdo que subía un video el primer año y estaba horas mirando el celular viendo cómo crecía o cómo no crecía. Me agarraba un ataquecito de ira o de ansiedad que no estaba bueno.

—¿Hace cuánto estás de novio?

—Tres años. Fue el primero que presenté en mi casa, y mi primer novio.

—¿Pareja abierta?

—Sí, se podría decir que sí. Desde chico me cuesta entender las parejas de gente grande, capaz que están hace 50 años y pienso: “Tuviste que mirar a alguna otra persona”. Siempre me costó entender eso: ¿cómo te ponés de novio con alguien y tus ojos y tu atracción sexual van hacia esa persona de por vida? Me parece un montón ignorar algo natural del ser humano que es la atracción sexual hacia otras personas.

—¿Con qué soñás ahora?

—Sueño con mantener esto, que no es fácil para nada. Uno ve todo el tiempo gente que quizás desapareció, que no volvió a tener trabajo en los medios. Yo sueño con vivir de esto hasta cuando quiera.

Mirá la entrevista completa:

Entrevista completa a La Tía Sebi