
Natalia Evelyn Maribel Ponce (21) agonizó durante una semana tras haber recibido un balazo en la cabeza en el interior del Ford Taunus de su amigo policía Agustín Lucas Machuca (22), ese que conocía desde el colegio y que, según la familia de la chica, estaba “obsesionado” con ella. El mismo hombre que la dejó tirada, desangrándose, en un descampado de Claypole en vez de llevarla a un hospital; y el que está preso, acusado del femicidio luego de que su propio padre aportara pruebas en su contra. Desafectado de la Policía Bonaerense, en las últimas horas volvió a sentarse frente a la fiscal que investiga la muerte de Natalia. Y esta vez sí habló. Dio su versión, algo distinta de lo que había dicho en la comisaría. “Pero no respondió la pregunta más importante”, según pudo saber Infobae de fuentes de la investigación.
Fue el 20 de septiembre pasado que Natalia vio a su familia por última vez. Ese martes previo al Día de la Primavera, se subió al Ford Taunus de Machuca para ir a cenar a un local de comidas rápidas de Lomas de Zamora. En el estacionamiento ella recibió el balazo en la cabeza que salió del arma reglamentaria de su amigo. Luego, él la dejaría tirada y herida en un decampado de Claypole; y un vecino de la zona la llevaría hasta el Hospital de Alta Complejidad El Cruce de Florencio Varela: llegó como NN y quedó internada en terapia intensiva. Durante una semana los médicos intentaron salvarla.
En paralelo, y con la familia de Natalia desesperada, pidiéndole a la Policía que Machuca diera explicaciones porque nada sabían de ella y él les negaba haberla visto, el papá del sospechoso fue clave. Policía retirado, Machuca padre mandó a todos a la comisaría y luego él mismo llevó hasta el Ford Taunus de su hijo: “Sobre los asientos traseros se hallaba una bolsa plástica del color blanco. En su interior había un buzo con manchas de sangre y también halló un bolso de mujer con tachas”, revelaron por entonces las fuentes del caso.
Para ese entonces, Machuca decía a sus colegas: “Natalia, quien se encontraba sentada del lado del acompañante, tomó mi arma reglamentaria, que estaba al costado de la caja de cambios, la manipuló y, accidentalmente, se dio un tiro en la cabeza”. También que se asustó y dio un minucioso detalle del camino que hizo hasta dejarla tirada.

La fiscal Fabiola Juanatey, de la UFI especializada en Violencia de Género de Lomas de Zamora, lo citó a indagatoria cuando Natalia aún agonizaba y el acusado se llamó a silencio. Tras la muerte, la funcionaria volvió a tener frente a frente a Machuca, ahora imputado por el femicidio de la que era su amiga. Y, entonces, relató su versión de lo que pasó aquel 20 de septiembre pasado.
“Dijo que fue un accidente y remarcó todo el tiempo que no eran pareja”, explicaron fuentes con acceso al expediente a este medio. Pero siguió hablando y dio sus detalles: “Contó que ella le sacó el arma para mirarla y que él le decía: ‘Devolvémela’”.
Toda la narración de Machuca de cómo, según sus dichos, la bala le atravesó la cabeza a Natalia, ingresando por el lado izquierdo, ocurrió en el interior del auto del ahora ex oficial de la DDI de Lomas de Zamora y en el estacionamiento de la casa de comidas rápidas.

“Dijo que Natalia le decía: ‘Hay se puede ver la bala, quiero ver si se ve’”, contaron. Y que, entonces, ella “se apuntaba el cañón de la pistola a la cara”. Se trata de una Bersa Thunder calibre 9 milímetros que la madre del acusado entregó a las autoridades tras su arresto y que él la había escondido debajo de su almohada luego del balazo que recibió su amiga.
Y continuó su relato: “Ella se miraba el cañón, quería ver la bala y yo le decía: ‘Dejala, por favor’. Y fue en ese momento que se la quise sacar y se disparó”.

Pero, según confiaron a este medio fuentes de la investigación: “El resultado de la autopsia, por la herida que tiene Natalia en la cabeza, siembra muchas sospechas de que el tiro haya sido accidental. Lo tiene en el costado izquierdo”.
En ese contexto, el imputado puntualmente le dijo a la fiscal que Natalia tomó el arma con “la mano izquierda”. Y, luego, palabras más o menos, intentó contar por qué descartó a su amiga herida: “No sabía que el hospital Gandulfo estaba a cinco cuadras, la quise llevar al (hospital) Oñativia (de Rafael Calzada), pasé por la puerta, incluso, pero me asusté, me nublé, estaba nervioso, desesperado y no sabía qué hacer”.

Antes de terminar con la ampliación de su declaración indagatoria, Machuca remarcó que con Natalia nunca tuvieron una relación, que siempre fueron amigos y se conocían del colegio.
Entonces, la fiscal Juanatey le hizo una última pregunta: ¿Por qué el celular de Natalia está todo roto?. “Se negó a responder y se llamó a silencio”, concluyeron.
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