Salió a la calle, disparó a quemarropa y mató como si fuera un videojuego: el estremecedor caso del tirador serial de Belgrano

Hace 15 años, Martín Ríos realizó su primer ataque. Con su arma le tiró a todo aquel que se cruzó en su camino. Así asesinó a Alfredo Marcenac, de 18 años. Hoy está en el sector psiquiátrico el penal de Ezeiza, pero muchos aun se preguntan si fue un frío simulador que mataba por placer o un insano que creía estar en un juego virtual

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Martín Ríos salió por primera vez a la calle con un arma hace 15 años. Como si la vida fuera un juego virtual, disparó a todo aquel se que le cruzó (Télam)
Martín Ríos salió por primera vez a la calle con un arma hace 15 años. Como si la vida fuera un juego virtual, disparó a todo aquel se que le cruzó (Télam)

Martín Ríos caminaba por Belgrano como si lo hiciera en una selva. Él era el cazador. Usaba su arma como si fuera el control de un videojuego. La calle, las personas, el mundo que lo rodeaba, pasaban a ser parte de esa aventura virtual. Una especie de Fortnite o Counter Strike.

Pero las balas que disparaba Ríos eran reales.

Como las personas y las calles que miraba detrás de su pistola.

Tenía la pulsión -como un hobby siniestro- por salir a la calle o tirar desde su casa a todo lo que se movía lo convirtieron en un asesino peligroso.

“Era un borderline que disparaba a la gente como si fueran pajaritos, Belgrano era su coto de caza”, dijo el psiquiatra forense Mariano Castex, su perito de parte.

El 6 de julio de 2006, a las cinco de la tarde, Ríos iba por la avenida Cabildo al 1700 con una Bersa Thunder 380. Disparó 13 veces a quienes aparecieron en su camino. Uno de ellos fue Alfredo Marcenac, de 18 años, quien murió de tres balazos que impactaron en su cráneo, en el tórax y en el abdomen. Otras 6 personas resultaron heridas. El asesino se fue caminando.

Lo detuvieron una semana después en Munro, de casualidad, cuando él se bajó del auto que le había sacado a su madre para orinar a un costado de la ruta. Los policías bonaerenses le encontraron el arma usada en el crimen. Las pericias balísticas confirmaron que con esa arma no sólo había sido el autor del crimen de Marcenac, sino también de otros tres ataques a balazos: a un colectivo -donde hirió a dos pasajeros- con dos heridos, a una confitería con una adolescente baleada y a un tren en movimiento.

Ríos vivía en Cramer a 2100, en Belgrano, donde ocurrieron todos los hechos. La prensa lo llamó “El loco de Belgrano” o el “tirador serial de Belgrano”.

Adrían y Mónica Marcenac, padres de Alfredo, el joven asesinado por Martin Rios en Belgrano, en los tribunales donde hoy se conoció la sentencia (NA)
Adrían y Mónica Marcenac, padres de Alfredo, el joven asesinado por Martin Rios en Belgrano, en los tribunales donde hoy se conoció la sentencia (NA)

En dos juicios fue declarado inimputable.

Ahora tiene 41 años y está en el sector Prisma de la cárcel de Ezeiza.

-Seguimos insistiendo en que su locura es simulada. No pedimos que se pudra en la cárcel o en el infierno, sólo pedimos que se diga que fue responsable del asesinato de mi hijo. Y que el Estado le dio un arma a un psicópata asesino -dice Adrián Marcenac a Infobae.

Es el padre de la víctima y fundador de la Asociación Civil Alfredo Marcenac. Allí desarrollan un programa educativo para la resolución pacífica de conflictos e impulsan el desarme.

-¿Que se sabe de Ríos en la actualidad?

-Hubo un informe del sector psiquiátrico de Ezeiza, donde está internado, que lo trata más como un nene del jardín de infantes que extraña a sus padres que como un asesino despiadado. Dicen que aprendió a tocar la guitarra, que está mejor y hasta el juez de Ejecución Penal Axel López rechazó el pedido hecho por el curador oficial de Ríos para que goce de un régimen semiabierto.

-¿Cuáles fueron los argumentos?

-Que estaba mejor. Pero el juez fue contundente: dice que sigue siendo peligroso. Para nosotros, si llegara a salir volvería a matar. Y quizá peor. Porque mataba por placer. En los dos juicios lo declararon insano, como un enfermo, una víctima. Y a mi hijo lo mató y sabía lo que hacía.

-A partir de su lucha se concretó un plan nacional de desarme y salieron de circulación más de 220 mil armas.

-Eso es una satisfacción. Lamentablemente el plan no siguió y sentimos que cada vez hay más armas. Espero que se retome esa iniciativa. El propio Estado, cuando acusamos al Renar de darle un arma a un asesino como Ríos, nos dio la razón y reconoció que hay muchísimas armas en la calle, sobre todo en el mercado negro.

-¿La persona que le entregó el arma a Ríos fue condenada?

-No. Sigue el proceso judicial. El médico que firmó que Ríos estaba apto para el uso de armas fue condenado con una probation que cumplió en el mismo hospital donde trabaja. Y ni siquiera pagó la multa.

En 2006, loa vecinos colocaron ofrendas florales en el lugar donde el había sido asesinado Alfredo Marcenac, en el barrio de Belgrano (NA)
En 2006, loa vecinos colocaron ofrendas florales en el lugar donde el había sido asesinado Alfredo Marcenac, en el barrio de Belgrano (NA)

-¿Qué recuerdo tiene de su hijo?

-Prefiero reservarme esas cuestiones. Sólo puedo decir que era un chico lleno de vida, alegre y feliz.

-¿Por qué cree que Ríos simula?

-Porque la misma jueza del caso dijo que mató por placer. No estaba en un videojuego. Cuando llegaron sus peritos de parte se empezaron a hablar de las simulaciones y Ríos empezó a actuar de otra manera, como ido, se movía todo el tiempo. Fue víctima de su propia mentira. Simuló locura y eso lo hizo entrar en un laberinto del que le va resultar difícil salir.

Los ataques

La Justicia pudo probar que Ríos cometió cuatro ataques a balazos. El primero fue el 19 de junio de 2005, por la tarde, en Vidal y Olazábal. Allí disparó 12 veces contra el interno 43 de la línea de colectivos 67. Iba en bicicleta. Hirió al chofer y a un pasajero. El colectivo chocó contra dos autos. “No hubo muertos de milagro”, declaró un testigo del hecho.

El segundo fue el 2 de marzo de 2006. También por la tarde. En la esquina de Juramento y Cramer, frente a una confitería. Ríos se bajó de su bicicleta, sacó la pistola, apuntó y disparó contra la vidriera del local. Disparó 15 veces. Una mujer que pasaba por el lugar se agachó y pudo salvarse. En ese ataque hirió a una joven -que estaba en el café- de dos balazos.

Alfredo Marcenac tenía 18 años cuando fue asesinado por Martín Ríos (álbum familiar)
Alfredo Marcenac tenía 18 años cuando fue asesinado por Martín Ríos (álbum familiar)

El tercero ocurrió el 16 de junio de 2006, por la noche. Ríos disparó 15 veces contra un tren del ex ferrocarril Mitre mientras pasaba por el puente aéreo de Crámer y El Cano, entre las estaciones de Colegiales y Belgrano R. En ese caso no hubo heridos, sólo daños en tres vagones.

EL 6 de julio de 2006 mató a Marcenac e hirió a María José Álvarez, de 14 años, Martín Cristian Thiessen, de 18, Juan Pablo Arrate, de 19, Pablo Alberto Jagoe, de 21, Jorge Marchesotti, de 67 y Diego Antonio Claros, de 32.

Las pericias

El perito de parte de Ríos, Mariano Narciso Castex, y su equipo dictaminaron que era un borderline que no comprendió la criminalidad de sus actos.

“Doctora, me llaman desde el infierno”, dijo Ríos mientras le hacían un test psicológico. Se movía como un péndulo.

A otro psiquiatra le contó que esas voces lo invitaban a jugar fuera de su celda.

“Debajo de mi cama hay tigres, elefantes, cocodrilos y jirafas que se van cuando me tapo los ojos o los oídos”, dijo.

También confesó que tenía miedo de un vendedor de drogas que, según su relato, por las noches se le presentaba en forma de espectro.

Más allá de que una junta psiquiátrica del Cuerpo Médico Forense dictaminó que Ríos era un alienado mental, los peritos de la familia de Alfredo Marcenac cuestionaron esas pericias porque siguen considerando que el asesino “simula y es un psicópata perverso que mató con frialdad”.

“Si llega a escaparse, alguien tendrá que hacerse cargo por los próximos muertos y heridos”, opinó en su escrito Ana María Arias, psiquiatra que representa a la querella.

El momento en que la policía traslada para tomarle declaración al tirador serial de Belgrano, autor de los disparos que dieron muerte a Alfredo Marcenac en ese barrio porteño y de otros ataques de similares características (NA)
El momento en que la policía traslada para tomarle declaración al tirador serial de Belgrano, autor de los disparos que dieron muerte a Alfredo Marcenac en ese barrio porteño y de otros ataques de similares características (NA)

Los médicos aconsejaron que por su peligrosidad siga internado en un psiquiátrico.

Sus facultades no son normales. Se observa una afección mental, un síndrome defectual presumiblemente derivado de una psicosis esquizofrénica”, dictaminó la junta integrada por Juan Badaracco, Javier Cabello y Jorge Kiff, del Cuerpo Médico Forense, y Mariano Castex en representación de Ríos. La psiquiatra Ana María Arias firmó en disidencia por la querella. Los peritos lo entrevistaron en el Hospital Neuropsiquiátrico Borda, donde sigue alojado.

“No podemos expedirnos acerca de la motivación de su conducta, ya que el paciente no habla de ello”, reflejó el informe de 30 página. Para las junta médica no es un psicópata porque “no actuó con sadismo, no planificó y no se preocupó por ocultar el lugar del crimen”.

Arias nunca coincidió. “Ríos no es un esquizofrénico sino un psicópata. Sabía lo que hacía. Es imputable. Fue de caza tal como lo hacía con su padre en el campo. El informe es aberrante y está lleno de falacias. Podría resumirse: ‘Como no entendemos las razones de sus conductas, entonces debe estar loco’. Simula y sólo quería matar”, cuestionó la especialista.

La calle donde Ríos acribilló a balazos al joven Alfredo Marcenac (Archivo)
La calle donde Ríos acribilló a balazos al joven Alfredo Marcenac (Archivo)

“Me persiguen bichos y voces mezcladas me llaman desde la cloaca”, dijo Ríos en un examen. “Presenta aplanamiento afectivo, argumentos pueriles, temple paranoide, pobreza discursiva, tendencia al aislamiento, hipobulia (voluntad empobrecida) y pensamiento lento”, enumeraron los peritos.

En su adolescencia, refiere el informe, orinaba en botellas, defecaba en la bañera, dormía con un cuchillo, y amenazaba a sus compañeros con un lanzallamas. Empezó a drogarse a los 13 años. Su padre dijo que lo llevaba a practicar tiro para “acercarse a él”.

El 12 de mayo de 2005, el doctor Mark Garret lo consideró apto psicológicamente para portar armas.

“Observamos una nula capacidad para el desempeño académico y el trabajo, escaso interés en actividades lúdicas, sociales o sexuales (puritano), proyectos de tipo infantil y dependencia familiar”, informaron los peritos.

Ríos dijo que no sabe por qué está detenido y no respondió sobre sus ataques. Para Arias, su conducta no fue irracional: “Talló las balas para que dañaran más. Es un psicópata cruel”.

“Ríos no es un esquizofrénico sino un psicópata. Sabía lo que hacía. Es imputable. Fue de caza tal como lo hacía con su padre en el campo", dijo la psiquiatra Arias (NA)
“Ríos no es un esquizofrénico sino un psicópata. Sabía lo que hacía. Es imputable. Fue de caza tal como lo hacía con su padre en el campo", dijo la psiquiatra Arias (NA)

El autor de esta nota presenció la primera audiencia del juicio contra Ríos. Durante las dos horas que permaneció en la sala -sin reaccionar ni siquiera cuando los jueces lo llamaron- Ríos se balanceó ininterrumpidamente.

Como un ser deshabitado. Dentro de su mundo incomprensible.

Para los padres de la víctima, simuló todo el tiempo.

Para Castex, su perito, ni siquiera Jack Nicholson -que se brilló en Atrapado sin salida, donde simula locura y termina por convertirse en loco- pudo haber interpretado un papel así.

El enigma, acaso, anide en la mente indescifrable de ese hombre que disparaba su arma como si fuera un juguete.

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