Habló la masajista de Nahir: qué vio en sus sesiones privadas con la joven

Miriam Duarte declaró en el juicio y aseguró que vio "moretones" en los brazos de la acusada de matar a tiros a su ex novio.

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Nahir Galarza cubre su cara tras dejar los tribunales de Gualeguaychú este mediodía
Nahir Galarza cubre su cara tras dejar los tribunales de Gualeguaychú este mediodía

Miriam Duarte, masajista, había conocido a Nahir Galarza poco más de un año antes del asesinato de Fernando Pastorizzo. Miriam había atendido originalmente a Yamina, la madre de Nahir. "Ella venía a mi gabinete con su mamá", aseguró Duarte ayer por la mañana en su declaración como testigo de la defensa ante el tribunal que juzga a Nahir por el crimen, con la joven sentada justo detrás de Duarte, acompañada de sus abogados defensores.

El contacto con Duarte era lógicamente cercano. Nahir se cubría con una toalla, a veces con calzas, la parte superior del cuerpo de la joven quedaba totalmente expuesta. El abogado Horacio Dargainz le preguntó específicamente qué vio. "Moretones en los brazos", respondió con firmeza la masajista, "un golpe en la parte baja de la espalda".

Miriam Duarte, masajista de Nahir
Miriam Duarte, masajista de Nahir

Duarte, según su relato, le preguntó a Nahir en varias ocasiones qué ocurría, si pasaba algo, por qué tenía esos golpes. Nahir, dijo Duarte, se negaba a explicar. La masajista aseguró que le contó de esto a la madre de Galarza, Yamina Kroh, que ayer apareció en el tribunal de Gualeguaychú con la intención de declarar en el juicio. "Si ella no me cuenta, no me meto", fue la respuesta de Kroh a Duarte.

En una sesión, aseveró la masajista, el teléfono de Nahir sonó constantemente. "Me está molestando este boludo, me tiene podrida", dijo la joven. "Dijo que era Fernando", apuntó la masajista ante la pregunta del fiscal Lisandro Beherán.

Las formas de las lesiones fueron un punto clave para los investigadores. "¿Usted conoce la forma de un vaso? Seguramente tenemos un vaso por aquí", preguntó Beherán a la testigo. La aparente chicana del fiscal no era en vano. Duarte había hablado en su testimonial en la instrucción de la causa, recordó Beherán con las fojas en mano, sobre moretones con la forma "de la boca grande de un vaso". 

José Ostolaza, defensor de Nahir junto a Horacio Dargainz
José Ostolaza, defensor de Nahir junto a Horacio Dargainz

El fiscal apuntaba a una duda tal vez razonable: Nahir jugaba al hockey en el club Sudamérica de Gualeguaychú, un deporte donde recibir un golpe de bocha es sumamente probable. "El hockey no usa pelota, usa discos", dijo la masajista, tal vez confundiendo el deporte sobre el césped y sobre el hielo.

Los relatos sobre golpes y golpizas tampoco cierran para el también fiscal Sergio Rondoni Caffa. María Inés Correa, vecina de enfrente de Nahir, declaró que Pastorizzo solía tirarle de los brazos y "acogotarla": Duarte, que dio uno de los relatos más detallados de los supuestos golpes que recibía Galarza, no habló de ninguna lesión en el cuello.

La masajista Duarte junto a la madre de Nahir (Fotos Ricardo Santellán)
La masajista Duarte junto a la madre de Nahir (Fotos Ricardo Santellán)

Luego, el abogado defensor Dargainz le preguntó a la masajista cuándo le había administrado a Nahir su última sesión: fue el 21 de diciembre, según sus cálculos, ocho días antes del homicidio de Pastorizzo. Esa vez, Duarte observó un raspón en la cara interna de una pierna. Un raspón similar fue visto 20 días después por el forense Marcelo Benetti, que examinó a Nahir tras el crimen. Benetti también realizó la autopsia al cuerpo de Pastorizzo y descubrió una serie de golpes en sus brazos.

Duarte, tras su testimonio, se sentó en la antesala del tribunal junto a Yamina, la madre de Nahir: dejaron juntas los tribunales poco antes del mediodía.