A mediados del mes pasado, Enrique Blaksley Señorans, presidente y socio mayoritario en un 97% de la compañía de inversiones Hope Funds, convocó a los pocos colaboradores leales que le quedan para un comité de crisis. "¿Tenemos dificultades de pago? Sí. ¿Tenemos denuncias? Sí", reconoció Blaksley en una especie de mea culpa. En la reunión, el empresario tuvo que ser franco con su tropa: el panorama para Hope Funds no es nada favorable.
Hubo tiempos mucho mejores para la empresa, casi estelares. Blaksley estuvo a cargo, por ejemplo, de traer a Roger Federer al país para un match de exhibición con Juan Martín del Potro. También gestionó la visita de Usain Bolt para que corra contra el Metrobus en 2013. Hope Funds fue el principal sponsor de La Dolfina, el equipo de Adolfo Cambiaso. Con el logo de la hoy cuestionada empresa de inversiones en el frente de su camiseta, el "Maradona del polo" conquistó la Triple Corona en 2013, uno de los mayores trofeos del deporte de reyes y uno de los puntos más altos de su carrera.
Blaksley, registrado como jugador en la Asociación Argentina de Polo con un bajo hándicap, hasta había formado su propio equipo, llamado La Indiana Hope Funds. El empresario, entre apariciones mediáticas, anunciaba participaciones en puntos como el Hard Rock Café, el Buenos Aires Design, negocios como la Esquina Carlos Gardel en el Abasto. Hoy, todo es distinto. Hope Funds tiene más de 2,3 millones de pesos en cheques sin fondo librados este año de acuerdo al Banco Central; dejó de pagarle los aportes a sus empleados hace meses. Los tribunales de Comodoro Py son el principal frente de tormenta. Dos causas se acumulan en su contra en el Juzgado Federal N°1 de María Romilda Servini.

La primera es por el delito de lavado de dinero. Fue originada por una denuncia de 2014 hecha por la AFIP y la PROCELAC. El expediente fue remitido por sorteo a Servini tras estar más de dos años en el juzgado de Sandra Arroyo Salgado, que se declaró incompetente por cuestiones de jurisdicción. En esta demanda, la AFIP y la PROCELAC argumentaron que Hope Funds tomó dinero de megainversores incapaces de justificar el origen de sus fondos, con supuestas falsificaciones de firmas en contratos y hasta varios ROS (reportes de operaciones sospechosas) remitidos por la Unidad de Información Financiera. La segunda causa golpea directamente al corazón de Hope Funds y su negocio: sus "contratos de mutuo".
El modus operandi era sencillo: los agentes tomaban dinero de pequeños inversores con la promesa de multiplicarlo, ofreciéndoles jugosos intereses en tasas de hasta el 12%. No era un trato solo para peces gordos. Hope Funds le vendió su negocio a dentistas e ingenieros, amas de casa y jubilados, personas que recibían dinero de una herencia, de una indemnización y que, atraídos por las ofertas de los agentes de Blaksley, confiaron y depositaron.
Hoy, cerca de 200 de estos clientes buscan enjuiciar a Hope Funds, representados por las querellas de los abogados Víctor Varone y Hernán Vega y Gonzalo Romero Victorica y Ezequiel Altinier respectivamente. El delito en la carátula es "estafa": estos inversores aducen no haber visto su inversión original de vuelta, mucho menos haber ganado plata mediante intereses. Es decir, pusieron y perdieron.
El número de víctimas no está cerrado todavía: varios presuntos damnificados se presentan día a día en la mesa de entrada del Juzgado Federal N°1 para conocer la marcha del expediente. Para ambos equipos de abogados, la trama alrededor de Hope Funds sería el mayor esquema Ponzi de la historia argentina, una estafa piramidal tal como la que llevó a cabo Bernie Madoff, el ex presidente del NASDAQ, condenado a 150 años de cárcel en 2009. Fuentes cercanas al expediente arriesgan: "Puede haber al menos 10 mil damnificados. El daño colectivo que estimamos es 300 millones de dólares. Apenas estamos viendo la punta del iceberg. Tenemos para largo. Esto recién empieza".
Entonces, ¿qué disparó la crisis judicial para Blaksley, quizás el jugador más mediático del mercado financiero? ¿Qué salió mal? Varias fuentes que conocen a fondo las internas de la empresa, incluso un vocero y colaborador directo de Blaksley en Hope Funds, apuntan a una sola dirección: el proyecto de country Verazul, ubicado en Pilar, a cuatro kilómetros del kilómetro 50 de la Panamericana.

En su lanzamiento en 2013, Verazul prometió espacio para más de 2 mil unidades, con una laguna de 33 hectáreas para actividades náuticas, club house y amarradero, cancha de squash. Un terreno de 800 metros cuadrados podía valer cerca de 85 mil dólares. Un reconocido animador infantil con presencia en teatro y televisión incluso compró una parcela en el lugar. Hoy, Verazul está frenado por la Justicia: se lo acusa, junto con otros emprendimientos inmobiliarios, de ser responsable de causar la fatídica inundación del río Luján del año pasado al impedir su correcto drenaje. Infobae voló su drone sobre Verazul, un lugar de difícil acceso a través de una angosta calle de tierra: lo que se ve es básicamente un humedal. Las construcciones brillan por su ausencia.
La jueza Arroyo Salgado interviene en la materia, en una causa que ya lleva más de 15 cuerpos. La ex mujer de Alberto Nisman pidió un estudio para determinar si Verazul y otros barrios cerrados afectan negativamente al medio ambiente y emitió también una orden de que no se autoricen nuevas obras. En una causa paralela que comenzó el año pasado, el Juzgado Federal de Campana a cargo de Adrián González Charvay dispuso prohibir aprobaciones definitivas hasta la llegada de conclusiones de estudios ambientales ordenados a principios de julio sobre la cuenca del Luján.
El freno de las obras fue un obvio golpe fatal para Hope Funds. Los agentes de la firma incluso llegaron a decirle extraoficialmente a sus compradores que frenen los pagos de sus cuotas en dólares. Los pagos debían hacerse en un fideicomiso especial creado para el country. Hoy, ese fideicomiso se vuelve un problema.
El 23 de noviembre, un comunicado se envió vía mail a los adherentes del fondo de cara a los nuevos problemas de Blaksley en Comodoro Py. La empresa aclaraba que "el emprendimiento Verazul se encuentra en un fideicomiso, por ende, nada que tiene que ver ni afecta cualquier acontecimiento pasado o futuro que involucre a Hope Funds". El siguiente párrafo del comunicado era más llamativo todavía: aseguraba, con un tono algo distante, que la firma de Blaksley era meramente una desarrollista del proyecto y que dejó de serlo "el bimestre pasado".

El 5 de diciembre se envió una nueva circular, esta vez firmada por el supuesto fiduciario del fideicomiso, una consultora contable con domicilio en la calle Uruguay, con una nueva jugada. En el comunicado, la firma fiduciaria planteaba decidir por votación colectiva "una fuente de financiamiento externo" para el fideicomiso. Esos fondos serían "aplicados a las obras de infraestructura" del emprendimiento, según la misiva, algo insólito de cara a las prohibiciones de Arroyo Salgado y González Charvay. La fuente de dinero sería un préstamo "de hasta 25 millones de dólares", en doce cuotas semestrales. La respuesta de los adherentes tenía que ser rápida: si no se contestaba dentro de las 96 horas, entonces se consideraba el voto como positivo para avanzar con el pedido del préstamo.
El abogado Varone representa a inversores de Hope Funds que también compraron terrenos en Verazul. La nueva maniobra lo indigna: "Amparándose en la ignorancia de la gente que compro en base a la pantalla que daba la gran carpa de venta, los videos y los grandilocuentes folletos por lotes en un gran barrio que jamás se inició, ahora pretenden que sigan poniendo plata y nada menos que 25 millones de dólares. Hay gente que le prometieron la casa en dos años delante de su familia. Puntualmente le dijeron: 'en dos años vos estás en la parrilla y las nenas en la pileta'. Sacaron un préstamo para pagar el terreno y hoy no tienen nada", lanza. Para Hope Funds, el préstamo sería milagroso de por sí, más allá de cualquier cuota recolectada a los compradores: fuentes cercanas a la empresa hablan de que las tierras en Pilar costaron 15 millones en moneda estadounidense.
Mientras, un ex jugador de peso en el ajedrez de Hope Funds desafía: "El fideicomiso supuestamente es plata en custodia, pero eso no existe. Habría que mandar una pericia contable, haceme caso. Me parece que no debe quedar mucha plata".
El hombre de adentro
La fuente, un ex vendedor estrella de Blaksley, accedió a hablar con Infobae bajo estricta reserva de su identidad. Asegura haberse ido de las oficinas de Hope Funds hace poco más de dos años, defraudado con la estructura: "Llegué a vender 5 millones de dólares y varios lotes en Verazul", admite. El ex vendedor, como varios de sus compañeros, también perdió: "Todos los agentes poníamos en los mutuos. Yo aporté 40 mil dólares. Nunca vi un centavo. Ahora ya está, listo, los doy por perdidos.".
El ex vendedor traza el perfil de su ex jefe: "Es un genio, aunque no sé para qué lado de la balanza. Tiene una labia superior. Lo que vende Blaksley son las supuestas marcas de respaldo. A ver, ¿cuánta guita sacás con Hard Rock Café, vendiendo cervezas y hamburguesas? Pero la gente lo ve en el folleto y compra. ¿Cómo no vas a querer asociarte al Hard Rock Café? Y a los vendedores los adornaba con títulos. Las tarjetas decían 'financial agent', 'master agent'. Te motivaba. Salías a vender como sea".
Las escenas que siguen en su relato son casi dignas de films como El Lobo de Wall Street, una tropa financiera en llamas por hacer dinero con premios y bonos muy deseables. "Las fiestas de fin de año eran espectaculares. Los que más vendían viajaban por el mundo. Te daban esos premios bajo el rótulo de 'convenciones'. Yo me fui a Hawaii, a Inglaterra, a Rusia, Finlandia, cenando con los mejores vinos. Pero me bajé. Ya en 2013 se sintieron los primeros problemas, particularmente con Verazul. Había dos escenarios: devolver la plata o hacer todo lo contrario. Por lo visto, pasó lo segundo".
Tirarse encima del coche
Hay historias tristes en la demanda colectiva presentada el 9 de noviembre por los abogados Romero Victorica y Altinier. Una mujer de más de 50 años, por ejemplo, esperó horas a Blaksley a la salida de su oficina en la calle Sarmiento. La mujer había aportado 45 mil dólares a los mutuos de Hope Funds; necesitaba recuperar parte del dinero para financiar el post-operatorio de su hijo tras una difícil cirugía. Terminó abalanzándose sobre el capot del auto que manejaba el empresario, un lujoso BMW X6 valuado en más de un millón de pesos.
Romero Victorica y Altinier hablaron en términos enérgicos en su denuncia ante Servini. Pidieron, sobre todo, que la jueza federal frene todas las operaciones de Hope Funds con "la adopción de las más efectivas medidas cautelares por vuestra parte, precisamente para evitar la persistencia en el tiempo de los monumentales fraudes que se vienen produciendo", aseveraron en su presentación.
Solicitaron "quitar el manejo de los negocios y las sociedades a los imputados", "el decomiso inmediato de todos los bienes" y dar intervención a la UIF, el Banco Central, la AFIP y la PROCELAC. Hope Funds "no puede permanecer activo ni un día más", apuntaron los letrados. Según diversas fuentes, a pesar de todas las acusaciones, la firma de Enrique Blaksley no solo sigue operando, sino que también idea un nuevo negocio destinado a salvar sus arcas.
El empresario le adelantó los nuevos planes a sus colaboradores el plan de salida de la crisis. Les aseguró que tenía "el primer bosquejo del producto de tango" y de un "análisis agronómico del famoso campo que les conté, una gran oportunidad de negocios". Blaksley habló de "comprar barato para vender caro", de "ganar diez millones" y de tener negocios alternativos "por si lo de la contaminación parece muy sofisticado". Lo de "la contaminación" sería, precisamente, Zero, la presunta nueva oferta de Hope Funds. Su slogan: "Cero basura, cero polución".
Fuentes que conocen los pasillos de la empresa enviaron a Infobae documentación con los logotipos de Zero destinada a posibles inversores. "Básicamente, es un sistema de máquinas que elimina basura. O sea, no lo tiene ni la NASA para los astronautas que van al espacio y ahora lo tiene Hope Funds", se ríe una voz. Los papeles de solicitud hablan de una "valorización de proyecto" de "1.500.000.000" en dólares, con opción de pago en efectivo y hasta un formulario para una declaración jurada de origen de fondos. Otro documento, titulado "propuesta de negocios", habla nuevamente de un flujo de fondos billonario. "Cuotas a cobrar descontadas", solo para el año 2027, asciende a 3,3 billones de pesos, para un lucro hipotético total de 9,9 billones. Solo para 2020 se postula una venta de casi 1900 máquinas.

De vuelta en la reunión de su comité de crisis, Blaksley tuvo un momento casi cándido. "Voy a comprarles un libro", le dijo a sus colaboradores, no de inmediato sino "cuando haya ventas", algo al menos irónico para un empresario acostumbrado a manejar millones. El libro en cuestión es un clásico de la literatura universal: "Se llama 'El Arte de la Guerra', lo escribió Sun Tzu en China hace dos o tres mil años", explicó Blaksley en la reunión. Del clásico de la estrategia militar, el jefe de Hope Funds rescató una sola cita, que creyó inspiradora. Ante sus vendedores, los que le quedan, Blaksley repitió en voz alta como si fuese un antiguo sabio: "El arte supremo de pelear es vencer sin combatir".
Sin embargo, para Blaksley y Hope Funds, vencer sin combatir parece bastante imposible. Por lo pronto, las causas en su contra recién comienzan. Hasta fines de la semana pasada, la Fiscalía Federal N°12 a cargo del doctor Patricio Evers no había recibido vista de los expedientes. Servini todavía analiza el caso en cuanto a la competencia federal, en cuanto a la posibilidad del lavado de activos. La lista de imputados en la causa motorizada por Varone y Romero Victorica es larga.
De acuerdo a información de la Cámara Federal: además de la cuñada de Blaksley y su socio minoritario, Federico Dolinkué, se encuentran otros ocho lugartenientes incluyendo a varios familiares del empresario y 39 firmas en total, muchas radicadas en el extranjero con nombres como Marketsite, con base en las Islas Vírgenes Británicas y empleada para la toma de contratos de mutuo. También está incluida una subsidiaria de Hope Funds en Perú. Muchas de las offshore en la causa de Servini tienen un marco inquietante: el escándalo de Mossack Fonseca y los Panama Papers.
Infobae contactó a un representante clave de Hope Funds para ofrecerle la chance de explicar los puntos incluidos en esta nota. Al cierre de la misma no hubo respuesta.
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