En La Cámpora sostienen que la carta de Cristina Kirchner fortalece a Alberto Fernández

“A diferencia de la primera carta de Cristina, en lugar de centrar las críticas hacia adentro de la coalición, ésta hace eje hacia fuera, en la Justicia. Y en ese sentido, lo fortalece a Alberto porque lo deja como el último negociador, mientras que ella es la que sale a confrontar con la Corte”. Esta es la lectura que hizo uno de los líderes de La Cámpora sobre la carta que Cristina Kirchner difundió este miércoles en la víspera del primer aniversario de gobierno de Alberto Fernández, en la que criticó a la Justicia y, en especial, a la Corte Suprema, por avalar su teoría del lawfare y la persecución político-judicial de ex dirigentes de su anterior gestión al frente del Ejecutivo.

La comparación se refiere a la primera y explosiva misiva de la vicepresidenta -en la que se refirió a “los funcionarios que no funcionan”-, que implicó, en la práctica, la ruptura del diálogo entre el jefe de Estado y quién lo ungió para llegar a la Casa Rosada. En la agrupación kirchnerista reconocen sus diferentes formas y estilos, aunque aseguran que Alberto y Cristina “comparten el espíritu y la dirección”. Pero admiten que “a los dos hay cosas del otro que les molestan”. Entre esas dificultades en el diálogo entre ambos, actúa muchas veces como mediador Máximo Kirchner.

Tampoco se les escapa la incomodidad de la actual vicepresidenta por su rol en el Senado. “Con ocho años de experiencia ejecutiva encima, no puede intervenir en las decisiones cotidianas. Y esa ‘no intervención’ la viene cumpliendo a rajatabla, aún cuando no esté de acuerdo. Pero inevitablemente le genera cierta tensión porque -por su experiencia- cree que algunas cosas las puede hacer de otra manera”, admiten en la agrupación más cristinista del planeta K. “Hay decisiones de las que se entera por los medios, y eso puede molestar, ya que ella entiende que fue la gestora de la coalición, y su garante”, analizan.

“La carta anterior fue el pico de mayo conflictividad dentro de la coalición, con señalamientos internos. Eso no quiere decir que hoy estemos exentos de dificultades en el Frente de Todos. Pero esta carta fue más ordenadora. Se centró en la Corte, el vértice más visible de esos poderes fácticos que buscan esmerilar el vínculo entre Alberto y Cristina”, advirtió este referente luego de leer la carta de la vicepresidenta difundida ayer.

En su mirada, esos “poderes fácticos redoblaron su ofensiva” como respuesta al intento del Presidente -fiel a su estilo más proclive a consensos- de abrir canales de diálogo, una actitud que no habría terminado de “ser bien recibida”.

En el kirchnerismo nadie desconoce que el vínculo entre las dos principales figuras del poder político hoy en Argentina es complejo y “tiene oscilaciones”. Un referente camporista que defiende la construcción política lograda afirma que “frente a esa ofensiva, lo que está demostrando la coalición es que, si bien hay matices, no son tales como para poner en riesgo el Frente de Todos”. Y hasta asegura que hoy “hay un mejor entendimiento”, después del cimbronazo que provocó la difusión de la primera entrega epistolar de Cristina.

“Alberto es producto de una revisión de la gestión anterior. Constituimos una coalición sobre el filo del cierre de listas. Nos preparábamos para gobernar y pensamos que íbamos a tener un primer período de gracia, y nos tocó la pandemia, y no pudimos tener espacios colectivos de amalgamiento que permitieran bajar las tensiones que existen en toda coalición”, analiza el dirigente camporista, que se reconoce más cercano a las posiciones de consenso que a las de confrontación.

“Cada vez que el peronismo se dividió, lo que le pasó al país fue una tragedia. La experiencia de Macri para nosotros fue trágica. Las diferencias y matices son secundarios al lado de las cuestiones principales”, razonan en la agrupación cristinista. Ese análisis es compartido entre dirigentes albertistas, aún aquellos que no son cercanos a la vicepresidenta.

¿Amenaza de un juicio político?

En sus críticas a la Justicia en general, que Cristina siempre elige representar en la figura del fallecido juez federal Claudio Bonadio, esta vez fue más allá y dirigió sus estocadas particularmente hacia cuatro de los cinco supremos.

A Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz los criticó por haber aceptado ser designados en un primer momento por Mauricio Macri por decreto, cuando el Senado estaba de receso, a poco de asumir. El fundador del PRO luego tuvo que dar marcha atrás y buscar la aprobación de sus pliegos en la Cámara alta. Solo se salvó de los dardos de Cristina Carlos Maqueda, de quien mencionó su origen peronista y la mentoría de Eduardo Duhalde para llegar a la Corte.

El filoso y sesgado repaso de los antecedentes de esos cuatro integrantes del Máximo Tribunal fue leído en la oposición y sectores institucionalistas como una virtual amenaza de un juicio político, buscando reeditar lo que enarboló Néstor Kirchner al asumir, al embestir por televisión contra la mayoría automática menemista, lo que derivó en la renuncia de sus integrantes.

Sin embargo, en La Cámpora creen que se trató de “un señalamiento de carácter político más que instrumental” y que la carta “no tiene pasos de ejecución visible”.

Si bien Alberto Fernández no hizo explícitos cuestionamientos a los actuales jueces de la Corte, y buscó tender puentes de diálogo institucionales, en la agrupación kirchnerista destacan que “Alberto también ha sido crítico de la Corte, si bien tiene otro estilo”. Y argumentan que “lo que expresa Cristina es que este funcionamiento de la Corte significa un problema para los otros poderes. Desde la legitimidad que tiene por los votos, asume la potestad de dar esa pelea”. Y así la explican: “Tiene que ver con lograr una modificación de la actitud” del Máximo Tribunal.

Boudou, el desencadenante

El desencadenante del enojo de Cristina hacia la Corte fue el rechazo a considerar los planteos de la defensa del ex vicepresidente Amado Boudou, y dejar así firmes las condenas por el caso de la imprenta Ciccone Calcográfica. El Máximo Tribunal aplicó lo que se conoce como el artículo 280 del Código Civil y Comercial, una facultad que le permite considerar “inadmisible” un recurso sin dar explicaciones. “Tratándose de un ex vicepresidente tenía una importancia institucional que ameritaba que lo considerase. La sociedad merecía saber qué opinaba la Corte del tema. Eligieron sacárselo de encima”, comentó ofuscado el dirigente de La Cámpora entre sus personas de confianza.

Para la organización que más fuertemente apoya a Cristina y hace suya la defensa de Boudou, no hay dudas: “Fue un fallo claramente político”.

Y dicen en forma terminante sobre el Máximo Tribunal: “Es la instancia judicial que más política hace, siempre sus fallos tienen una lectura política. Pero al rechazar siquiera analizar el recurso, la Corte se pasó de la raya, salió a jugar fuerte en el escenario político”.

Si bien la vicepresidente eligió destacar en su carta, en primer lugar, lo hecho por el Senado, y luego mencionó también al Ejecutivo -sin nombrar a Alberto Fernández-, su ausencia al lado del Presidente en el aniversario del primer año del Gobierno, tuvo varias lecturas. Ninguna que sugiera una renovada armonía entre ambos. “Su figura es encandilante. Muchas veces, en su búsqueda de cuidar el protagonismo de Alberto, su presencia puede no cumplir ese objetivo de fortalecer a su Gobierno”, explican en La Cámpora. “A mi me gustaría verlos la mayor cantidad de veces juntos”, se lamentó el referente en confianza.

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