
El hallazgo de nuevos talleres de cerámica Mochica en Cerro Mayal, ubicado en el valle de Chicama en la región La Libertad, ha proporcionado una visión inédita sobre la producción alfarera en el norte de Perú durante los siglos V y VI d.C. Un equipo del Programa Arqueológico Chicama, de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), identificó estos espacios de manufactura. El descubrimiento, realizado en la campaña de excavación de 2025, aporta datos fundamentales para comprender la organización económica y social de la cultura Mochica, considerada una de las civilizaciones más influyentes de la antigua América Latina.
Durante la intervención arqueológica, los especialistas localizaron áreas delimitadas por muros de adobe, característicos de la arquitectura mochica, que protegían zonas de trabajo cubiertas por abundantes fragmentos de cerámica descartada. Henry Tantaleán, codirector del Programa Arqueológico Chicama, detalló a la Agencia de Noticias Andina que el equipo recuperó instrumentos empleados en la manufactura cerámica, como platos de alfarero, pulidores, alisadores, moldes para vasijas y sellos con figuras de venado y felino, utilizados para decorar las piezas cuando la arcilla aún estaba húmeda. Además, se identificó una estructura ovalada de barro destinada al procesamiento de la arcilla y espacios de preparación de materia prima enlucidos, junto a zonas de combustión asociadas a la cocción en hornos abiertos.

La cerámica hallada corresponde a las fases III y IV de la secuencia establecida por Rafael Larco Hoyle, lo que indica la presencia de piezas escultóricas decoradas en tonos crema sobre rojo, distintivas de la cultura Mochica. Este conjunto de hallazgos permite comprender mejor la tecnología y los procesos productivos empleados por los antiguos alfareros del valle de Chicama.
Función y relevancia de los talleres en la economía Mochica
El contexto de Cerro Mayal resulta especialmente relevante por su vínculo con el centro político-administrativo mochica de Mocollope, un sitio monumental que, según investigaciones previas, habría ejercido control sobre la producción cerámica local. Tantaleán explicó a la Agencia de Noticias Andina que desde hace décadas se plantea que Cerro Mayal funcionó como una concentración de talleres bajo la supervisión de las élites de Mocollope, quienes utilizaban la cerámica tanto en celebraciones como en actividades de intercambio. “La cerámica que se producía en Cerro Mayal sería a nivel masivo y serviría para entregar a las comunidades e intercambiar con otros productos. Ese sería el modelo económico que se establece para este sitio”, puntualizó el arqueólogo.

Investigaciones previas y procedimientos científicos actuales
El sitio de Cerro Mayal ya había sido objeto de excavaciones en 1992 y 1997 por un equipo liderado por Glenn Russell y Banks Leonard, aunque esas intervenciones fueron limitadas y sus resultados apenas se difundieron. Hasta la fecha, no existían fechados radiocarbónicos que permitieran precisar la cronología de ocupación y uso del lugar, lo que mantenía abiertas varias incógnitas sobre su funcionamiento y relevancia histórica.

En la campaña actual, el equipo del Programa Arqueológico Chicama abrió una nueva unidad de excavación de 6 por 4 metros, con el objetivo de recuperar contextos asociados a la producción cerámica de las fases III y IV. Las muestras de carbón y restos vegetales recolectados serán enviadas a un laboratorio en Estados Unidos para su análisis mediante radiocarbono 14, lo que permitirá establecer una datación precisa de las actividades desarrolladas en el sitio. Tantaleán subrayó a la Agencia de Noticias Andina la importancia de este procedimiento para afinar la cronología y comprender mejor la evolución del complejo.

Colaboración institucional y próximos pasos
El Programa Arqueológico Chicama está codirigido por Henry Tantaleán y Carito Tavera Medina, y cuenta con la participación de bachilleres y licenciados en Arqueología de la UNMSM y de la Universidad Nacional de Trujillo (UNT), así como con asistentes técnicos provenientes del caserío de Garrapón, en el distrito de Casa Grande. Las excavaciones reciben financiamiento de la UNMSM y de la Universidad de South Florida (USF), lo que ha fortalecido la colaboración interinstitucional y el desarrollo de la investigación en la región.
Tras dos semanas de trabajo de campo en Cerro Mayal, el equipo planea cubrir nuevamente el sitio y trasladar los materiales recuperados al laboratorio, donde comenzará la clasificación y el análisis detallado de los hallazgos, en busca de nuevas respuestas sobre la historia de la cerámica Mochica.
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