“Me electrocutaste, Pedrito”: ciencia explica se siente una corriente eléctrica al tocar a una persona u objeto

En medio de una conversación o un saludo casual, muchas personas han experimentado una ligera descarga eléctrica al tocar a alguien. Ese pequeño “toque” o sensación de chispa, tan común como inesperado, suele ir acompañado de una frase igualmente habitual: “me pasaste corriente”.

Aunque para algunos se trata de una simple curiosidad, la ciencia lo explica como un fenómeno físico natural relacionado con la electricidad estática. Lejos de ser algo místico o paranormal, es una reacción perfectamente predecible cuando ciertos factores coinciden.

Un desequilibrio invisible

La electricidad estática se genera cuando hay un desequilibrio entre protones (carga positiva) y electrones (carga negativa) en los átomos que componen los objetos y cuerpos. En estado neutro, estas partículas se encuentran equilibradas, pero al producirse fricción entre dos superficies —como la ropa al vestirse o al caminar con ciertos tipos de calzado— los electrones pueden desplazarse de un cuerpo a otro, creando una acumulación de carga.

Es decir, ese común ‘me pasaste corriente’ se produce por el desequilibrio energético entre nuestro cuerpo y otro objeto durante el pase de electrones. Esa energía se libera bruscamente al entrar en contacto, dando lugar a la típica descarga. Se trata de un fenómeno eléctrico de baja intensidad, pero perceptible al tacto, especialmente en las extremidades.

¿Por qué los humanos somos conductores de electricidad?

Este fenómeno no es exclusivo de los objetos. El cuerpo humano, compuesto mayoritariamente por agua y en constante interacción con impulsos eléctricos para funciones vitales como la comunicación neuronal o la motricidad, también puede actuar como acumulador y conductor de carga.

Según la Universidad de Valencia, al mantener contacto con superficies aislantes o con materiales sintéticos, como alfombras o prendas de poliéster, una persona puede almacenar carga eléctrica. En el momento en que esa carga busca equilibrarse, al tocar a otro individuo con menor carga, se libera en forma de una descarga breve pero perceptible.

Factores ambientales influyen

Las condiciones ambientales influyen directamente en la frecuencia con la que ocurre este fenómeno. Durante el invierno o en climas secos, la electricidad estática se manifiesta con mayor intensidad. El portal de divulgación científica UsefulBS explica que la baja humedad del aire impide que las cargas acumuladas se disipen fácilmente.

En cambio, cuando el ambiente es húmedo, las partículas de agua presentes en el aire actúan como conductoras, facilitando la descarga gradual de las cargas eléctricas antes de que lleguen a acumularse peligrosamente. Por eso es más común sentir estos “toques” en espacios cerrados y secos.

Descargas sin peligro

Aunque suele ser una experiencia sorpresiva, la descarga generada por la electricidad estática es completamente inofensiva en la mayoría de los casos. Según LiveScience, el voltaje de estas descargas puede alcanzar hasta 20 mil voltios, pero la energía liberada (medida en milijulios) es mínima y rara vez representa un peligro real para la salud.

Lo que se percibe es un leve cosquilleo, una contracción muscular instantánea o una sensación de pinchazo que desaparece al momento. En entornos controlados y cotidianos, el fenómeno carece de riesgos reales. Sin embargo, en ciertos contextos industriales o médicos, estas descargas podrían ser peligrosas si interactúan con equipos delicados o sustancias inflamables.

¿Cómo prevenir estas descargas?

Para reducir la frecuencia de estas descargas, diversos especialistas y centros de investigación recomiendan medidas preventivas. Una de las más efectivas es mantener niveles adecuados de humedad en espacios cerrados, utilizando humidificadores si es necesario.

Asimismo, el uso de prendas de algodón o lana, en lugar de materiales sintéticos como el nylon, puede reducir significativamente la acumulación de carga. También se aconseja evitar arrastrar los pies, optar por calzado con suela de cuero y tocar previamente objetos metálicos —como una llave o un pasamanos— para descargar la energía acumulada antes de tocar a otra persona.

Ciencia cotidiana, sin misterio

Lejos de tratarse de un “poder especial” o de un misterio inexplicable, el contacto eléctrico entre personas responde a leyes físicas ampliamente estudiadas. Lo que ocurre cuando alguien “pasa corriente” no es más que el resultado de la interacción entre cuerpos cargados eléctricamente.

Un fenómeno invisible, silencioso y cotidiano, que nos recuerda que la ciencia está presente en los gestos más simples del día a día. Y que incluso lo más inesperado —como un toque eléctrico entre amigos— tiene su explicación.