En el mundo del deporte peruano, ha habido algunos que han sabido dejar el nombre de nuestro país en lo más alto. Y no hablamos del fútbol. Esta vez se trata de los que no tienen el apoyo y la publicidad de los peloteros, pero se las ingenian para practicar el deporte que más aman y destacar al más alto nivel.
Uno de ellos es Alex Olmedo, quien con tan solo una raqueta y muchas ganas no solo se convirtió en el primer peruano, y único, en ganar el torneo de Wimbledon, uno de los cuatro Grand Slams que se disputan año a año en el mundo del tenis.
Y a pesar de que ya pasaron 65 años de esa hazaña, siempre es bueno recordar que, a pesar de los baches que uno puede encontrar en su camino, la recompensa siempre será el éxito.
Desde la Ciudad Blanca

Nacido el 24 de marzo de 1936 en Arequipa (Perú), Alex Olmedo dejó una huella imborrable en el mundo del tenis. Desde sus inicios en el Club Internacional de Arequipa, donde su padre era entrenador, hasta su consolidación como uno de los mejores tenistas del mundo, su trayectoria es un testimonio de dedicación y talento.
En 1958, también ganó el torneo Indoor de los Estados Unidos, mostrando un juego agresivo y variado que lo destacó entre sus pares. Ese mismo año, hizo su debut en un torneo de Grand Slam, ganando el Abierto de Estados Unidos en dobles junto a Ham Richardson.
Su desempeño llamó la atención de Perry Jones, capitán del equipo estadounidense de la Copa Davis, quien vio en Olmedo la pieza clave para vencer a Australia, entonces dominadora del torneo.
Corazón serrano

La incorporación de Olmedo al equipo estadounidense de la Copa Davis no fue fácil, pero su residencia en Estados Unidos y la falta de un equipo peruano propio en 1958 facilitaron su inclusión.
La victoria en la Copa Davis fue un motivo de orgullo nacional para Perú. El presidente Manuel Prado Ugarteche otorgó a Olmedo los “Laureles del Deporte”, la más alta distinción para un deportista peruano. A su regreso a Perú, Olmedo jugó un partido de exhibición en el Estadio Nacional de Lima, que estuvo lleno de entusiastas espectadores.
La temporada de su vida
El año 1959 fue de consagración para Olmedo. Comenzó ganando el Abierto de Australia, derrotando a Neale Fraser en la final. Sin embargo, su triunfo más memorable llegó en Wimbledon.
El 3 de julio de ese año, en la célebre Catedral del Tenis, Alex Olmedo derrotó al australiano Rod Laver con un contundente 6-4, 6-3, 6-1 en solo 71 minutos, dejando una marca imborrable en la historia del torneo.

Olmedo también llegó a la final del Abierto de Estados Unidos en 1959, aunque fue vencido por Fraser. A pesar de la derrota, su desempeño ese año lo consolidó como el mejor tenista amateur del mundo.
Su legado en el tenis fue reconocido en 1987, cuando fue incluido en el Salón Internacional de la Fama del Tenis. Alex Olmedo falleció el 9 de diciembre de 2020 en Los Ángeles, dejando un legado imborrable en el deporte.
Su trayectoria, marcada por triunfos históricos y una dedicación incansable, sigue siendo fuente de inspiración para las futuras generaciones de tenistas.
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