
Día a día buscamos tomar decisiones para vivir más tranquilos. Decisiones que pueden evitarnos pérdidas materiales innecesarias. Pero en este contexto de inestabilidad y en la creciente situación de inseguridad con modalidades muy diversas de robo, esas decisiones se tornan cada vez más necesarias; hasta podríamos pensarlas como resoluciones para nuestra salud.
Leemos en los diarios sobre el ingenio y dedicación de los delincuentes: robos cuando estamos de vacaciones, estafas telefónicas y virtuales, falsos operarios de empresas de servicios, hombres araña, casas marcadas o entraderas cuando estamos llegando a nuestro hogar, salideras en los bancos. Todas modalidades de robo cuyos riesgos pueden minimizarse tomando recaudos, pero también decisiones prudentes como acudir a empresas especializadas en seguridad del hogar, en el resguardo de valores y seguros de vivienda.
¿Y quienes son más afectados en este tipo de maniobras delictivas? Tanto en el acceso a sus casas, como en las salideras de bancos, estafas telefónicas y en domicilio, son nuestros padres y abuelos los principales objetivos, aunque no los únicos. Es que los delincuentes saben que los adultos mayores suelen apegarse a métodos más tradicionales para el resguardo de sus valores y evitar la innovación y las nuevas tendencias y que prefieren tener sus valores cerca, debido a la falta de confianza en algunas instituciones, por lo que quedan mucho más expuestos a daños físicos y/o psicológicos.
Las cajas de seguridad “no bancarias” son una tendencia internacional que se fue consolidando con el correr de los años y con la virtualización, la incorporación de tecnología y sobre todo por la pandemia. Se encuentran tanto en países desarrollados como Europa, Asia y EEUU hasta en países en desarrollo y aún en los limítrofes (Uruguay y Brasil). En EEUU por ejemplo, el 50% de las cajas de seguridad están fuera del circuito bancario. Hay más de 2.300 bóvedas robotizadas en el mundo.
En Argentina empezaron a aparecer empresas en el 2014 y se estima que hay unas 800.000 cajas de seguridad sólo en bancos y más de 50.000 en empresas de resguardo que hay más de 16 en el mercado. Dada la demanda actual, es una cifra que crece anualmente a razón de un 35%. Mientras en el país el 70% de los clientes aún guardan dinero, en el mundo el porcentaje mayor está destinado al guardado de materiales como joyas, escrituras y obras de arte, entre otros valores.
Es un tema habitual en las familias y aún así, muchos terminan siendo víctimas porque los métodos de engaño son cada vez más sofisticados y ocurrentes. Entonces, cuando una persona cercana vive una situación tan desafortunada como las anteriormente mencionadas, volvemos a tomar conciencia y estamos atentos por un tiempo a no tentar a los amigos de lo ajeno, pero no siempre pensamos en soluciones más de fondo.
En los países más desarrollados, los seguros contra robo, incendio e incluso los seguros de vida, están incluidos entre los gastos mensuales básicos porque se entienden como una inversión en previsibilidad y tranquilidad. Sus costos, tanto en esas latitudes como en nuestro país suelen ser muy accesibles.
Es tiempo de incorporar en esas charlas de familia, soluciones que eliminen la posibilidad de engaño y den un espacio de reflexión antes de actuar con desesperación, sin perder la posibilidad de disponer de manera inmediata de sus valores, en caso de necesitarlos para una situación real y no un engaño.
Si bien en Argentina sabemos aceptar la incertidumbre y vivir en ella, podemos tener un marco de seguridad en nuestra casa y para nuestra familia. La previsión, la seguridad y la estabilidad de nuestro espacio familiar están en nuestras manos y, teniendo en cuenta que en CABA se denuncia un robo cada 4 minutos, es importante generar acciones concretas para vivir más tranquilos.
El autor es CEO de Ingot
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