El nuevo escenario mundial exige recetas nuevas de inversión

La época de acciones sobrevaluadas y commodities subvaluados ha llegado a su fin

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Un cartel de Wall Street cerca de la Bolsa de Valores de Nueva York (NYSE), en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos (REUTERS/Brendan McDermid)
Un cartel de Wall Street cerca de la Bolsa de Valores de Nueva York (NYSE), en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos (REUTERS/Brendan McDermid)

El 2020 será recordado como un año bisagra para el escenario mundial, la pandemia Covid 19 obligó a diferentes países a cerrarse, a trabajar a destajo para buscar las vacunas necesarias para mitigar los efectos del virus que se viralizó rápidamente en todos los países con pocas excepciones.

En el terreno financiero también la pandemia obligó a los gobiernos, a los bancos centrales a tomar medidas, unos más otros menos, trataron de liberar liquidez y ayuda para tratar de contener el efecto devastador del cierre de las fronteras.

Los cuatro bancos centrales más importantes del mundo bajaron sus tasas a niveles de 0, y algunos incluso negativas, y empezaron a comprar activos para tratar de detener la debacle de precios en los bonos y acciones que se generó entre mediados de febrero del 2020 hacia fines de marzo del mismo año.

Los cuatro bancos centrales más importantes del mundo bajaron sus tasas a niveles de 0, y algunos incluso negativas

En dicho momento luego de una caída inicial importante en los principales indicadores financieros, Dow Jones industrial, Sp500, Nasdaq, DAX, IBEX, FTSE, se produce una inflación de precios en las acciones muy notoria, elevándose los precios de los índices accionarios en general y tecnológicos en particular que rápidamente recuperaron las pérdidas del primer trimestre del 2020, para en el 2021 visitar territorios desconocidos.

Desde el 2009 el inversor se venía acostumbrando a una firmeza del dólar, de la bolsa de Estados Unidos y a una fuerte subida de los bonos europeos y americanas cuyas tasas se acercaron a 0, y en otros a niveles negativos.

El precio, que es la inversa de la tasa, se infló para bonos en todo el mundo, y bonos considerado de alta tasa llegaron a caer a rendimientos negativos, el negocio era la valorización del precio y pasaron a mirarse como una acción más, y los índices tecnológicos treparon liderados por el Nasdaq a sucesivos y una seguidilla indefinida de máximos históricos.

Sigilosamente en 2020 un nuevo flagelo empezó a gestarse en el mundo como consecuencia de esta política expansiva de los bancos centrales, y ello ha sido la inflación mundial.

Los commodities que habían sido olvidados en la década previa, (el petróleo paso de los 147 dólares del 2008 a niveles negativos en el 2020), empezaron una tendencia alcista y generaron 2020, 2021 y 2022 algunas subidas memorables.

En términos reales, aquella persona que desde el 2020 ha continuado con la receta tradicional de invertir en bonos y acciones, ha sufrido fuertes pérdidas en términos reales, esto es en término de materias primas y el ratio entre los índice de Wall Street y de los commodities empezó a torcer (creemos para toda esta década) una larga tendencia positiva para la bolsa y los bonos y negativa para las materias primas.

Creemos que desde el 2020, sigilosamente, y ahora en el 2022. que ha emergido a la superficie, la forma tradicional de inversión de colocar los ahorros en bonos y acciones ha dado un giro que ha llegado para quedarse. Como ocurre normalmente el ser humano tiende a ver las tendencias lineales cuando las mismas son cíclicas, y creemos que lo empezado en el 2020 es una nueva tendencia, y responde a un cambio cíclico que puede asemejarse al período de 1967-1980 registrado en los mercados mundiales.

En 1984 cuando inicié mis primeras armas en el análisis técnico, mis activos de inicio fueron los commodities, oro y plata, y Wall Street parecía una inversión sin potencial y valor. Entre 1967 y 1980 la Bolsa se estancó luego de una época dorada de 1932 a 1966 en donde el Dow había subido desde niveles de 44 puntos a los 1.000 puntos.

Aquella persona que desde el 2020 ha continuado con la receta tradicional de invertir en bonos y acciones, ha sufrido fuertes pérdidas en términos reales

Le llevó al Dow 17 años superar bien la barrera de los 1.000 puntos y recién allí comenzó lo que puede llamarse la stock-manía, las acciones como la mejor forma de lograr rendimientos positivos a los ahorros y ganar valor en términos reales.

Si uno hiciera un ratio entre el S&P500 y el CRB, uno de los índices más populares de commodities, vemos que desde 1948 el índice S&P500 ha subido más de 200 veces lo que subieron los commodities, sin embargo esta tendencia no fue lineal entre 1966 y 1980.

El techo de 2020 del S&P500 contra los commodities es parte de la finalización de todo el ciclo alcista desde el 2008 y potencialmente desde el comienzo 1948 en donde pueden apreciarse claros cinco movimientos, ciclo completo de Elliott.

Los cinco claros movimientos del S&P500 contra el CRB sugieren que la pérdida del S&P500 contra los commodities es una tendencia que llegó para quedarse y mientras no volvamos a los niveles del 2008, onda previa de caída, no descansará esta nueva tendencia (con recuperaciones menores).

El techo de 2020 del S&P500 contra los commodities es parte de la finalización de todo el ciclo alcista desde el 2008

Esto nos indica que la época de acciones sobrevaluadas y commodities subvaluados ha llegado a su fin. En 2008, el petróleo llegó a valer 147 dólares y el S&P500 a 1.500 puntos. Con un S&P500 comprábamos 10 barriles de petróleo, si tomamos el commodity que más contribuye a los índices: el petróleo, que es uno de los que más subió en los últimos 2 años, hoy podemos comprar más de 40 barriles de petróleo por el valor del S&P500.

Para volver a los valores del 2008, si el petróleo se queda cerca de los 90 dólares actuales, el S&P500 debería volver a los 900 dólares. O si el S&P500 se mantiene en los 4.000 el petróleo debería ir a 400 para estar en niveles de 2008.

Este año 2022 está siendo bastante traumático para los inversores tradicionales de bonos y acciones, porque además de perder el 2020 y 2021, valor sus bonos y acciones en términos reales contra los commodities, están perdiendo en términos nominales con caídas importantes en los precios de acciones y bonos, y subida generalizada de tasas de rendimientos de los bonos de 10 y de 30 años que tantas alegrías le habían dado la década anterior.

En 2021, junto con Eduardo Elzstain, se reflotó el exitoso Dolphin Fund. uno de los fondos más rentables de la década del 90 en Argentina. En este caso cambiamos la denominación a Dolphin Real Assets, cuyo objetivo es proveer al inversor que está sufriendo en la actual coyuntura la forma de poder posicionarse en la nueva tendencia que llegó para quedarse.

Es decir que con la fórmula de un escenario inflacionario mundial y de subida de tasas, los bonos y acciones continuarán sufriendo a lo largo del mundo, y perdiendo en términos reales contra los commodities o materias primas, granos, energía, metales preciosos los que podrían transformarse en la única alternativa para poder defenderse en esta coyuntura.

Quizás la generación baby boomer, o silent, son los mejores posicionados para entender que algo muy importante cambió y llegó para quedarse, los esteroides que le pusieron a los bonos y acciones en 2020 hoy están siendo retirados por los bancos centrales, todo lo que estaba inflado ya en 2020 y se infló aún más en los valores de bonos y acciones parece que se quedaron sin el aire y pueden desinflarse, mientras que la inflación mundial focaliza la atención en la cobertura ante la subida en las materias primas.

Históricamente, el petróleo ha sido el commodity que más correlación tiene contra la inflación, y la experiencia argentina de décadas de este flagelo debe servir de ejemplo de cómo actuar en la nueva coyuntura.

La energía y los alimentos tienen demanda más inelástica que los metales básicos, madera, y en escenario inflacionario deberían ser buena defensa en contraposición contra bonos y acciones.

Con la fórmula en un escenario inflacionario mundial y de subida de tasas, los bonos y acciones continuarán sufriendo a lo largo del mundo

El oro puede ser protagonista en una nueva guerra de moneda fiduciarias, en donde nadie quiere que su moneda se fortalezca. Muchas fuerzas sigilosas afectan los mercados en estos momentos, estar en los zapatos de Jerome Powell, titular de la Fed, es sumamente dificultoso con una tasa en 2,25 e inflación arriba del 9. La convergencia de ambas variables es dificultosa.

Si se pone muy agresiva la Fed puede generar un efecto deflacionario para controlar la inflación, pero eso será recesión y depresión económica, si se pone más laxa la política monetaria puede ser que la inflación permanezca como la década del 70 conviviendo en muchos momentos con el estancamiento.

Si miramos las variables, el petróleo y el S&P500 se encontrarán en 10 barriles por S&P500, la pregunta aquí es con efecto inflacionario, S&P500 en 4000 y petróleo en 400, o deflacionario con petróleo en 900 y S&P500 en 900. Por supuesto existen diferentes combinaciones posibles pero parece que la Fed no tiene fácil la tarea, debe moverse con mucha habilidad para no generar recesión y depresión y a su vez no permitir una inflación descontrolada mundial.

En cualquier caso, la época de acciones y bonos caros y commodities baratos ha llegado a su fin, y lo que empezó tímidamente en 2020 y ya muy marcada en este 2022 llegó para quedarse como una nueva tendencia para esta década. El inversor debe estar listo para cambiar su receta de localización de sus portafolios para hacer frente a esta nueva tendencia mundial.

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