De la fortaleza de un bono demográfico a la hipoteca demográfica

En CABA, y en las afueras también, se advierte un espacio de altísimo nivel económico que contrasta a pocas cuadras con depresiones que demuestran el deterioro que produce la proximidad de la miseria

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La villa 31 es un asentamiento ilegal ubicado en la Ciudad de Buenos Aires. Se extiende desde Retiro hasta Palermo y hoy en día habitan en ella más de 40 mil habitantes.
La villa 31 es un asentamiento ilegal ubicado en la Ciudad de Buenos Aires. Se extiende desde Retiro hasta Palermo y hoy en día habitan en ella más de 40 mil habitantes.

Uno de los discursos más compartidos es el de la necesidad de igualar oportunidades ¿Sobre todo cuando observamos el triste espectáculo que nos ha brindado el acampe piquetero en pleno centro de la Gran Ciudad?

A nadie se le escapa que, más allá del retroceso de los últimos años, la Ciudad de Buenos Aires sigue siendo uno de los espacios urbanos de más alto nivel de Sudamérica. Un espacio abierto en el que, los que habitan la marginalidad, lo invaden, lo complican, y todavía llaman la atención, aunque ya son parte del paisaje.

La Ciudad es hoy un espacio infinitamente menos homogéneo que el de décadas previas. Hoy expone colinas de altísimo nivel económico que contrastan a pocas cuadras con depresiones que demuestran el deterioro que produce la proximidad de la miseria.

También es cierto que, en los márgenes, en las afueras de la Ciudad, los barrios cercados ocultan a los transeúntes vidas de “alto nivel”; y no es menos cierto que, en torno a esos mismos cercos, se multiplican las zonas que bordean la marginalidad amenazante.

Un escenario de tensión social urbanizado se suma a la sensación de inseguridad que el delito cotidiano multiplica

Un escenario de tensión social urbanizado se suma a la sensación de inseguridad que el delito cotidiano multiplica. En este contexto, partiendo de las vidas cotidianas, hablamos de oportunidades. Podemos hablar de la Argentina como “tierra de oportunidades” o de “oportunidades para los que habitan esta tierra”.

Aquí cabe apuntar que no es lo mismo pensar “la Argentina como tierra de oportunidades” que las “oportunidades que la Argentina le brinda a los que habitan esta tierra”. Es demasiado claro.

El acampe en la 9 de Julio es una de las tantas puestas en escena de la carencia de oportunidades de los que habitan esta tierra (Maximiliano Luna)
El acampe en la 9 de Julio es una de las tantas puestas en escena de la carencia de oportunidades de los que habitan esta tierra (Maximiliano Luna)

Si la pobreza, por distintas razones, es el ámbito donde se carece de oportunidades, más allá de los resultados de la última medición del Indec, podemos afirmar, sin lugar a dudas, que la mitad de los niños que viven en la pobreza carecen de oportunidades para poder gozar de la inmensa cantidad de oportunidades que brinda la Argentina.

La mitad de los niños que viven en la pobreza carecen de oportunidades para poder gozar de la inmensa cantidad de oportunidades que brinda la Argentina

Es la gran paradoja que hemos construido los argentinos del Siglo XXI: un país de oportunidades en el que, por crecimiento de la pobreza joven, más de la mitad de los niños argentinos no podrán aprovecharlas.

La consecuencia es que esa dimensión brutal de la pobreza es un freno estructural para que las oportunidades de todos se realicen.

Constructores del freno estructural

Las oportunidades, los recursos naturales, la memoria histórica del manejo de parte de los mismos, no son obra de las recientes generaciones. Somos herederos de esas oportunidades, pero constructores del freno estructural de la mitad de los niños en la pobreza que impedirá aprovecharlas.

Llegados a este punto debo señalar que pari passu con el descomunal crecimiento del número de pobres y la edificación de muros insalvables para que la mitad de los niños que aquí viven pueden aprovechar alguna de esas oportunidades, en la Argentina, hemos llevado a cabo una política muy activa respecto de los instrumentos de la discriminación positiva referidas a minorías activas y militantes.

En muchos casos, se ha tratado de resolver la discriminación de minorías mediante cupos, luego de las luchas urbanas realizadas por esas mismas minorías activas.

Desgraciadamente la pobreza de los niños, es decir, la pobreza del futuro, no es parte del proceso de discriminación positiva. Es en realidad una mayoría pasiva y silenciosa. Hay que temerle a las enfermedades silenciosas. Bien sabemos que esta condición estructural de la Argentina augura un futuro social negativo.

No hay lobistas, ni campañas publicitarias de seguros, de cosméticos, de bebidas, que vendan discriminación positiva para los niños de la pobreza. Por cierto, se invierte en lograr conciencia de discriminación positiva para las minorías activas. La mayoría discriminada de los niños pobres no cuenta con ese apoyo ya que no es “monetizable”.

Cuando se habla de “oportunidades” es habitual aterrizar en los enfoques que proponen analizar la realidad también inventariando debilidades, fortalezas y amenazas.

La pobreza de los niños, es decir, la pobreza del futuro, no es parte del proceso de discriminación positiva. Es en realidad una mayoría pasiva y silenciosa

La escandalosa negación de oportunidades con la que nuestra sociedad, hace décadas, castiga a la mitad de los niños menores de 14 años, es al mismo tiempo la gran amenaza y la gran debilidad para el futuro colectivo.

Amenaza porque será extremadamente difícil desarrollar una vida de paz social en la que -por el peso de la demografía- la tensión de la pobreza vaya originando no “cortes de piquete” momentáneos, sino “cortes de piquete” sin fin.

Las chicas de la pobreza a los 30 años son abuelas y las chicas de los sectores medios, a esa edad, todavía no son madres (Franco Fafasulli)
Las chicas de la pobreza a los 30 años son abuelas y las chicas de los sectores medios, a esa edad, todavía no son madres (Franco Fafasulli)

La debilidad es que, entrando en la tercera década del Siglo XXI, esta sociedad que hace medio siglo generaba Premios Nobel de ciencias, universidades ejemplares y hasta exportaba maquinarias de los primeros pasos de tecnología de punta -claro que con 4% de pobreza-, hoy no dispone ya de la fortaleza de un Bono Demográfico sino de una Hipoteca Demográfica que se agrava con el tiempo. Las chicas de la pobreza a los 30 años son abuelas y las chicas de los sectores medios, a esa edad, todavía no son madres.

Es decir, aquel valor de país joven que era nuestra fortaleza es hoy nuestra debilidad. Debilidad prolongada y llegada al punto de no retorno es una considerable amenaza. Quien no se cuida de las amenazas vive en estado de zozobra o de crisis en crisis.

Aquel valor de país joven que era nuestra fortaleza es hoy nuestra debilidad. Debilidad prolongada y llegada al punto de no retorno es una considerable amenaza

Lo que aún hoy tenemos es, sin duda, un país de oportunidades. Por ejemplo, de energía, de alimentos, al tiempo que la infame invasión de Putin a Ucrania le hace pegar una vuelta a los términos del intercambio.

Pero con lo que actualmente estamos haciendo con la mitad de los niños ¿quién formará el elenco capaz de aprovechar estas oportunidades, claro que incluyendo en las misma a todos nuestros niños? Porque si no los incluimos, esa debilidad y su deriva en amenaza, serán aún mayores.

Es hora de la discriminación positiva. Digamos “el cupo” para la mayoría de la pobreza. Antes de que sea demasiado tarde.

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