Emerge un Chile plurinacional: una mapuche preside la Convención Constitucional

“Que se funde un nuevo Chile, plural, plurilingüe, con las mujeres, con los territorios. Ese es nuestro sueño. Este es el sueño de nuestros antepasados, que se hace realidad”, expresó Elisa Loncón, elegida presidenta del órgano que debe redactar una nueva Constitución

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Elisa Loncón, presidenta de la Convención Constitucional de Chile (EFE/ Elvis González)
Elisa Loncón, presidenta de la Convención Constitucional de Chile (EFE/ Elvis González)

En una jornada histórica cargada de simbolismo, el 4 de julio se realizó la primera sesión de la Convención Constitucional en Santiago de Chile, donde la académica y referente mapuche, Elisa Loncón, fue elegida presidenta del órgano que debe redactar una nueva Constitución.

En sus palabras iniciales, en lengua mapuche mapudungun, en la primera sesión de la Convención Constitucional, habiendo sido elegida presidenta por mayoría absoluta (96 votos) en segunda vuelta, la figura de Elisa Loncón ha marcado un gran hito hacia la consolidación de un cambio profundo en Chile. La movilización popular iniciada en octubre de 2020 y la participación ciudadana en la votación histórica de convencionales constituyentes realizada el 15 y 16 de mayo de 2021 –cuando se impusieron candidatos independientes y de izquierda- abrieron camino a un horizonte de avance hacia un país de carácter plurinacional e intercultural, y la posibilidad de una nueva Constitución ecológica y social.

La votación de respaldo a Loncón de parte de la mayoría de los 155 convencionales demuestra también el carácter transversal y progresista de la nueva composición, la mayoría de ellos referentes de izquierda o centroizquierda que dan cuenta de la nueva representación de un Chile plural y heterogéneo, y al mismo tiempo otra gran derrota de la derecha, que tenía como representante a Harry Jürgensen, quien recibió tan sólo 33 votos en la votación final.

Este gran paso tuvo una ceremonia que marcó el espíritu inaugural de la Convención Constituyente, que tendrá la responsabilidad de redactar la nueva Carta Magna. Este nuevo capítulo en la historia chilena representa un duro golpe al modelo neoliberal predominante en los últimos 40 años y marca el final del legado pinochetista que había instaurado en 1980, durante la dictadura militar encabezada por Augusto Pinochet, una Constitución de marcada tendencia autoritaria y garante de la profundización de las desigualdades sociales, perpetuando los intereses de las corporaciones y los grandes grupos económicos concentrados.

“Agradecer el apoyo a las diferentes coaliciones que entregaron su confianza y depositaron sus sueños en el llamado que hiciera la nación mapuche, para votar por una persona mapuche, mujer, para cambiar la historia de este país”, dijo la referente Elisa Loncón al inicio de su emotivo discurso.

Avanzando en una intervención de profundo rasgo refundacional, Loncón reivindicó los derechos de los sectores históricamente postergados, habló en representación de todas las regiones, todos los sectores del pueblo de Chile, en nombre también de la diversidad sexual, contra el colonialismo y todo sistema de dominación. Agradeció la fuerza para generar el cambio que pueda promover una manera de ser plurales, democráticos y participativos. Un Chile plurinacional, intercultural, que no atente contra los derechos de las mujeres, un Chile que cuide la Madre Tierra. “Que se funde un nuevo Chile, plural, plurilingüe, con las mujeres, con los territorios. Ese es nuestro sueño. Este es el sueño de nuestros antepasados, que se hace realidad”, señaló la presidenta de una Convención que, en un acontecimiento único en el mundo, está integrada en partes iguales por hombres y mujeres.

Entre los ejes principales de avance hacia el reconocimiento de Chile como país plurinacional e intercultural, la Convención Constitucional reunida el domingo ha incorporado a 17 representantes indígenas pertenecientes a los diez pueblos originarios chilenos reconocidos por el Estado.

Elisa Loncón ocupa uno de los 17 escaños reservados para indígenas, siete de los cuales fueron para el pueblo mapuche, dos para el pueblo aimara y un representante de cada uno del resto de las comunidades: kawésqar, rapanui, yagán, quechua, atacameño, diaguita, colla y chango. Entre las principales demandas de estas comunidades está la de crear un Estado plurinacional, con el que se acepte su autonomía y sus derechos. Además, plantean la necesidad de contar con garantías en términos territoriales y el reconocimiento de su cultura y su lengua, entre otras reivindicaciones.

Finalmente, en su discurso, la parlamentaria mapuche hizo referencia a la intención de una Convención que va a ser participativa, con una dirección rotativa y colectiva, que de espacio a todos los sectores representados: “Todos juntos vamos a refundar este Chile. Tenemos que ampliar la democracia, tenemos que ampliar la participación, convocando hasta el último rincón de Chile, a un proceso que sea transparente”.

Sus palabras contrastan radicalmente con el modelo neoliberal de un chile elitista, racista y patriarcal, gobernado una casta política históricamente se ha negado a perder sus privilegios. La vieja política en Chile está muriendo y la nueva política está naciendo. La Convención Constituyente representa un parto a partir del cual nacerá una nueva Constitución y un nuevo proyecto de país, caracterizado por un Chile social, ecológico, plurinacional e intercultural. Deja de ser un Chile para pocos donde las mayorías fueron postergadas, para pasar a ser un Chile para todos y todas.

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