
Es evidente el fracaso de las políticas sanitarias llevadas adelante por el gobierno nacional. Llegó la hora de que el presidente Alberto Fernández y el ministro de Salud Ginés González García pidan disculpas a todos los argentinos y acepten que se equivocaron con la estrategia para enfrentar la pandemia. Los hechos demuestran que esta cuarentena ineficiente debe cambiar de rumbo; urge renovar el entorno de epidemiólogos con perspectiva más amplia y el Presidente debe producir cambios en el gabinete y fundamentalmente en la agenda de gobierno.
Durante estos 200 días de confinamiento hemos visto a un ministro que no supo estar a la altura de las circunstancias, ausente, que confunde al Presidente con diagnósticos erróneos, arrastrando así a los argentinos a la cuarentena del miedo más larga del mundo y a un deterioro fenomenal de la economía. La salud y el miedo son la pantalla que usan para ocultar los grandes problemas que han generado ellos mismos en la economía.
Los resultados son desastrosos, en el ranking mundial Argentina es sexta en casos positivos de Covid. Tal como las estadísticas lo señalan, el “gobierno de científicos” no acertó en nada en la estrategia sanitaria y tampoco tiene plan para la economía.
Hoy, entre los datos más tristes y alarmantes nos encontramos con que la mitad de los argentinos se encuentran por debajo de la línea de la pobreza, el 14% no tiene empleo y 9 millones argentinos están siendo asistidos por el IFE. Evidentemente el Presidente está más ocupado escuchando los reclamos de La Cámpora y avanzando con la agenda de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, la cual está lejos de las soluciones que demanda la ciudadanía.
El Frente de Todos plantea un modelo de Estado que debe asistir en todo, poniendo subsidios para que los argentinos y las argentinas se queden en sus casas sin producir nada y empobreciendo cada día más al país. En cambio, hay una gran mayoría que rescata a la persona que trabaja, la cultura del esfuerzo, la que genera riqueza.
Mendoza ha demostrado que las cosas pueden realizarse de otra manera, cuidando la salud pero también el empleo, con responsabilidad, con la presencia de un Estado que acompaña al sector privado para en conjunto aminorar los efectos brutales de la pandemia. Nuestra provincia desarrolló una estrategia que ha permitido reforzar e invertir en el sistema sanitario, con la economía funcionando y resguardando el empleo. Tenemos la certeza de que el confinamiento no puede ser la única respuesta a la crisis sanitaria.
Estamos convencidos hoy más que nunca de que la responsabilidad de quienes gobiernan, a nivel provincial y nacional, es preservar el equilibrio entre la salud y la economía. Así lo seguiremos haciendo en Mendoza.
Ahora bien, luego de siete meses de confinamiento, todavía vemos a un Ejecutivo Nacional enamorado de la cuarentena frente a un colapso económico y una sociedad angustiada, harta, empobrecida, que necesita vislumbrar esperanza y recuperar su libertad.
Hasta que llegue la vacuna, habrá que convivir con el virus: debemos seguir apelando a la responsabilidad ciudadana y a tirar todos para el mismo lado. Pero ya es hora de que los expertos y los funcionarios que se equivocaron den un paso al costado.
La autora es senadora nacional por Mendoza (UCR-Juntos por el Cambio)
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